Tener un horario regular para acostarse y levantarse también beneficia la salud
Un nuevo estudio encontró que las personas con patrones de sueño irregulares pesaban más, tenían niveles más altos de azúcar en la sangre, mayor presión arterial y un mayor riesgo proyectado de tener un ataque cardíaco o un derrame cerebral dentro de los 10 años, en comparación con aquellos que dormían y se despertaban a la misma hora todos los días.
Un nuevo estudio sobre patrones de sueño sugiere que una hora regular de acostarse y levantarse es tan importante como la cantidad de horas que se duermen para el corazón y la salud metabólica entre los adultos mayores.
El estudio fue publicado recientemente en la revista Scientific Reports , y contó con la participación de 1,978 adultos mayores.
Lo llevaron a cabo investigadores de la Universidad Duke Health y el Instituto de Investigación Clínica Duke quienes encontraron que las personas con patrones de sueño irregulares pesaban más, tenían niveles más altos de azúcar en la sangre, mayor presión arterial y un mayor riesgo proyectado de tener un ataque cardíaco o un derrame cerebral dentro de los 10 años, en comparación con aquellos que dormían y se despertaban a la misma hora todos los días.
Los durmientes irregulares también fueron más propensos a informar depresión y estrés que los durmientes regulares, lo cual está relacionado con la salud del corazón, señalaron los investigadores.
Asociación
Según explicaron los hallazgos muestran una asociación entre la regularidad del sueño y el corazón y la salud metabólica, pero no una relación de causa y efecto,
«De nuestro estudio no podemos concluir que la irregularidad del sueño produce riesgos para la salud, o si las condiciones de salud afectan el sueño», explicó Jessica Lunsford-Avery, autora principal del estudio.
«Quizás todas estas cosas se están impactando», agregó.
De todas maneras señaló que los datos obtenidos sugieren que el seguimiento de la regularidad del sueño podría ayudar a identificar a las personas en riesgo de enfermedad, y donde las disparidades de salud pueden afectar a grupos específicos, como los afroamericanos, debido a que estos fueron los que mostraron patrones de sueño más irregulares en comparación con los participantes que eran blancos, chino-americanos o hispanos.
«Las enfermedades cardíacas y la diabetes son extremadamente comunes en los Estados Unidos, son extremadamente costosas y también son las principales causas de muerte en este país», recordó Lunsford -Avery, que consideró que «en la medida en que podamos predecir las personas en riesgo de estas enfermedades, podremos prevenir o retrasar su aparición».
Para el estudio los participantes usaron dispositivos que rastrearon los horarios de sueño hasta el último momento para que los investigadores pudieran saber si incluso los cambios sutiles, acostarse a las 10:10 pm en lugar de las 10 pm habituales, estaban relacionados con la salud de los participantes.
La edad de los voluntarios variaba de 54 a 93, y las personas con trastornos del sueño diagnosticados como la apnea del sueño no se incluyeron.
El estudio también rastreó la duración del sueño de los participantes y el momento preferido, ya sea que alguien se acostara temprano o fuera un ave nocturna. De acuerdo con estas medidas, las personas con hipertensión tendían a dormir más horas, y las personas con obesidad tendían a quedarse despiertas más tarde, detallaron los investigadores.
La investigación también mostró que los durmientes irregulares experimentaron más somnolencia durante el día y fueron menos activos, tal vez porque estaban cansados, dijo Lunsford-Avery.
Más estudios
Ahora los investigadores planean realizar más estudios durante períodos más largos para lograr determinar cómo la biología causa cambios en la regularidad del sueño y viceversa.
«Tal vez hay algo sobre la obesidad que interrumpe la regularidad del sueño», señaló la líder del estudio. «O, como sugieren algunas investigaciones, quizás un sueño deficiente interfiere con el metabolismo del cuerpo que puede conducir al aumento de peso, y es un círculo vicioso. Con más investigación, esperamos entender qué está pasando biológicamente, y quizás entonces podríamos decir lo que viene primero o cuál es el pollo y cuál es el huevo», concluyó.
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