Las mujeres uruguayas están en el Parlamento desde hace 68 años
Una ley de diciembre de 1932, que lleva el número 8.927, puso fin al reclamo cívico de igualar los derechos políticos de hombres y mujeres en el territorio de la República. El artículo primero de la norma, decía: «reconócese el derecho de la mujer al voto activo y pasivo tanto en materia nacional como municipal». Después de muchos años de movilizaciones a lo largo y ancho del país, las mujeres pudieron votar por primera vez en los comicios del 27 de marzo de 1938.
Aún así, debieron aguardar hasta el verano de 1943 para asistir a la experiencia inédita de ver a mujeres desempeñándose en roles legislativos. En las elecciones de noviembre de 1942 resultaron electas una senadora colorada (Sofía Alvarez de Demichelli, del ala conservadora), y dos diputadas, una colorada (Magdalena Antonelli Moreno, del batllismo) y la otra comunista (Julia Arévalo de Roche) .
El 1 de marzo de 1943 varios senadores pasaron a integrar el gabinete del presidente Juan José de Amézaga. Uno de ellos, Luis Matiaude, resultó designado ministro de Salud Pública. Su suplenta era Isabel Pintos de Vidal, que se convirtió en la primera senadora batllista de la historia uruguaya.
El control de las dos ramas legislativas por parte del Partido Colorado era abrumador: 19 de los 30 escaños del Senado, y 58 de las 99 bancas de la Cámara de Representantes eran ocupadas por integrantes de esa fuerza política.
Abogada de profesión, Alvarez de Demichelli (1899-1984) había sido la cuarta candidata de la lista del sector Libertad y Justicia (derecha colorada) que obtuvo 31.903 votos, accediendo a cuatro escaños. Junto a Alvarez ingresaron a la Cámara Alta César Charlone, Daniel Castellano y Domingo Bordaberry, abuelo de Pedro Bordaberry, el actual secretario general del coloradismo.
Casada con Alberto Demichelli (de extensa actividad pública, incluso como presidente interino del país por unas semanas, cuando cayó Juan Maria Bordaberry en 1976, en plena dictadura), Sofía Alvarez integró con destaque a partir de 1934 el Consejo del Niño, y estuvo en la redacción de la Ley de Derechos Civiles de la Mujer, en 1946.
La otra senadora colorada en todo el período, pero del ala batllista, fue Isabel Pintos de Vidal (1885-1969), que ingreso por Mattiaude, y permaneció en esa cámara durante los cuatro años, siendo reelecta en 1946 y en 1950. Maestra primero, después abogada, presidió el Ateneo de Montevideo y cofundó la Asociación Cristiana Femenina. Fueron en total 10 los batllistas que integraron ese cuerpo. Entre otros, Tomas Berreta, Justino Zabala Muñiz, Lorenzo Batlle Pacheco, César Mayo Gutiérrez, Ledo Arroyo Torres, Francisco Forteza.
En diputados, se integraron la batllista Magdalena Antonelli Moreno, -que ocupaba el lugar 11 de la lista 15 de Montevideo, que conquisto 13 bancas, y encabezada Ricardo Cosio, Eduardo Acevedo Alvarez, y Luis Batlle Berres,- y Julia Arévalo de Rocha, titular de la lista 63 de Montevideo del Partido Comunista, que alcanzó a obtener en total dos bancas (el otro titular, fue Antonio Richero).
Antonelli actuó como titular de la banca hasta 1947, y después hizo varias suplencias en la siguiente legislatura, según la investigación del exdirector de la Biblioteca del Poder Legislativo, Luis Alberto Musso (Tablas Cronológicas de la Cámara de Representantes, 1971).
Arévalo de Roche, que era obrera (Barriga Negra, actual Lavalleja, 1898-1985), integraba la direccion de su partido desde 1934, ocupó la formula presidencial postulada en los comicios de 1942 (Eugenio Gómez-Julia Arévalo, 14.330 votos en 574.700 votos validos computados). En el período siguiente estuvo en el Senado (1947-1951), y después actuó como edila en la Junta de Montevideo. En 1955, fue una de las impulsoras de la refundación comunista (caída de Gómez de la secretaria general; nuevo encuadre ideológico y organizativo), acaudillada por Rodney Arismendi.
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