Sanguinetti: "En Uruguay no desapareció ningún niño"
En la misiva, Sanguinetti enfatizó que «no está en sus manos, ni en las de nadie, la capacidad milagrosa de dar una inmediata respuesta a la demanda del escritor», y recordó que tiempo atrás ordenó una «minuciosa» revisión de los antecedentes judiciales del caso y que «en ninguno de ellos aparecen nuevos elementos de juicio que aporten algún indicio sobre la presencia de la nuera de Gelman en Uruguay».
Señaló también que: «Nadie sería más feliz que el suscrito –conductor de una salida democrática en la que se buscó reparar todo lo reparable entre todos los daños causados por el gobierno de facto– en el caso de que el testimonio de alguno de los protagonistas de esos dolorosos sucesos permitiera ubicar al nieto de Gelman».
El mandatario reivindicó a su vez su condición de «demócrata que se opuso tenazmente a la dictadura», y advirtió que existe una «campaña política y períodística de desprestigio» en su contra para crear confusión y hacer aparecer que él «tiene alguna responsabilidad en el caso o es insensible frente a tamaña atrocidad».
El pasado 18 de enero, Sanguinetti recibió en su despacho del Edificio Libertad la carta suscrita por Günter Grass, y otros miles de intelectuales, alemanes, suizos y austríacos en la que reclamaron una «verdadera investigación a fondo» para esclarecer los hechos.
Es la segunda vez que el mandatario hace referencia al tema a través de una carta pública.
El pasado 5 de noviembre, Sanguinetti –en carta dirigida a Gelman– reconoció por primera vez que el tema de los detenidos desaparecidos no estaba cerrado y manifestó ser partidario de que los familiares de las víctimas «encuentren la información que reclaman y se dé un paso más para cerrar este triste capítulo de nuestra historia».
El pedido de Gelman al gobierno uruguayo para que investigue la suerte de sus familiares, dio lugar a una intensa movilización internacional en solidaridad con el escritor argentino.
Reproducimos a continuación la carta del Presidente uruguayo:
«Señor Günter Grass
Presente
De mi consideración:
Hago referencia a la carta que usted me ha dirigido junto a otros varios intelectuales alemanes, en relación al esfuerzo por ubicar a un nieto del poeta argentino Juan Gelman.
En tal sentido, me permito subrayar aquí algunos hechos que contribuyen a colocar esta situación en la perspectiva correcta, especialmente habida cuenta de que no siempre se dispone en Europa de información abundante sobre la historia reciente de nuestros países.
Hace unos 24 años, cuando se registraron los sucesos investigados, Uruguay, Argentina y muchos otros países latinoamericanos eran gobernados por dictaduras. Por entonces quien suscribe tenía proscriptos sus derechos políticos y prohibido ejercer su profesión de periodista.
En la medida de lo posible, desarrolló una clara militancia en favor del restablecimiento de la democracia, algo que posteriormente fue reconocido por el pueblo uruguayo al confiarle la presidencia, en 1984, del primer gobierno que superó esta situación. se enfrentó a quienes querían perpetuar el gobierno de facto, que incluso distinguieron con un grave atentado contra su estudio en el centro de Montevideo.
Los hechos conocidos sobre este tema son que el hijo y la nuera de Gelman fueron detenidos en Argentina por argentinos.
El infortunado destino de su hijo pudo comprobarse: fue asesinado en Argentina.
De su nuera se sabe que estuvo recluida en un lugar clandestino de detención de Buenos Aires, junto a muchas otras víctimas de esos años, entre ellas un grupo de uruguayos que habían sido detenidos en el vecino país.
Estos ciudadanos uruguayos, trasladados clandestinamente a Uruguay, fueron de los pocos detenidos en ese «pozo» que sobrevivieron.
Juan Gelman, en base a un testimonio que no se ha logrado aún corroborar con otra fuente, alude a la posibilidad de que su nuera pudiera haber acompañado al grupo de uruguayos que fueron trasladados a Montevideo.
El caso sería entonces enteramente excepcional, en tanto los trasladados a Montevideo eran todos uruguayos. Y doblemente excepcional, en cuanto no se ha denunciado en Uruguay la sustracción de ningún niño nacido en cautiverio, práctica que en cambio fue usual en Argentina.
En los hechos, no desapareció ningún niño en territorio uruguayo y los hijos de parejas uruguayas a los que se les sustrajo la identidad en ese triste período fueron en todos los casos víctimas de sucesos ocurridos en Argentina.
Ocurre asimismo que este episodio aparece como excepcional en la historia de la dictadura uruguaya, en tanto fue minuciosamente investigado por la justicia civil y resultó en el pago de muy cuantiosas indemnizaciones económicas a varios de los detenidos clandestinos que fueron trasladados desde Buenos Aires.
Esas actuaciones judiciales recogieron numerosos testimonios de víctimas y testigos.
Al recibirse el pedido de Gelman ordené –entre otras muchas actuaciones– una minuciosa revisión de todos estos antecedentes judiciales.
En ninguno de ellos aparecen nuevos elementos de juicio que aporten algún indicio sobre la presencia de la nuera de Gelman en Uruguay.
Estos hechos inclinarían a descartar esa posibilidad.
No obstante, se ha continuado con la búsqueda de nuevas informaciones sobre el tema.
Sepa usted que nadie sería más feliz que el suscrito –conductor de una salida democrática en la que se buscó reparar todo lo reparable entre todos los daños causados por el gobierno de facto– en el caso de que el testimonio de alguno de los protagonistas de esos dolorosos sucesos permitiera ubicar al nieto de Gelman o a cualquiera de los niños desaparecidos en Argentina.
Pero no está en sus manos, ni en las de nadie, la capacidad milagrosa de dar una inmediata respuesta a la demanda del escritor, cuando no aparece nueva evidencia alguna y los hechos comprobados que se conocen se desarrollaron todos en otro país y tuvieron por protagonistas a argentinos, no a uruguayos.
Comprenderá entonces que el pedido que usted me hace no puede promover más esfuerzos que los que ya se han hecho y se siguen haciendo por tratar de arrojar luz sobre este caso.
Y debiera también usted tener en cuenta que este pedido confunde, porque un lector distraído o desinformado puede pensar que Sanguinetti, un demócrata que se opuso tenazmente a la dictadura, tiene alguna responsabilidad en el caso o es insensible frente a tamaña atrocidad. De este modo gente respetable, con las mejores intenciones, termina convirtiéndose en instrumento de una campaña política y periodística de desprestigio dentro de Uruguay y que en su momento tuvo inmediatas finalidades electorales y que hoy continúa, con metas a más largo plazo.
Sepa usted entonces, que el Presidente democrático de Uruguay ha hecho y seguirá haciendo cuanto está a su alcance para esclarecer este hecho.
Le saluda atentamente
Julio María Sanguinetti».
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