debate presidencial

Delgado trató de mostrarse como un líder y destacó su experiencia en este gobierno

En el debate presidencial, Delgado se presentó como un líder preparado y comprometido con el desarrollo y la unidad nacional, mientras lanzaba chicanas que cayeron en saco roto.

Foto cortesía de Rodrigo Viera Amaral / APU
Foto cortesía de Rodrigo Viera Amaral / APU

En el marco del reciente debate presidencial, el candidato del Partido Nacional (PN), Álvaro Delgado, aprovechó sus últimos minutos de intervención para realizar una reflexión sobre su trayectoria y las circunstancias que enfrenta el país. Recordando su tiempo como secretario de Presidencia durante la crisis sanitaria provocada por la pandemia, Delgado se dirigió a la audiencia con una pregunta retórica que buscaba provocar la reflexión sobre el liderazgo en tiempos de crisis: “Si mañana Uruguay se viera ante una nueva crisis, ¿quién les brindaría más confianza y tranquilidad en el mando del país?”.

Delgado se propuso a sí mismo, en un tono un poco mesiánico, como un candidato con la preparación y la experiencia necesarias para asumir la responsabilidad de liderazgo en momentos difíciles. Se presentó como un “capitán del timón” que está listo para guiar a Uruguay, afirmando que su capacidad no solo se limita a enfrentar “aguas tormentosas”, sino que también está dispuesto a gobernar en períodos de estabilidad.

A su juicio, es fundamental mostrarle al electorado que está al tanto de los retos que enfrenta el Uruguay y que entiende la trascendencia de la elección que se avecina. Sin mencionarlo, Delgado sabe que todas las encuestas le son desfavorables, y dan una virtual victoria a Yamandú Orsi.

Delgado lanzó chicanas, pero fueron ignoradas por Orsi

En su discurso, el candidato enfatizó su compromiso con el progreso del país, asegurando a los uruguayos que ha captado el mensaje que resuena en la campaña electoral y que está preparado para hablar de un futuro mejor. Planteó que, en caso de llegar a la presidencia, buscaría implementar un “camino de concordia” que le permita gobernar para todos los ciudadanos. Delgado se comprometió a trabajar para que, en un horizonte de cinco años, Uruguay sea reconocido como el país más desarrollado de América Latina.

El debate presidencial, según Delgado, representó una oportunidad fundamental para que los ciudadanos comparen las diferentes propuestas de los candidatos. Lo describió como una “entrevista de trabajo”, en la que cada candidato tiene la posibilidad de mostrar su preparación, su programa y sus ideas, permitiendo así a la población tomar decisiones informadas. En este contexto, subrayó la importancia del evento, al ser el segundo de su tipo desde 2019.

En su presentación, Delgado delineó una clara división entre dos modelos de gobernanza. Por un lado, el de la coalición de gobierno, que asegura es símbolo de estabilidad, crecimiento económico, seguridad y libertades para la sociedad. Por el otro lado, el modelo del Frente Amplio, al que caracterizó como un supuesto regreso al pasado, impulsado por una ideología que, según él, generaría incertidumbre, mayor carga impositiva, y una reducción en las libertades individuales.

Le lanzó varias chicanas a Orsi, quien prefirió no bajar al terreno de la polémica y las ignoró por completo, al tiempo que evitó también mencionar los varios escándalos de corrupción del gobierno de Luis Lacalle Pou, del que Delgado fue personaje principal.

Orsi evitó caer en las chicanas de Delgado y mencionar escándalos del gobierno de Lacalle

Yamandú Orsi evita confrontaciones en el debate presidencial, centrando su estrategia en…

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