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Delgado propuso pagar a jóvenes por terminar el liceo. Orsi dijo “que lo hagan ahora que son gobierno”

Orsi cruzó a Delgado por la propuesta de este último de dar un "premio económico" a los jóvenes por terminar la educación secundaria.

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En la reciente convención del Partido Nacional, celebrada el sábado pasado, el candidato a la Presidencia de Uruguay, Álvaro Delgado, presentó una serie de propuestas dirigidas a un hipotético gobierno futuro.

Entre las medidas planteadas, una de las más llamativas fue la iniciativa de otorgar un “premio económico” a los jóvenes de los niveles socioeconómicos más bajos que logren completar su educación en el liceo.

Delgado, en su discurso, subrayó su intención de concentrarse en “los dos quintiles más pobres del Uruguay”, poniendo el foco en el problema persistente de la deserción escolar en la Educación Media.

“Es un problema y es un problema grande. No podemos pensar en ser un país desarrollado y el más de América Latina si no cambiamos ese paradigma y ese guarismo”, declaró Delgado, reiterando su objetivo a largo plazo de posicionar a Uruguay como el país más desarrollado de la región, una ambición que ha mencionado en ocasiones anteriores.

El exsecretario de Presidencia del actuarl gobierno de Luis Lacalle Pou planteó que esta solución “no tiene antecedentes en Uruguay, pero sí en algunos países del mundo”. La idea consiste en generar un sistema de incentivos económicos para los jóvenes pertenecientes a los sectores más desfavorecidos, específicamente los del primer y segundo quintil más pobre. El propósito es recompensar económicamente a aquellos que logren finalizar el liceo, creando así un incentivo fuerte para no abandonar los estudios.

Delgado no ocultó las implicancias económicas de su propuesta, reconociendo que “eso lleva plata, sí. Claro que lleva plata”. Sin embargo, defendió firmemente la idea al sostener que “es la plata mejor invertida de todas”.

En sus propias palabras, nunca sería visto como un gasto, sino como una inversión significativa y una oportunidad destinada a garantizar que “no haya un muchacho en Uruguay que no haya terminado el liceo”.

Durante la convención, también se formalizó la candidatura de Delgado junto con Valeria Ripoll como fórmula —aprobada con 441 votos de 442— y se ratificó el programa de gobierno para el periodo 2025-2030 de manera unánime. En su presentación, Delgado detalló varios ejes estratégicos para lo que él denomina un “segundo piso de transformaciones”.

Uno de los ejes del discurso se centró en la sociedad y las familias, incluyendo la propuesta de incentivar económicamente a los jóvenes de los sectores más pobres. Este enfoque busca, además, “intentar bajar a la mitad la pobreza infantil en Uruguay en cinco años”. Para fortalecer este objetivo, Delgado proyecta una inversión de US$200 millones en primera infancia hasta el final del próximo quinquenio.

Adicionalmente, Delgado aseguró tener compromiso en dar “prioridad” y de “universalizar” el acceso a las escuelas de tiempo completo. Su intención es brindar “oportunidades en el arranque”, asegurando que no solo se distribuya la educación de calidad, sino que esta sea accesible desde los primeros años de formación.

Orsi cruzó a Delgado: “Que lo hagan ahora que son gobierno”

Durante una reciente rueda de prensa, el candidato de la coalición de izquierda Frente Amplio, Yamandú Orsi, fue consultado sobre la propuesta lanzada por Álvaro Delgado, representante del Partido Nacional.

Orsi no tardó en criticar la viabilidad y el momento de la propuesta, considerando la posición actual de Delgado en el gobierno. “Que lo hagan ahora que son gobierno”, respondió tajantemente Orsi, sugiriendo que los partidos gobernantes tienen la capacidad de implementar estas medidas sin esperar a un cambio de administración.

Orsi cuestionó la sinceridad y el timing de la propuesta de Delgado. Subrayó: “Si lo propone es porque él sabe los números y sabe los costos que tiene. Alguien que estuvo en la Secretaría de la Presidencia sabe, entonces que lo haga mañana, que se lo plantee al presidente para que arranque ahora”. Esta fuerte declaración apunta a una percepción de que las promesas hechas durante las campañas electorales podrían no materializarse si no se abordan de inmediato.

Además de las críticas sobre las propuestas educativas, Orsi también expresó su descontento con la política de seguridad sugerida desde filas oficialistas, específicamente los allanamientos nocturnos. Describió esta medida como una “solución aislada” que, en su opinión, tiene un propósito más electoral que efectivo. “Tienen más olor a marketing que a otra cosa”, concluyó, sugiriendo que estas medidas se utilizan más como estrategia de campaña que como soluciones concretas y efectivas a problemas persistentes como el narcotráfico.

Por otro lado, Carolina Cosse, candidata a la vicepresidencia por la misma coalición, se centró en las necesidades de vivienda, destacando que abordar esta problemática puede también generar nuevas oportunidades de empleo. Cosse ve el problema de acceso a la vivienda como una posibilidad para el desarrollo económico, al sugerir que la inversión en construcción puede simultáneamente proporcionar hogar y empleo. “Ahí juntamos un problema con una oportunidad”, acotó, sugiriendo un enfoque integral para el desarrollo del sector.

Cosse también hizo hincapié en la importancia del turismo en el norte del país, viendo en departamentos como Artigas y Salto un potencial que podría ser aprovechado y promovido como parte del crecimiento económico regional.

En respuesta a las consultas sobre políticas para erradicar asentamientos, Cosse se refirió al programa del Frente Amplio, que “marca un esfuerzo presupuestal”, e hizo un llamado a profundizar en las “herramientas como la vivienda cooperativa”, las cuales han mostrado ser efectivas en el pasado. Orsi complementó este razonamiento sugiriendo que la reducción presupuestal podría limitar el avance en políticas habitacionales eficaces: “Hay algo que está en la tapa del libro, si uno recorta presupuesto lo más probable es que haga menos”, dijo, criticando lo que considera una falta de acción concreta respecto de las promesas hechas a los ciudadanos.

 

Las ideas de Delgado son, según él mismo, innovadoras en Uruguay, pero ya se han probado en otros países con resultados mixtos y, en casos, no concluyentes respecto a si son positivos o negativos estos proyectos.

La idea de otorgar incentivos económicos a los estudiantes para que completen su educación secundaria no es novedosa y ha sido implementada en varios países con diferentes resultados. Este tipo de programa, conocido como “transferencias condicionadas”, se ha probado con el objetivo de reducir la deserción escolar y mejorar el acceso a la educación, especialmente entre los sectores más desfavorecidos.

1. México – Programa Oportunidades/Prospera: Uno de los programas más destacados es el implementado en México, que comenzó como “Progresa” y después fue renombrado a “Oportunidades” y recientemente “Prospera”. Este programa proporcionaba transferencias monetarias condicionadas a familias de bajos ingresos, pero con la condición de que los niños asistieran regularmente a la escuela y recibieran atención médica.

El problema más importante que ha encontrado este programa en México, un país con casi 35 millones de estudiantes, es lograr llegar a los lugares más alejados, así como la sostenibilidad en el tiempo, que requiere de la transversalidad política, en el sentido de que, de un gobierno a otro, el programa debe subsistir a las diferencias ideológicas.

En Brasil, el fenómeno del programa Bolsa Familia, instaurado en 2003 por el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva, también ha tenido resultados mixtos, con un aumento en la tasa de permanencia escolar y una disminución de la pobreza. Pero cuando Jair Bolsonaro lo reformó en 2021, y le cambió el nombre por “Auxilio Brasil”, trató de ampliar los beneficios y actualizar los criterios de elegibilidad en medio de la pandemia del coronavirus. Sin embargo, el alcance no creció y sigue enfrentando algunos desafíos estructurales que van más allá de la mera intención de mantener a los educandos en la escuela.

Mantener el financiamiento necesario para soportar el alcance del programa ha sido un desafío constante, especialmente en contextos de restricciones presupuestarias y fluctuaciones económicas.

Ha habido casos de personas que se aprovechan del sistema mediante la presentación de información falsa para recibir beneficios, lo que exige fuertes mecanismos de control y monitoreo para evitar la corrupción entre los funcionarios y entre los beneficiarios.

 

 

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