Sanguinetti: “Hubiera sido estúpido el que planteara enjuiciar a los militares después de la dictadura”
El expresidente explicó los motivos que él entiende como válidos por los cuales se negoció hubo una amnistía hacia los Tupamaros y hacia los militares.
El expresidente de la República, Julio María Sanguinetti, dijo en una reciente entrevista que, para él, «hubiera sido estúpido» proponer que los militares perpetradores del golpe de Estado deberían haber sido enjuiciados por los delitos de lesa humanidad que cometieron.
En Uruguay, los militares y policía que mataron, violaron, torturaron y desaparecieron personas durante la dictadura, estuvieron impunes por décadas, a diferencia de lo que hizo Argentina, que llevó a prisión a los altos mandos marciales de su dictadura y terminaron con importantes condenas por violaciones a los Derechos Humanos.
“Solamente gente que no tiene la menor idea de la vida humana, digamos así, puede imaginar que nosotros podíamos sentarnos delante de los tres comandantes que estaban procurando una salida y decir: ‘Bueno, miren, señores, lo primero que vamos a hacer es amnistiar a todos los Tupamaros’”, explicó Sanguinetti en un podcast de El Observador.
Según el exmandatario derechista, el simple hecho de plantear eso o proponer enjuiciar a los militares hubiese terminado con la reunión. “Hubiera sido simplemente estúpido el que planteara eso. A mí me hace mucha gracia cuando dicen: ‘¿Pero usted no lo planteó?’ ¿Cómo lo ibas a plantear?”, reflexionó.
Al contrario, lo que se pactó fue una amnistía para presos políticos, entre los que habían algunos Tupamaros, y se instauró la Ley de Caducidad, con la cual se ofreció inmunidad a los militares que, desde la dictadura, cometieron delitos de lesa humanidad.
«Lo ético hubiera sido juzgar a todos, todos los crímenes de todo tipo —los que habían quedado pendientes de la guerrilla o lo que pudiéramos encontrar entonces del Ejército—», agregó Sanguinetti poniendo en la misma categoría a los militares de la dictadura, que hicieron actos de terrorismo de Estado, y al grupo civil MLN-T.
“Cuando nos ponemos en una ética de responsabilidad del punto de vista político —en el que el primer valor a conservar es la paz de hoy y los derechos humanos de los tres millones de uruguayos hoy y no ponerlos en riesgo— ya las cosas las podemos mirar desde otra óptica y ahí es donde sí hubo una amnistía hacia la guerrilla y una amnistía luego hacia los militares”, concluyó Sanguinetti.
50 años del golpe de Estado
Se cumple 50 años del golpe de Estado en Uruguay, cuando el entonces presidente colorado, Juan María Bordaberry, le tendió el puente a los militares para que subieran a bordo del gobierno y se hicieran de los tres poderes del Estado: se gestó así el golpe de junio de 1973 que dio inicio a la más oscura y sangrienta época de la historia moderna uruguaya.
Años antes, en setiembre de 1970, el presidente Jorge Pacheco Areco emprendió, junto con los militares, una fuerte persecución contra el Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T), una batalla que le encomendó a Bordaberry cuando le sucedió en el Ejecutivo desde 1972.
Fue el 27 de junio de 1973 cuando, oficialmente, Juan María Bordaberry disolvió ambas cámaras del Parlamento, en lo que marcó el inicio del golpe. Lo hizo argumentando que “la acción delictiva de la conspiración contra la Patria, coaligada con la complacencia de grupos políticos sin sentido nacional, se halla inserta en las propias instituciones, para así presentarse encubierta como una actividad formalmente legal”.
Con el apoyo de las Fuerzas Armadas, anunció la creación de un Consejo de Estado con funciones legislativas, constituyentes y de contralor administrativo. A partir de allí, la ciudadanía perdió el derecho a la libertad de pensamiento, de expresión y de reunión, y se facultó a los militares y policías a hacerse cargo de, entre otras cosas, los servicios públicos.
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