Tras una incómoda cumbre en Brasilia por la presencia de Maduro, esta fue la declaración final
Lacalle Pou hizo cabildeo durante toda la cumbre para evitar el relanzamiento de la Unasur. La presencia de Maduro causó incomodidad tanto en presidentes de derecha como de izquierda.
La presencia del mandatario venezolano, Nicolás Maduro, fue una de las piedras en el zapato que fue la cumbre de presidentes sudamericanos en Brasilia, que fuera convocada por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
“Quedé sorprendido cuando se habló de que lo que sucede en Venezuela es una narrativa”, dijo el uruguayo Luis Lacalle Lacalle, durante su discurso ante Lula y los demás mandatarios en la cita convocada por el brasileño para relanzar la integración regional. Hacía alusión a unas palabras de Lula, quien deslizó una defensa tácita a Maduro asegurando que se había construido una “narrativa” en su contra. Entre líneas se leía que Lula niega que sea un dictador, un apelativo con que lo califica gran parte de la comunidad internacional.
La izquierda latinoamericana ya no está despegada de esta visión. En años recientes, el anterior presidente costarricense, Carlos Alvarado, de centroizquierda, había dicho que Venezuela vivía en dictadura, y el actual presidente chileno, Gabriel Boric (totalmente de izquierda) ha mantenido desde su campaña que ve en el gobierno de Maduro un totalitarismo sin matices ni atenuantes.
El Consenso de Brasilia deja por fuera a la Unasur
El gobierno de Lula impulsó que la cumbre terminara con una declaración de consenso entre todas las partes, pero el texto final firmado por los once mandatarios tuvo que dejar por fuera toda mención a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), lo cual quedó claro en el punto 2 que se cambió.
Uno de los aspectos más destacados fue la omisión en el texto final de cualquier mención a la Unasur. En la versión inicial, en el sexto punto, se reconocía “la contribución de los diversos mecanismos de integración sudamericana, incluyendo la Unasur”. Además, se afirmaba que los esfuerzos debían dirigirse hacia la reafirmación del “objetivo compartido de contar con una plataforma sudamericana de diálogo y concertación que sea inclusiva, eficaz y permanente”.
Sin embargo, en la declaración oficial, todo esto fue reemplazado por lo siguiente: “Reconocieron la importancia de mantener un diálogo regular, con el fin de impulsar el proceso de integración en América del Sur y proyectar la voz de la región en el mundo”.
Esta omisión generó preocupación entre los observadores, ya que parecía minimizar la importancia de la Unasur en el contexto de la integración regional. La Unasur, formalmente conocida como la Unión de Naciones Suramericanas, ha desempeñado un papel crucial en fomentar la cooperación y el diálogo entre los países sudamericanos. Su objetivo ha sido promover la integración económica, política y social en la región. Al omitir cualquier referencia a la Unasur, la declaración oficial parece restarle importancia a los logros y contribuciones de esta organización. Pero, para Lacalle Pou, era condición irrenunciable sacar a ese organismo del texto. Y lo logró.
La segunda alteración se dio en el ítem subsiguiente, que asentó las bases para la creación de “un grupo de contacto, encabezado por los cancilleres, para la evaluación de las experiencias de los mecanismos sudamericanos de integración y la elaboración de una hoja de ruta para la integración de América del Sur”.
Lacalle también presionó para que se cambiaran conceptos como “mundo multipolar”, que para el mandatario derechista era una suerte de retórica solapada de ideas “izquierdistas”, y también se sustituyó “múltiples crisis” por “retos”.
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