Multitudinaria Marcha del Silencio porque la verdad sigue secuestrada y es responsabilidad del Estado
A las 19 horas, a las 19. Como hace 27 años, este viernes 20 de mayo partió desde la esquina de Rivera y Jackson, donde se levanta el monumento a los desaparecidos, la Marcha del Silencio. Miles de personas tomadas de la mano, en caminata silenciosa, portando las fotografías multiplicadas por miles de los 197 uruguayos desaparecidos en dictadura como estandarte, y la inmensa pancarta, de vereda a vereda, con la consigna: “¿Dónde están? La verdad sigue secuestrada. Es responsabilidad del Estado”.
Al frente, con la frente en alto, la nieta de Luisa Cuesta, histórica luchadora por los derechos humano, encabezó la Marcha y tomó la bandera que durante años llevó su abuela, en este ocasión la bandera de Luisa con Luisa y la bandera de su hijo, Nebio Melo Cuesta. Luisa Cuesta falleció en el 2018, sin conocer el paradero de su hijo.
Y la marcha prosiguió por todo 18 de Julio con el silencio atronador, como solo se percibe cada 20 de Mayo.
La extensa procesión silenciosa con los rostros de los desaparecidos y las miles de margaritas incompletas llegó a plaza Libertad, resistiendo, como siempre resistiendo, al frío o al cansancio. Allí se nombraron a cada uno de los desaparecidos y un fuerte presente.
La marcha finalizó con la entonación de las estrofas del Himno Nacional que resonó con el tiranos temblad que hizo temblar las paredes de los edificios y con un atronador aplauso que se escuchó de norte a sur, de este a oeste y puso fin a un nuevo reclamo por verdad, memoria, justicia y nunca más terrorismo de Estado.
La fecha recuerda los asesinatos de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, William Whitelaw y Rosario Barredo, y la desaparición de Manuel Liberoff, en Buenos Aires y reclama por verdad y justicia para los 197 desaparecidos, muchos de ellos en el marco del Plan Cóndor de coordinación represiva de las dictaduras del Cono sur.
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