Juan Pablo Olsson: La misión de la Internacional Progresista es enfrentar el avance del neoliberalismo
El sociólogo, ambientalista y coordinador del pilar Movimiento en América Latina de la Internacional Progresista, Juan Pablo Olsson, expresó a LARED21 que ante la pandemia por COVID-19, “se puede ver que la crisis no es más que un detonante de una crisis más profunda que significa el fracaso del modelo neoliberal como sistema económico y político”.
El pasado 11 de mayo se lanzó la Internacional Progresista, una iniciativa global cuya misión es la de unir, organizar y movilizar a las fuerzas progresistas de todo el mundo (sectores políticos activistas, asociaciones, sindicatos, movimientos sociales, e intelectuales) ante el avance del neoliberalismo y el autoritarismo.
Sus antecedentes se ubican en diciembre de 2018, cuando el Movimiento por la Democracia en Europa (DiEM25) y el Instituto Sanders realizaron un llamamiento abierto para formar un frente común en la lucha contra las fuerzas del fascismo y el fundamentalismo del libre mercado.
La Internacional Progresista cuenta con el apoyo de un “Consejo Provisional”, de más de 40 asesores, entre quienes se encuentran: Noam Chomsky, Katrín Jakobsdóttir, Yanis Varoufakis, Fernando Haddad, Aruna Roy, Vanessa Nakate, Vijay Prashad, Carola Rackete, Elizabeth Gómez Alcorta, Pierre Sané, Naomi Klein y Varshini Prakash.
En septiembre, el Consejo se reunirá en la Cumbre inaugural en Reikiavik, Islandia, auspiciada por la Primera Ministra de Islandia, Katrín Jakobsdóttir, y el Movimiento Verde de Izquierda, para analizar los desafíos del siglo XXI y examinar las propuestas.
En tal sentido, el coordinador general de la Internacional Progresista, David Adler, expresó en un artículo que fue publicado en OpenDemocracy que “nunca la solidaridad internacional había sido tan necesaria y ausente. La crisis de la COVID-19 se está profundizando en todas partes, golpeando con más fuerza a los pobres del mundo. Mientras tanto, el capitalismo de catástrofe va en aumento, ya que los especuladores financieros y las empresas transnacionales tratan de sacar provecho de la pandemia. Detrás de ellos están las fuerzas de la extrema derecha, que explotan la crisis para hacer avanzar un programa de intolerancia y xenofobia”.
Por tal motivo, la Internacional Progresista tiene como misión “unir, organizar y movilizar fuerzas progresistas en todo el mundo”.
Adler asegura que las actividades del movimiento se dividen en tres pilares: “Forjar una red mundial de activistas y organizadores que puedan coordinar el trabajo a través de las fronteras, convocar a activistas, pensadores y profesionales para desarrollar un plan de política para un orden internacional progresivo, y llevar las perspectivas de las bases a una audiencia global”.
Asimismo manifiesta que “los partidos políticos no tienen el monopolio de la organización política, y una internacional del siglo XXI debe reflejar la diversidad de asociaciones en nuestras vidas”.
También aclara que a diferencia de los foros anteriores, la Internacional Progresista se basa en la premisa de que “una red social no es suficiente”, pretende “desarrollar una visión política pragmática para transformar las instituciones”, y tiene como objetivo “construir una infraestructura duradera para el internacionalismo”.
El fracaso del modelo neoliberal
Por su parte, el sociólogo, ambientalista, coordinador del pilar Movimiento en América Latina – Internacional Progresista, Juan Pablo Olsson, expresó a LARED21 que ante la crisis mundial sanitaria por la COVID-19, declarada por la Organización Mundial de la Salud, lo que se necesita es un diagnóstico de la situación mundial. En tal sentido, dijo que “se puede ver que la crisis no es más que un detonante de una crisis más profunda que significa el fracaso del modelo neoliberal como sistema económico y político”.
-¿Cuál es el objetivo de la Internacional Progresista?
-Hay una gran crisis en los países centrales y periféricos de Occidente, que ya se había profundizado antes de la pandemia de COVID-19, como por ejemplo el Brexit en Gran Bretaña, las huelgas y los chalecos amarillos en Francia, o una grave recesión económica en Italia.
Mientras que en países de América Latina como Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Argentina ocurrieron graves crisis del modelo neoliberal. Según un informe de la organización Oxfam, el 1% de la población concentraba el 50% de la riqueza mundial. En paralelo, se dio un crecimiento exponencial del desempleo, pobreza, indigencia y la marginación de grandes sectores de la población en modelos de concentración de riqueza y de exclusión de las mayorías sociales.
En un escenario previo a la pandemia, se hace una lectura donde hay una crisis que es más grave aún que la histórica crisis de la década del ’30.
La pandemia como emergencia sanitaria mundial es uno de los elementos que profundiza la crisis política, económica y social neoliberal actual a lo que se agrega el problema del calentamiento global como amenaza complementaria.
Ante dicho escenario existe una coincidencia referida a que se necesita convocar a movimientos sociales, políticos, sindicales y ambientales, a activistas, artista, políticos. e intelectuales para ofrecer una alternativa al modelo neoliberal y a la crisis. La misión principal es unir, organizar y movilizar a fuerzas progresistas en todo el mundo, con sus características en cada continente.
Uno de los diagnósticos que establece el lingüista y filósofo Noam Chomsky es que al mismo tiempo que hay una crisis hay dos grandes fuerzas de distinta propuesta que son: la profundización de la concentración de la riqueza y modelos de exclusión de grandes mayorías y control social, o sembrar la semilla de un modelo de cambio.
El autor remarca la importancia de “sembrar las semillas” de un movimiento, como la Internacional Progresista, donde se logre potenciar la visión de democracia, participación, que otorgue al Estado un rol ante la actual crisis y se proponga un modelo de sociedad donde los principales valores sean el cuidado de la vida, la redistribución de la riqueza, la garantía del bienestar social y existan políticas de Estado que tiendan a superar el drama de la pobreza y, al mismo tiempo, se desarrollen políticas ambientales que puedan revertir el calentamiento global.
Chomsky caracteriza todo ello como un “Green New Deal global”, una propuesta para una gran transformación del sistema económico, a través de una reducción drástica de las emisiones de gases del efecto invernadero y una apuesta a la eficiencia energética. Pero en la región existen modelos diametralmente opuestos, como por ejemplo el de Donald Trump, referente del sistema de concentración de la riqueza, de depredación del planeta y que procura generar una política para América Latina tendiendo a fortalecer el modelo neoliberal.
Tampoco olvidemos que, desde una perspectiva histórica, el primer ensayo de modelo neoliberal, con la Escuela Económica de Chicago de Milton Friedman y el modelo de la ola de privatizaciones de todo lo público y todas las áreas del Estado, se dio en Chile, con el golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973. Se trató de un retroceso político, social y económico y hoy, en medio de la pandemia, el gobierno de Sebastián Piñera continúa desangrándose y sufriendo dolorosamente las consecuencias no sólo de la pandemia, sino de la escasez de alimentos y falta de atención en salud, y donde ni siquiera son públicos derechos básicos como la salud y la educación.
-¿Cuál es el debate que está planteado?
-El gran debate es cómo generar una masa crítica global que tenga la suficiente capacidad de organización y empoderamiento de los movimientos políticos y sociales, que puedan estar a la altura de los desafíos que como humanidad tenemos por delante.
-¿Cuáles son las herramientas para lograr esa transformación en América Latina, donde hay varios gobiernos de corte neoliberal?
-Hay que fortalecer una articulación regional donde se ponga en común una agenda que cuestione los argumentos y fundamentos de los modelos de privatización de la vida y de los recursos naturales sin ningún tipo de desarrollo.
Se intenta apoyar los movimientos, grupos o espacios políticos que puedan cuestionar y resistir a la avanzada neoliberal, porque en realidad es un modelo que está en crisis. Hay que pensar en un rol del Estado donde no sea un gerente de intereses de corporaciones o grandes grupos financieros, sino que tienda a modelos económicos sostenibles y a la búsqueda de bien común.
Los pilares fundamentales en que trabaja la Internacional Progresista, son: articular movimientos, sintetizar una visión política común y generar un potenciamiento de la comunicación, porque uno de los ejes centrales del neoliberalismo fue monopolizar los medios de comunicación, generar un discurso único de que no hay alternativas al modelo privatizador.
Por ello irrumpimos en el panorama internacional para decir que hay alternativas. Cuestionamos los fundamentos de los gobiernos neoliberales como de Estados Unidos y Brasil.
Tenemos como norte un proceso que recupere el objetivo principal de integración latinoamericana.
-¿Cuáles son los puntos en común y las diferencias de la Internacional Progresista con el Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla?
–La Internacional Progresista es un cuestionamiento al modelo neoliberal en medio de la crisis sanitaria y reúne a un grupo de intelectuales para realizar una propuesta concreta que después articule con otros espacios, como puede ser el Grupo Puebla.
Tiene un diagnostico, propuesta e ingeniería de participación masiva para hacer una síntesis global con una metodología de funcionamiento de dividir la coordinación de tareas, articular los movimientos políticos, sociales y ambientalistas del mundo, sin descuidar el pilar comunicacional para reforzar y apoyar los reclamos movilizaciones y la construcción de una visión política.
-¿Se ha realizado un análisis de cuáles han sido las causas por las cuales en los últimos años en algunos países latinoamericanos los sectores progresistas perdieron el gobierno.
-Lo tenemos analizado y siempre citamos la referencia del paradigma de Bolivia que ha salido de la pobreza con el liderazgo de Evo Morales y también de Álvaro García Linera, quienes se encuentran exiliados en Argentina por un golpe de Estado apoyado por EE.UU.
Si uno de los objetivos es la integración latinoamericana, entonces podemos asegurar que un ejemplo ha sido el freno al avance del proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que promovía George Bush.
Chomsky aseguró que EE.UU no le iba a perdonar a los líderes de los gobiernos progresistas semejante golpe a su avance estratégico de impulsar el ALCA en América Latina.
Asimismo aseguraba que EE.UU impulsaría una lenta y sistemática política de desarticulación activa de esa unidad latinoamericana. En tal sentido, Norteamérica fue aplicando distintas herramientas, como por ejemplo: fake news, lawfare (persecución judicial de los líderes de los gobiernos progresistas latinoamericanos), y el permanente hostigamiento a las políticas.
Hubo un proceso sistemático de EE.UU para debilitar a los gobiernos progresistas que después de mucha insistencia fueron entrando en distintas crisis, con el trasfondo de la persecución judicial de los líderes y que llevó a un debilitamiento de la integración.
Deberíamos tener el objetivo de recuperar la experiencia de la integración latinoamericana de los gobiernos progresistas en la cual el Frente Amplio uruguayo cumplía un rol preponderante y se lo vía como un ejemplo de esfuerzo de unidad nacional para dejar de lado las diferencias y entender que la unidad era algo clave y estratégico para el triunfo y contra los modelos neoliberales.
En Argentina se logró un modelo exitoso de unidad electoral que pudo derrotar a la avanzada neoliberal de Mauricio Macri y su modelo de empobrecimiento y endeudamiento.
Se van alternando éxitos y algunas derrotas, según la instancia electoral y los países. Las derechas tuvieron cierta inteligencia como para capitalizar algún tipo de descontento que se había instalado con base a distintas estrategias que están presentes en esta lógica.
A la vez, no estamos exentos de realizar un diagnóstico con una autocritica para también tener grandeza y reconocer errores que pudieron haberse cometido de parte de los gobiernos progresistas. Todo ello implica un aprendizaje para mirar el presente, encaminar nuestra brújula hacia el futuro, generar una reconfiguración y ofrecerle a los sociedades un modelo alternativo al neoliberal, que en Argentina se caracterizaba por slogans vacíos y propuestas superficiales e hipócritas como “La revolución de la alegría” o una visión nihilista y apolítica de la vida, cuando en realidad lo que se pretendía era un proceso de flexibilización laboral, desindustrialización y endeudamiento.
-En septiembre se realizará una reunión en Islandia….
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) proyecta que el 50% del total de la población económicamente activa del mundo perderá el trabajo, y por ello en distintos países se debate sobre el ingreso universal o un impuesto a la riqueza.
Pero también preocupa el problema del calentamiento global que tiene que ver con la explotación fósil y que se diagnostica como una grave crisis que se encuentran en un umbral que podría volverse irreversible.
Todas esas alertas se van trabajando en las redes sociales y medios de comunicación junto con el Consejo Provisional de la Internacional Progresista que se propone realizar un diagnostico y propuesta política a nivel global y como próxima instancia se prevé un encuentro para septiembre en Islandia, el cual aún hay que coordinar, porque estaba pensado desde antes de la pandemia.
Compartí tu opinión con toda la comunidad