Bergara: “Equidad de género y respeto a equilibrios políticos serán fundamentales en la fórmula presidencial del FA»
En octubre de 2018, Mario Bergara renunció a la Presidencia del Banco Central y anunció su pre candidatura presidencial por el FA. Lidera un espacio propio inspirado en la figura del extinto líder del FA Líber Seregni. En dialogo con LARED21 el pre-candidato habló de la renovación política, la situación económica del país, los problemas de seguridad y la fórmula presidencial de la coalición de izquierda.
¿En su calidad de pre-candidato como piensa encarar este último tramo de campaña?
Tenemos unidad en la diversidad y unidad en el objetivo de obtener el cuarto gobierno y unidad en el programa único que sigue siendo un factor distintivo del FA pero las pre candidaturas reflejan la diversidad de posicionamientos y sensibilidades políticas dentro del FA.
Seguimos recorriendo el país, yendo al interior, visitando los distintos barrios de Montevideo, dialogando con la gente, transmitiendo la importancia de ir a votar, necesitamos una gran votación del Frente Amplio en junio. En instancias anteriores, quizás soslayamos la importancia de la elección interna. Quizás la razón era que la elección no resultaba tan atractiva, pero ahora tenemos un marco de una elección más reñida, que necesitamos que la interna se transforme en militancia y participación. Es muy importante que todos los frenteamplistas demos señales, no solo para fortalecer al FA para llegar a su cuarto gobierno, sino también para dar las señales en cuanto a qué FA renovado y con estructura de liderazgo los frenteamplistas quieren para el futuro. Nosotros tenemos unidad en la diversidad y unidad en el objetivo de obtener el cuarto gobierno, y unidad en el programa único que sigue siendo un factor distintivo del FA, pero las pre candidaturas reflejan la diversidad de posicionamientos y sensibilidades políticas dentro del FA, con fortalezas en una visión moderna del mundo y de las políticas. Reivindicando lo hecho por los tres gobiernos del FA, pero con espíritu crítico, de cuestiones que no hemos resuelto de la mejor manera y parados en los valores fundamentales del FA sobretodo con una impronta “seregnista” que creo que tiene que volver al centro de la escena frenteamplista. Ese mensaje de ir a votar y hacerlo por un espacio de renovación “seregnista” fuerte, y con ese espíritu seguimos trabajando de cara al 30 de junio.
El “aterrizaje” de un candidato que estaba fuera del sistema político, que entra como un “paracaidista” sin vivir en Uruguay, sin saber lo que sucede en el país y que solo a base de dinero se posiciona en el terreno político electoral, creo que es preocupante le pase al Partido que le pase, porque está cuestionando las formas básicas del relacionamiento del sistema político uruguayo.
¿Como está observando lo que sucede en el Partido Nacional que lleva una candidatura que sorprende como la del pre-candidato Juan Sartori?
Una de las ventajas del FA es la naturalidad con la que asumimos la renovación política, con espíritu unitario y fraterno. Como imagen de tener actos centrales del FA con los 4 pre-candidatos que se pueden mostrar unidos en una “foto” políticamente potente, es un factor muy importante que otros partidos no pueden mostrar. No me corresponde opinar sobre la interna de otros partidos. El “aterrizaje” de un candidato que estaba fuera del sistema político, que entra como un “paracaidista” sin vivir en Uruguay, sin saber lo que sucede en el país y que solo a base de dinero se posiciona en el terreno político electoral, creo que es preocupante le pase al Partido que le pase, porque está cuestionando formas básicas de relacionamiento del sistema político uruguayo. Es un sistema que recibe el reconocimiento internacional, que tiene 150 años de historia, como un sistema con todas las virtudes democráticas. En cualquier ranking aparecemos dentro de las primeras democracias del mundo. Este tipo de procesos, donde manda más el dinero que las ideas, erosiona el funcionamiento del sistema democrático. Aspiro a que los ciudadanos sean conscientes de este aspecto y más allá del partido que voten, tengan en cuenta que tenemos que cuidar las formas del sistema democrático, republicano y participativo que históricamente ha tenido el Uruguay.
En dialogo con LARED21 el precandidato frenteamplista habló de la renovación política, la situación económica del país, los problemas de seguridad y la fórmula presidencial de la coalición de izquierda.
Publiée par Lared21 sur Vendredi 21 juin 2019
Si la política se transforma en que solo los millonarios pueden hacer política, estamos volviendo atrás “dos mil años” de desarrollo de la democracia.
Los analistas políticos coinciden que mucha gente elige la “novedad” en política y reflejan “cansancio” con los políticos tradicionales. ¿Cuánta responsabilidad tiene el sistema político por ello?
Esto sucedió a nivel internacional también, pensemos en (Donald) Trump, (Jair) Bolsonaro, lo que pasó con el “Brexit” en Inglaterra. Estas alternativas no han sido soluciones para los problemas que la sociedad tiene. Hay que “cuidar” el sistema político que tenemos, no por novedad o “marketing político”. Quienes plantean esa forma de hacer política, no tienen idea de lo que pasa en Uruguay, no les hemos escuchado una propuesta de cómo van a hacer. Más salud, más empleo, todos lo queremos, todos estamos a favor del “bien” y en contra del “mal”, pero hay que decir como haremos las cosas. La opción de un funcionamiento más responsable del sistema político, no son estas propuestas, que están vacías de contenido. Llama a la reflexión, es una demanda al sistema político, de dar nuevas respuestas a problemas que no hemos resuelto de la mejor manera. En el caso del FA, hemos desarrollado una enorme cantidad de reformas y transformaciones estructurales, que han contribuido a que el país sea diferente, que estemos en un “escalón” de bienestar, de equidad, de derechos, más elevado que cuando el FA empezó a gobernar. Una sociedad en un “escalón” más alto de bienestar demanda y reclama más. Es un desafío el dar respuesta a todos estos temas. Es muy preocupante, que esa forma de hacer política, se consolide o tenga algún grado de éxito, porque estaría alterando las formas republicanas y democráticas. Si la política se transforma en que solo los millonarios pueden hacer política, estamos volviendo atrás “dos mil años” de desarrollo de la democracia. Todos tenemos que mirar con atención lo que ocurre, independientemente de que pase o no, en nuestros partidos.
La combinación de factores, mayores demandas (de la sociedad uruguaya) y un panorama global y regional más “frío” en lo económico, hace que los temas económicos no sean un factor de potencia a favor del gobierno. Cuanto influye en la votación, es imposible de predecir.
A su criterio ¿Cuánto pesa la situación económica a la hora de la elección?
La economía siempre incide en el plano electoral, principalmente en aquellos ciudadanos menos ideologizados. Hay gente que tiene más fidelidades históricas con los partidos y hay quienes votan en función de las circunstancias y de la situación de cada momento, que le “presta” el voto a un partido o a otro. La economía es un factor que incide, fue muy potente en las elecciones anteriores cuando la economía estaba muy fuerte y no tengo dudas que influyó en el triunfo del FA. Hoy tenemos un marco económico “más frío y complejo”, tenemos un mundo más conflictivo, la guerra comercial entre EEUU y China, el comercio se desploma, el crecimiento global cae, tenemos una región desastrosa, Argentina no tiene una sola variable macroeconómica en su lugar, Brasil tiene dificultades económicas y políticas. Hace 8 años que Argentina y Brasil no tienen un desempeño económico “decente”. Recién lo decía, estamos en una sociedad uruguaya que está un “escalón” más alto de bienestar, equidad y derechos. La combinación de factores, mayores demandas, y un panorama global y regional más “frío” en lo económico, hace que los temas económicos, no sean un factor de potencia a favor del gobierno. Cuanto influye en la votación es imposible de predecir. Lo que es evidente es que es un factor que no está jugando tan a favor como sucedió en gobiernos anteriores. El principal problema es el del empleo. En los dos primeros gobiernos del FA se crearon 300 mil puestos de trabajo, y en los últimos cuatro años se perdieron 50 mil y no podemos hacernos “trampas al solitario” y decir 300 menos 50, creamos 250 mil, no es la idea, hay dificultades en el terreno del empleo, al “enfriarse” la economía se enfrían las inversiones. Cayó la industria de la construcción, que es un sector de alta demanda de empleo, además está la dinámica de la automatización que ha modificado “brutalmente” al mundo del trabajo, desafía empleos, porque la dinámica tecnológica es la que define que se produce, como se produce, que empleos van a fortalecerse, cuales quedarán por el camino, que capacidades tendrán que tener los trabajadores para aprovechar las oportunidades y eso genera fricciones de empleos que quedan por el camino. Es un desafío fundamental. El gobierno lo tiene que enfrentar, sabiendo que estas tendencias tecnológicas son inexorables, que hay que entenderlas y reaccionar de manera acorde para contribuir con los trabajadores a adaptarse a un nuevo mundo, de manera de pasar de estos empleos que van quedando obsoletos a los empleos que tendrán potencia y futuro.
Quizás pecamos de ingenuos al pensar que solo con reducir la pobreza íbamos a reducir el delito en el país, no fue así. Soslayamos la importancia de combatir la delincuencia. Reprimir el delito es la forma de salvaguardar los derechos de la gente.
En dialogo con LARED21 el precandidato frenteamplista habló de la renovación política, la situación económica del país, los problemas de seguridad y la fórmula presidencial de la coalición de izquierda.
Publiée par Lared21 sur Vendredi 21 juin 2019
En materia de seguridad, cuando el FA llega al gobierno en 2005, se pensaba que los problemas de seguridad se mejoraban combatiendo las causas sociales del delito. Esa mirada se cambió con el paso de los años, y se potenció la represión al delito. Hay un cansancio muy grande del ciudadano con los problemas de seguridad ¿Fue así?
Coincido con ese diagnóstico, está bien esa mirada. En un momento de gran crisis social pusimos el mayor énfasis en combatir las causas sociales del delito, quizás pecamos de ingenuos en pensar que solo que con reducir la pobreza íbamos a reducir el delito en el país, no fue así. Soslayamos la importancia de combatir la delincuencia. Nos llevó tiempo entender que reprimir el delito es la forma de salvaguardar los derechos de la gente. También entendimos que la cuestión no era solamente reducir la pobreza, sino también llegar a la fractura social, problema que aún tenemos sobre la mesa. Tenemos que adaptar las políticas sociales, no únicamente a decir la gente cayó en la pobreza porque en la crisis perdió su trabajo, no alcanza con crear puestos de trabajo, con programas de transferencia de ingresos no resolvemos el tema. La fragmentación social es un problema mucho más complejo, mucho más multidimensional, una madre con varios hijos en un asentamiento, que tiene problemas de desapego educativo y allí está el primer desastre, problemas de salud, hábitat, saneamiento, seguridad y subculturas. No lo arreglamos solo con un puesto de trabajo o con una transferencia económica, hay que dar otro abordaje. Todas las políticas sociales tienen que aterrizar en ese territorio de fractura de forma mucho más articulada y coordinada. Es cierto que recién en los últimos tiempos realizando operativos más contundentes contra el crimen organizado, empezamos a encontrar un mejor balance. También hay que hacer más cosas. No puede ser que Uruguay sea el sexto país en el mundo en tenencia de armas por parte de la población, hay que reducir eso en forma drástica. Hay 600 mil armas legales y 600 mil armas ilegales. No es la forma de combatir la delincuencia sino que trae más tragedias que soluciones. Hay que perfeccionar las políticas carcelarias. Desde el año ´71 pasaron del MEC a la policía, y la policía traslada una lógica de represión, porque esa es su vocación prevenir y reprimir el delito, la rehabilitación es diferente. Tenemos que descentralizar, quitar las cárceles de la órbita del Ministerio del Interior y priorizar una lógica de rehabilitación. Nadie que esta 22 horas dentro de una celda saldrá rehabilitado. Ningún adicto que ingresa a una cárcel y sale adicto, tendrá ninguna posibilidad de reinserción. Hay mucho que trabajar, también en las políticas pos penitenciarias. Muchas veces se toma de forma equivocada la rehabilitación con la reinserción, como si fuera de forma automática. Salir de la cárcel y conseguir trabajo para alguien que estuvo preso sabemos que no es nada fácil. Hay muchas áreas en seguridad que tenemos que avanzar, entendiendo que las problemáticas son más complejas que combatir las causas sociales del delito.
Es inaceptable que la derecha nos quiera convencer que todo está horrible en el país.
¿Usted Confía que la gente crea que el FA va a poder resolver estos problemas que aún no fueron resueltos por los propios gobiernos del FA?
En tres gobiernos se desarrollaron una enormidad de transformaciones estructurales, y somos autocríticos en cuanto a que hay áreas que no se han resuelto, la seguridad no tiene buenos resultados, la educación tiene en algunas áreas buenos resultados pero en otras no los tiene. Verlos con enfoque autocrítico es el primer paso para poder cambiarlo de la mejor manera y eso lo está haciendo el FA. Así que es inaceptable que la derecha nos quiera convencer que todo está horrible en el país, también sería inaceptable desde la izquierda decir que todo está bárbaro y que todo lo hemos hecho bien. Ser autocríticos es fundamental para entender que hoy enfrentamos cuestiones que son diferentes, los desafíos son diferentes y hay que corregir políticas. Por otro lado, no veo alternativas en la oposición. La reacción de la derecha es proponer cadenas perpetuas, allanamientos nocturnos, militarización de la policía, mano dura, extremos que nunca han resuelto el problema de seguridad. Honestamente, lejos de pensar que vamos a “vivir sin Miedo” es todo lo contrario.
Cuando te dicen reducir el Estado, no importa qué, ni cuánto, la cuestión es pegarle un “hachazo” al gasto público. Reducir el gasto público significa cuestionar las formas de crecimiento de la economía, cuestionar la capacidad del Estado de desarrollar políticas productivas y sociales, que muchas veces van en beneficio de los empresarios.
Desde las Cámaras empresariales, se le está pidiendo muchos cambios al gobierno, achicar el Estado, mejorar la competitividad, para que las empresas mejoren la rentabilidad, entre otros ¿Cree que el gobierno se alejó del empresariado?
Durante 13 años fui parte del equipo económico, y estas discusiones las tuvimos durante los 13 años. En momentos en que las exportaciones estaban “volando”, la economía estaba como nunca, sin embargo, recibíamos los mismos planteos, decían que había poca competitividad. Las distintas gremiales tienen su base en intereses y está bien que así sea. Cuando un “Solo Uruguay” dice: “hay que subir el dólar”, salen otras gremiales a decir que no les sirve. Entonces es un tema de intereses, más que de tener una visión integral de la economía. Hay temas vinculados a las relaciones laborales y reclamos por el lado empresarial que tienen más que ver con la queja de que los trabajadores tienen demasiado poder de negociación. Cuando te dicen reducir el Estado no importa que, ni cuánto, la cuestión es pegarle un “hachazo” al gasto público. Reducir el gasto público significa cuestionar las formas de crecimiento de la economía, cuestionar la capacidad del Estado de desarrollar políticas productivas, y sociales que muchas veces van en beneficio de los empresarios. Incluso cuando a los empresarios no les va muy bien, lo primero que hacen es recurrir a “golpearle la puerta al Estado”, hay mucha cuestión que es ideológica, y de intereses, lo cual no significa que no haya que sentarse a dialogar, que es lo que hemos hecho todos estos años. Dialogar con los empresarios y lograr un relacionamiento razonable en un marco donde haya inversión, crecimiento, exportaciones y competitividad. Esto fue así durante 10 años, en una economía global fuerte, en una economía regional fuerte, que se ha se ha enfriado. En Uruguay no hay una conflictividad laboral que se puede catalogar como “brutal”. Acabamos de cerrar la ronda de negociación salarial más grande de la historia del Uruguay, 231 grupos y ya cerraron 229 y el 90% de estos grupos cerró con la negociación entre empresarios y trabajadores sin conflictividad relevante. Funciona la negociación colectiva, y funciona el diálogo y el acuerdo entre trabajadores y empresarios, por lo tanto, si se quiere generar dramatismo, la vida real no les da la razón.
Desde el punto de vista político usted ha dicho que el FA tiene que conformar una fórmula paritaria para octubre. Además esa fórmula tendrá que respetar equilibrios políticos. Es decir, un candidato considerado de los sectores moderados del FA y otro de los sectores llamados radicales. ¿Esos equilibrios se tendrán que respetar o más bien pensar en la fórmula que le permita ganar las elecciones?
Todo es compatible. El FA nació hace 48 años como unidad en la diversidad y la forma de vivir 48 años en ese terreno fue el de respetar los equilibrios políticos. En el ´89 la mitad de los votos del FA fueron para Democracia Avanzada, si el Partido Comunista hubiera tenido una tesitura arrolladora en la interna del FA, hubiera hecho mucho daño y no la tuvo porque había y hay que respetar los equilibrios políticos. Es compatible tener una fórmula paritaria, de género, es imprescindible y además tener una fórmula que respete los equilibrios políticos y que a la vez va a tener capacidad de llegar al cuarto gobierno. Estos son los requisitos conceptuales que debe tener la fórmula. Discutir la fórmula, debemos dejar pasar el próximo domingo, la elección interna. Hay gente muy apurada en definir una fórmula. Faltan pocos días para la interna. Qué necesidad hay de generar ruido, o líos. Cuando el panorama esté más despejado, empezaremos a dialogar sobre la fórmula, que insisto tendrá que tener equilibrios políticos y equidad de género.
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