Manini Ríos reiteró que la Justicia actuó sin pruebas y sin respetar principios del derecho
El ex comandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos le expresó al presidente de la República, Tabaré Vázquez, que hay una decena de casos en los que “queda demostrado de forma incontrastable que la Justicia actuó sin pruebas y sin respetar los más elementales principios del derecho”, con respecto al accionar de los militares durante la pasada dictadura militar (1973-1985).
Manini Ríos emitió un mensaje de despedida, a través del canal en Youtube de la institución castrense, el cual luego fue suprimido de los canales oficiales por orden del Ministerio de Defensa Nacional.
Explica las razones por las cuales el presidente de la República, Tabaré Vázquez, decidió destituirlo.
Recuerda que en un escrito que elevó al Poder Ejecutivo citó “una decena de casos donde queda demostrado de forma incontrastable que la Justicia actuó sin pruebas y sin respetar los más elementales principios del derecho” con respecto a la actuación de los militares.
Añadió que existen también otras razones para la decisión tomada por el Poder Ejecutivo, las cuales hay que buscarlas en el “clima de creciente deterioro en el relacionamiento” que ha tenido en los últimos tiempos con Vázquez.
Pidió al Ejército que en el año electoral se mantenga al margen de toda lucha política partidaria partidaria, y no descartó que en el futuro pueda dedicarse a la política.
Por otro lado manifestó que ha tratado de sacar adelante al Ejército “enfrentando la incomprensión de muchos, las falsedades de burócratas incapaces de ver la realidad, enceguecidos en su soberbia o atrapados en sus prejuicios ideológicos, y la acción de aquellos que lucran con la confrontación, convertidos en peones bien pagos de los centros de poder mundial, siempre dispuestos a ejecutar un perverso libreto que lleve a la destrucción de nuestras instituciones”.
Mensaje
El mensaje completo de Manini Ríos:
“Al haber cesado en el cargo de comandante en jefe del Ejército, quiero dirigirme a todos y cada uno de los integrantes de la Institución y expresarles los motivos que han llevado a la decisión del Poder Ejecutivo.
En estos días elevé al Poder Ejecutivo un escrito que da cuenta del parecer del Ejército sobre la actuación de la Justicia hacia los militares, en los últimos años. Sin justificar nunca situaciones que pudieron ser deshonrosas para nuestra institución, en el escrito cito una decena de casos donde queda demostrado en forma incontrastable que la Justicia actuó sin pruebas y sin respetar los más elementales principios del derecho.
A esta situación se agrega que el 18 de febrero fue procesado con prisión un sargento retirado, de 74 años, por un delito cuya pena es excarcelable, pero igualmente fue enviado a prisión, más de cuatro décadas después de ocurridos los sucesos supuestos que se le imputan.
En la reunión mantenida con el señor presidente de la República le expresé mi malestar por esa situación.
Seguramente existen también otras razones para la decisión tomada por el Poder Ejecutivo y hay que buscarlas en el clima de creciente deterioro en el relacionamiento que he tenido en los últimos tiempos con el mando superior de las Fuerzas Armadas, el que quedó patentizado en los acontecimientos de setiembre, cuando se me aplicara una sanción inédita para un comandante en jefe.
Siguieron las distintas instancias del tratamiento de la Ley de retiros que fue finalmente aprobada con claras injusticias para las franjas más bajas de la fuerzas.
Los críticos planteos que hemos realizado al Poder Ejecutivo sobre los proyecto de Ley Orgánica Militar en el que se le ha negado a los comandantes la posibilidad de concurrir en al Parlamento a explicar que, de aprobarse sin modificaciones, afectará a la disciplina militar y a la carrera profesional de los integrantes de las FFAA.
En este año tan especial quiero bien dejar claro que el Ejército nacional debe mantenerse como hasta ahora, al margen de toda lucha política partidaria, consciente de que se debe al Estado nacional y no a un partido político, ajustando siempre los procedimientos a la Constitución y a las leyes nacionales.
En lo personal, al retirarme del servicio activo, si en el futuro yo entendiera que la trinchera política es la única que me permite lograr para la institución militar y para los más frágiles de nuestra sociedad, la justicia que no he podido lograr desde otros puestos de lucha, no renunciaré a recorrer todos los caminos posibles y necesarios.
Si por algo me he caracterizado, a lo largo de los más de 46 años de servicio a mi institución, es por ocupar siempre la primera fila en la lucha por las causas que he creído justas. Así lo podrán atestiguar los miles de subordinados, compañeros y superiores con los que he interactuado en todo ese tiempo.
Quiero agradecer a los 15.000 hombres y mujeres que integran el Ejército por el incondicional apoyo que me brindaron en los más de cuatro años que estuve al frente de la institución en los que siempre, en el acierto o en el error, tuve como objetivo cumplir y hacer cumplir las misiones asignadas de la mejor manera posible.
A todos pido disculpas por los errores que pudo haber cometido.
He tratado de sacar adelante al Ejército enfrentando la incomprensión de muchos, las falsedades de burócratas incapaces de ver la realidad, enceguecidos en su soberbia o atrapados en sus prejuicios ideológicos, y la acción de aquellos que lucran con la confrontación, convertidos en peones bien pagos de los centros de poder mundial, siempre dispuestos a ejecutar un perverso libreto que lleve a la destrucción de nuestras instituciones y deje a los uruguayos en el más absoluto estado de indefensión.
Hemos hecho propuestas para mejorar las condiciones de convivencia entre los orientales y nunca fueron respondidas. Pero que han demostrado la sensibilidad social que anima a una institución que nació bajo la égida del más popular de todos los caudillos.
Al retirarme dejó un Ejército profesional, integrado por hombres y mujeres comprometidos con lo que hacen, dispuestos a darlo todo en el cumplimiento de sus tareas, dentro y fuera de fronteras. A anteponer sus obligaciones a sus derechos, cuando el servicio así se lo exige.
Pero por sobre todas las cosas dejo un Ejército unido, consciente de ser cada vez más la esperanza de los más desesperados. Un Ejército que se ha constituido en una de las instituciones del país con mayor prestigio y reconocimiento por parte del pueblo uruguayo.
Agradezco la lealtad demostrada por todos y cada uno de los integrantes del Ejército nacional y, en especial, a los señorees oficiales generales que han compartido conmigo las responsabilidades del mando en estos últimos años.
A todos, gracias por su apoyo permanente que en toda circunstancia significó para mí, un estímulo para redoblar esfuerzos en la tarea de conducir a nuestra institución.
Convencido de que lo que está en juego es futuro del Uruguay creemos sinceramente que nuestro Ejército vale el sacrifico de todo hasta el último suspiro de nuestras vidas. Las banderas de lucha que enarbolamos en este tiempo no se arrían, permanecerán en alto en el puesto que nos toque ocupar.
A quien me sucede en el mando le deseo con toda mi alma que pueda conducir a nuestra institución con acierto, manteniendo siempre la lealtad necesaria hacia todos sus integrantes. Siempre tendrá en mí, un soldado dispuesto a colaborar en lo que sea necesario.
Por la lealtad, por el afecto, por la comprensión, por la fe en el futuro, a todos: muchas gracias».
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