Javier Miranda dijo que para el Frente Amplio la ética en la gestión política es central
El presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, dijo que para la coalición de izquierda la ética en la gestión pública es central, y respaldó la determinación de Tabaré Vázquez de solicitar la renuncia de los representantes del Ejecutivo en el directorio de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).
Miranda se refirió este miércoles 14 de febrero a la decisión de Vázquez de solicitar la renuncia de la presidenta, vicepresidente y vocal de ASSE, Susana Muñiz, Mauricio Ardus y Jorge Rodríguez Rienzi, respectivamente.
La decisión se precipitó luego de que Ardus pretendió designar como su secretaría a la novia de su hijo.
En tal sentido, Miranda dijo que la actitud de Vázquez refleja la “ética de la fuerza política”.
“Esto muestra una clara diferencia con la forma de gestionar las distintas administraciones departamentales. Mientras en administraciones del interior del país surgen denuncias de nepotismo y de apartamiento de las normas para la designación de funcionarios públicos y nada sucede. En cambio, el gobierno del Frente Amplio toma una decisión política ante una situación que se entiende se aparta de la conducción ética”, comparó Miranda.
El presidente de la izquierda aseguró que “esa es la forma de conducirse de los gobiernos del Frente Amplio”.
“Para el Frente Amplio la ética en la gestión política es central e históricamente ha marcado la cancha en términos éticos en la conducción política”, remarcó.
Miranda aclaró que ello “no quiere decir que no haya personas vinculadas al Frente Amplio que eventualmente incurren en conductas desajustadas desde el punto de vista ético, pero lo que hay que hacer es tomar las decisiones políticas que correspondan”.
“Hemos dado acabadas muestras de cómo entendemos debe gestionarse la política”, sentenció.
Cargos de confianza
Por otro lado, Miranda no cuestionó la existencia de los cargos de particular confianza, porque dijo que son de “confianza política y así deben ser”.
“En todo caso, no es conveniente que la confianza se deposite en personas con las que uno puede tener vínculos afectivos en general”, advirtió.
“Es muy bueno que haya control ciudadano sobre la gestión pública. Eso hace a la democracia. Pero también hay que tener cuidado en no convertir esto en antipolítica y en una caza de brujas”, advirtió.
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