Cuyo, la tierra de viñedos
La producción de vino es un sello para Argentina como marca país. Exploramos la región de Cuyo, su mayor referente vitivinícola, y en especial Mendoza y San Juan, referentes de una industria tan pujante como deseada.
Argentina es territorio de vinos y las regiones vitivinícolas se hacen presentes bordeando la cordillera de los Andes, a través de numerosos sabores de uvas que han posicionado a este país como un gran productor y generando, además, un ADN propio en cada región fabricante.
Ubicada en el centro oeste del país y compuesta por Mendoza, San Juan y San Luis, Cuyo significa “país de los desiertos” en el idioma huarpe millcayac de los pueblos originarios. La aridez de su clima la proclama como la región productora de vinos por excelencia y la superficie en hectáreas dedicadas a la viticultura supera las 190 000, lo cual hace que solamente sus bodegas representan casi el 95% del total de la extensión de viñedos argentinos.
Es que su clima seco y semidesértico ha sido el motivo por el cual los inmigrantes españoles, y luego franceses e italianos, la eligieron para la introducción de la vid. Sus inviernos fríos, sus veranos extremos y sus escasas lluvias favorecen el cultivo de la uva brindando una calidad superior en la producción.
Las principales variedades cultivadas son Malbec, vino emblema de Argentina, pero también otras como Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Chardonnay o Syrah, entre las más destacadas. De toda la región, es sin duda Mendoza quien goza de la mayor producción y de su cuna nacen muchos de los vinos más codiciados y mejor posicionados del país. Por su parte, la provincia de San Juan ostenta un nada despreciable segundo puesto con más de 260 empresas vitivinícolas.
Con los años las bodegas de Mendoza han generado una industria del vino tan desarrollada que han posicionado a la provincia como líder absoluta, tanto en el mercado interno de Argentina como en su calidad de exportador al mundo. La actividad representa uno de los mayores puntos de ingreso para su economía, generando un número importante de fuentes de trabajo para profesionales cada vez más especializados en el arte vitivinícola.
En números, la población de bodegas en Mendoza se estima en más de 1200 y su sola producción de vinos implica el 70% de toda Argentina. Su cepa insignia es el Malbec y es la que volvió a la región mundialmente famosa. Sus botellas son las más deseadas y su reputación la ha convertido en referente mundial; tanto que gran parte de la elaboración está enfocada en la exportación, llegando a los rincones más insólitos del planeta.
Convertida en la región más conocida de Sudamérica, es la que recibe más turistas de todo el mundo para recorrer la famosa Ruta del Vino, la cual se esparce por las dos provincias vitivinícolas del Cuyo.
El turismo del vino es una de sus principales actividades de las bodegas mendocinas y sanjuaninas. Visitar bodegas para conocer las plantaciones de la vid y el proceso de elaboración se ha convertido el gran atractivo de esta industria pensada y diseñada para turistas cada vez más sibaritas. Tan fuerte es su demanda, y tanto han crecido las bodegas del Cuyo en los últimos años, que tanto Mendoza como San Juan comercializan la Ruta del Vino durante todo el año sin pausa y con visitantes que llegan de todas partes del mundo.
Para ambas ciudades, el tour implica el recorrido por una o varias bodegas que nos proponen un festín de degustaciones de todas sus cepas junto con visitas guiadas al campo de viñedos, las barricas y las plantas de industrialización. El recorrido termina con un almuerzo y la posibilidad de comprar las botellas preferidas en las boutiques de cada establecimiento.
Muchas bodegas ya han incorporado hotelería de excelente calidad, ofreciendo alojamiento en entornos naturales y de paradisíacos paisajes. Cada vez más enfocadas al turismo, proponen muchísimas otras actividades entre las que se incluye participar en el proceso de recolectar las uvas, extraer su jugo e inclusive preparar su propia línea de vino. Los viñedos pueden ser recorridos a caballo o en bicicleta y las bodegas van perfeccionando cada vez más el negocio de vivir la experiencia con actividades alternativas y novedosas, siempre relacionadas a la vid, que implican incluso tratamientos corporales dentro de sus spa basados en las propiedades de los vinos.
En San Juan hay cinco circuitos bien identificados para recorrer la Ruta del Vino, cada uno de acuerdo a su ubicación geográfica. En el caso de Mendoza son tantas las bodegas, que los circuitos son infinitos. Más aún en la época de febrero a abril, temporada de la vendimia, en la cual todas las actividades se concentran en la uva.
Realizar la Ruta del vino es posible gracias a la permanente conectividad que ofrece Argentina para darnos el placer de conocer la riqueza de las bodegas cuyanas y su inmensa naturaleza. Una experiencia que propone un viaje a los sentidos y a adentrarnos en el arte de una cultura tan antigua como siempre disfrutable. Argentina, te espera.
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