Brasil

Carta abierta al compañero Lula Da Silva

El 11 de diciembre de 2008, envié una carta a través de la Dirección del Instituto Uruguay-EE.UU al entonces Presidente electo Obama, para la que nunca tuve respuesta.-

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La carta tenía y tiene un objetivo, mostrar que desde la cumbre administrativa estatal es posible, necesario y se debe incidir en el cambio de la realidad actual, dramático para la mayoría de los seres humanos y de las distintas nacionalidades. Tampoco podía desconocer que el gobierno del mundo ya había pasado, manteniendo las duras luchas competitivas entre sí, a los complejos empresariales multinacionales.

Para mí la elección de Obama respondía a la necesidad del pueblo de EE.UU. de reencontrarse con su propio destino, cosa que tal vez ahora se entienda más claramente con la elección de Trump y el retroceso que ello significa. Sin embargo y aún con este pequeño actual respiro de coyuntura en la realidad económica nacionalista de todos los días, el pueblo (sus intelectuales, los militantes, etc. etc.) comience a buscar con más empeño el programa que le permita unirse en progreso con los pueblos del mundo. Cosa que Obama hubiera podido hacer y Trump no.

En este caso quiero hacer lo mismo para que le llegue al compañero Lula; ideas que tal vez estén latentes que entiendo necesitan de un empujón para cristalizar en voluntad política.

Estimado compañero Lula su elección fue producto de innumerables luchas del pueblo brasileño, y además producto de una coyuntura del desarrollo capitalista en el mundo ya más difícil de entender y de explicar, sin recurrir al materialismo histórico.

Un importante sector de la burguesía brasileña así lo entendió y sin abandonar ninguna de sus prácticas nocivas se lanzó a aprovecharlo. La marca Lula en el mundo era rentable, y ese sector de la burguesía brasileña se sentía con fuerzas para aprovecharla. Tanto es así que en Venezuela la derecha lanzó la consigna provocadora de: Lula une al Brasil, Chávez divide a Venezuela. Estúpida si no fuera por la gravedad de la provocación que ella encierra.

Desde la izquierda pacata se observaban los hechos, marcando cierta decepción sobre la posibilidad de que no se terminara con los métodos tradicionales de corrupción de la política en Brasil y si pudiera aflorar una democracia pura e impoluta. No pudo ser, no puede ser –corrupción y capitalismo se desarrollan como sinónimos ante la crisis en la rentabilidad- al menor atisbo de retroceso la burguesía, temerosa, que antes recurría a los golpes militares, lanzó sus dardos sobre el gobierno de Dilma, y sobre la gestión Lula anterior, utilizando todo el poder que desde el manejo de la economía tienen sobre el aparato del Estado, y vaya si lo tienen y abarca todos los poderes e incluso el de corrupción, en sus más variadas formas, el de todos los partidos políticos. Usando también las debilidades humanas de quienes llamándose de izquierda, ante la posibilidad de “aburguesarse” lo hicieron.

¿Cuál es la contradicción actual? Que los hechos que motivaron el apoyo en su momento a la candidatura del PT, no están resueltos, es más, todo señala de que cualquiera que asuma no tiene hoy ninguna posibilidad de estabilidad, porque en definitiva no la tiene el capitalismo y menos en Brasil, y esto la siempre poderosa burguesía brasileña lo siente por más que mucho de sus bienes hoy están puestos en la canasta del capitalismo mundial, que también como perspectiva es cada vez más incierta.

¿Entonces para que una candidatura en las condiciones actuales? Para avanzar en lo único que es posible un triunfo: en un programa que una a los trabajadores de todo el mundo. Cuyo objetivo nace de la crisis que vive Brasil pero comprendiendo que ella es parte de la crisis mundial irreversible que vive la predominancia del modo de producción capitalista, que ya no tiene soluciones nacionales separadas de las medidas que hay que tomar a nivel universal.

Lula sabe que el pueblo lo apoya, ahora ¿tiene un programa para posibilitar que ese apoyo se plasme en progreso? Las condiciones de competencia intercapitalista son mucho más duras de lo que eran en el 2000, y las estatizaciones si se recurriera ellas no podrían desarrollarse fuera de las condiciones que marca el mercado mundial. El ejemplo chino es concluyente, y la izquierda no lo ha estudiado con la seriedad que el mismo requiere.

Basta con preguntarle a José Mujica porque insinuó las medidas que insinuó en su discurso en la ONU en setiembre del 2013. Aunque luego no volvió a mencionarlas.

Es cierto que hay una izquierda que aún no entendió que fue la Unión Soviética, y menos el porqué de Lenin y los asesinatos de los revolucionarios del 17, que sigue pensando que socialismo es sinónimo de propiedad estatizada y que sueña además con una revancha que la sienten como de clase. Que solo tiene un camino válido: la liberación de la sociedad de la predominancia del modo de producción capitalista y de todas sus formas incluido el capitalismo de Estado.

Sin duda que todo nuevo gobierno tendrá que tener claro la necesidad de reglas sanas de gestión, pero el capitalismo para su moral no se rige por las reglas que pueda poner un gobierno de un Estado, sino por las que rigen a nivel universal, y esas hoy son el origen central de la corrupción con todas sus lacras.-

Es por eso que sin ir a la expropiación lisa y llana de los capitales, con un objetivo estatista, que crearían un caos en el aparato productivo, el camino es crear los instrumentos que le permitan a la humanidad controlarlos e imponerles el desarrollo en beneficio de todos y sin descartar estatizaciones si fueran necesarias coyunturalmente para la transición.

¿Ello es posible? No solo que es posible, sino que es el camino hoy de la revolución para lograr la muerte en paz de la predominancia del modo de producción capitalista.

Para ello el manejo universal de dos herramientas, la moneda y el sistema impositivo basado en la circulación del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales y haciendo que ninguna transacción sea válida si no está debidamente registrada en los organismos que la sociedad determine. Derogar todos los impuestos al consumo, a los salarios y a la pensiones.

Desarrollar un programa universal de inversiones que promueva la educación, el trabajo y la rehabilitación de todos los seres humanos y cuando escribo de todos es de todos.-

La campaña por imponer la candidatura, debe ir acompañada por el desarrollo de este programa y su apoyo como en el 2001 con el Foro Social Mundial, sabiendo que es un objetivo alcanzable y necesario para promover un avance transformador en el mundo

Jorge Aniceto Molinari

Montevideo, 23 de marzo de 2018.-

*Ver en columnas de UYpress lo que escribimos el 22 de setiembre del 2017, sobre este tema.

La carta a Obama:

Montevideo, 11 de diciembre de 2008.

Señor Presidente Electo
de los Estados Unidos de
Norte América.

Don Barack Obama

Presente.

Con mi mayor estima:

En mi condición de ciudadano de Uruguay, nacido en Paysandú hace 69 años, con 38 años de trabajo bancario ahora jubilado, y desempeñándome actualmente como

Consejero Secretario Adjunto del Consejo Honorario de la Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias, con una extensa actividad militante, política y sindical en el ámbito de mi país, hijo mayor de un humilde carpintero, me tomo el atrevimiento que espero sepa disculpar, de dirigirme a Ud.

En primer lugar para desearle el mejor gobierno posible, por su pueblo y por todos los pueblos del mundo.

No es mi deseo reclamar ni reivindicar nada. Todo lo que ha vivido la humanidad es importante; seguramente estudiosos de todas las ramas del saber científico encontrarán en ellas material para ayudarnos a transitar el futuro y harán justicia con cada uno de los hechos ocurridos y transcurridos.

Pero mi intención es llegar a Ud. para señalarle algunos aspectos que considero fundamentales para que la humanidad supere esta crisis que sin duda es la mayor de la historia.

Hay gentes que lo tienen todo claro; de un lado están los buenos y del otro los malos.- No es mi caso. Pero sí creo que las circunstancias nos ponen a cada uno en situaciones de decidir, como en su caso, la suerte de millones de seres humanos.

Así como un médico debe decidir la suerte de su paciente, el Presidente de los EE.UU., decide con sus acciones la suerte de millones de seres humanos en el planeta.

Mi preocupación es qué debe y qué puede hacer Ud. para cambiar en beneficio de la gente una situación tremendamente crítica de un avance prodigioso en materia científica en medio de la mayor crisis de la historia.-

Permítame pues en medio de la incredulidad de la inmensa mayoría de la inteligencia moderna, proponerle dos medidas que para mí son sustanciales para un giro en la historia humana.

Una, la necesidad de un signo monetario único universal, aspiración de Lord Keynes a la salida de la segunda guerra mundial.- Así como existe universalmente el metro, el kilo, el litro, debe existir una unidad monetaria única.

Sé que lograr esto es una dura batalla, pero vale la pena encararla, sobre todo para los pobres del mundo, que son en última instancia los que no tienen medios para defenderse de su manejo y resultan ser las víctimas de sus ajustes.-

La segunda, directamente vinculada con la primera, es la necesidad de cambiar radicalmente los sistemas impositivos del mundo.- La revolución técnico-científica permite hoy registrar totalmente los movimientos de dinero, y es sobre ellos que hay que aplicar la carga tributaria y eliminar los impuestos al consumo y al trabajo.-

Los inmensos recursos genuinos que este cambio impositivo genere podrán ser utilizados en beneficio de la humanidad y con la intervención democrática de la sociedad. Se estará entonces en condiciones de transformar en jardines, lo que hoy son las residencias donde padecen la mayor parte de nuestros hermanos. Se estará en condiciones de transformar la vida humana.

Claro está que para la aplicación de estas medidas necesitamos más que nunca afirmar una política plena de paz y democracia, de desarrollo de todas las instituciones que la sociedad se ha ido dando a través de su avance.

Estas medidas son las centrales, todo lo demás gira en torno a ellas; los paraísos fiscales, el lavado de dinero, la droga, la corrupción, la guerra, todas las formas de esclavitud, podrán ser controladas y superadas si el pueblo tiene estos instrumentos fundamentales para avanzar.-

La tremenda amenaza que para el mundo significa la actual crisis económica, con la fractura social más grande de la historia, que impide el acceso de gran parte de la humanidad a los formidables avances que se han dado en todos los campos del conocimiento, sólo puede revertirse volviendo a la economía real.

El ejercicio pleno de la libertad humana parte del equilibrio y la justicia del sistema económico, hoy como nunca antes en la historia humana un Presidente de EE.UU., está en condiciones de dar pasos para un giro gigantesco en la historia de la humanidad.

He escuchado y leído sus discursos, creo en su palabra, y sobretodo en la emoción de su pueblo que también es el mío en tanto ciudadanos del mundo.

Lo mejor está por venir.

Con todos mis respetos:

Jorge Aniceto Molinari

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