Crisis en Siria: rebeldes yihadistas toman el poder y Assad se refugia en Rusia

Los rebeldes sirios han proclamado oficialmente el derrocamiento del presidente Bashar al-Assad tras haber tomado el control de Damasco este domingo, un acontecimiento que marca el fin del régimen familiar que ha gobernado durante más de 50 años. Este avance se produce en un contexto de guerra civil que se ha prolongado por más de 13 años, alterando drásticamente el equilibrio de poder en Oriente Medio.

A pesar de que las fuerzas rebeldes afirmaron haber penetrado en la capital sin enfrentamientos militares significativos, miles de ciudadanos se congregaron en la plaza central de Damasco, donde celebraron la noticia con vítores y gritos de «Libertad». En un ambiente festivo, se reportaron imágenes de personas caminando dentro del Palacio Presidencial Al-Rawda, e incluso se rumorea que algunos rebelaron muebles del interior.

Los rebeldes, en su anuncio, hicieron hincapié en la liberación de prisioneros de las instalaciones gubernamentales, incluidos detenidos en una gran prisión situada en las afueras de la ciudad. «Estamos celebrando con el pueblo sirio la noticia de la redención de nuestros prisioneros», manifestaron los líderes rebeldes.

Este giro en la situación también conlleva un impacto significativo sobre la influencia de Rusia e Irán en la región, que han sido aliados de Assad desde el inicio del conflicto. De hecho, informaciones recientes indicaron que Hezbolá, el grupo apoyado por Irán que había respaldado fuertemente a Assad, había retirado sus fuerzas del país justo antes de la culminación del asalto rebelde a Damasco.

Incógnitas sobre el futuro de régimen de Assad

Aunque los sucesos en la capital se desarrollaron rápidamente, las operaciones del ejército sirio continúan en otras áreas estratégicas del país, como Hama y Homs, mientras que Assad fue visto abandonando Damasco sin hacer declaraciones públicas sobre su futuro. El paradero del mandatario, así como el de su esposa e hijos, eran desconocidos hasta la noche del domingo, cuando se confirmó que recibieron asilo político en Rusía, otorgado por el gobierno de Vladimir Putin.

Con un cambio de administración en el horizonte, la coalición rebelde ha expresado su compromiso de establecer un gobierno de transición con plenos poderes ejecutivos. En medio de los festejos populares, el nuevo primer ministro, Mohammad Ghazi al-Jalali, ha instado a la realización de elecciones libres, aunque la viabilidad de dicha transición es incierta dado el complicado mosaico de intereses regionales.

Desafíos para la estabilidad de Siria

La caída del régimen de Assad también refleja un cambio en la dinámica global, ya que muchos líderes de Hezbolá han sido eliminados en operaciones israelíes en los últimos meses. Este nuevo escenario plantea desafíos significativos para la estabilidad de Siria, un país devastado por años de conflicto que ha resultado en la muerte de cientos de miles y ha desplazado a millones de personas.

Las potencias internacionales, particularmente Estados Unidos, han manifestado su intención de mantener su presencia en el este de Siria, buscando prevenir un resurgimiento del Estado Islámico. Al mismo tiempo, Turquía ha expresado su preocupación por el surgimiento de “organizaciones terroristas” en la región.