¿Quién gana en Estados Unidos? El apretado final entre Kamala Harris y Donald Trump
La potencia norteamericana se define entre el exmandatario ultraderechista, que promovió un golpe de Estado en 2021 y negó por 4 años haber sido derrotado, y la actual vicepresidenta, que tomó la papa caliente de una alicaída precandidatura de Joe Biden.
En el otoño de 2024, millones de estadounidenses se preparan para acudir a las urnas en un proceso democrático que, una vez más, acaparará la atención mundial. Este año, la contienda electoral está marcada por un enfrentamiento entre Kamala Harris, actual vicepresidenta y candidata por el Partido Demócrata, y Donald Trump, quien busca regresar a la Casa Blanca tras su derrota en 2020.
Harris apuesta por una agenda progresista con enfoque en derechos humanos, libertad de prensa y de expresión, diversidad cultural, derechos de las poblaciones sexualmente diversas, manejo de la crisis migratoria, igualdad de género, y mucho más.
Por su parte, Trump viene con una agenda ultraderechista sumergida en esteroides con discursos antiinmigración cargados de racismo y xenofobia, retroceso en derechos reproductivos (aborto, educación sexual integral y acceso a anticonceptivos), ultranacionalismo comercial con énfasis en la producción estadounidense y pesados aranceles a lo importado, y otros temas que se alinean con las nuevas derechas ultra que emergen en varios países.
La Tradición de los Martes Electorales
A diferencia de muchas naciones en América Latina y otras partes del mundo, donde las elecciones se celebran los domingos, en Estados Unidos los comicios se llevan a cabo el primer martes después del primer lunes de noviembre. Esta tradición, establecida en 1845, responde a necesidades del siglo XIX. Para entonces, cuando gran parte de la población vivía en áreas rurales, los domingos, dedicados al descanso y la religión, eran inviables para votar.
Los lunes, también resultaban problemáticos, pues los votantes habrían tenido que viajar el domingo para llegar a los centros de votación, lo que colisionaba con las prácticas religiosas. El miércoles, por otro lado, era el día de mercado en las áreas rurales. Así, el martes se convirtió en la opción más práctica para permitir el desplazamiento de los votantes.
Sistema electoral y estados bisagra
El sistema electoral de Estados Unidos se caracteriza por su estructura indirecta a través del Colegio Electoral, compuesto por 538 delegados. Este sistema, distintivo por permitir que un candidato gane la presidencia sin obtener la mayoría del voto popular, asigna a cada estado un número de electores basado en su población. Aunque muchos estados muestran claras tendencias partidistas, existen algunos considerados “bisagra” debido a su potencial de decidir el rumbo final de la elección.
En 2024, estos estados cruciales incluyen a Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Nevada y Arizona. El desenlace en estos lugares será observado con detenimiento, ya que suelen inclinar la balanza hacia uno u otro candidato.
La contienda entre la ultraderecha y el progresismo
Kamala Harris, que busca convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos, afronta la candidatura con el respaldo de una sólida trayectoria política y el bagaje de haber servido como vicepresidenta. Su campaña se focaliza en preservar y ampliar los logros del gobierno actual, mientras aborda desafíos contemporáneos como el cambio climático, la desigualdad social, y las reformas en salud y justicia social.
Por otro lado, Donald Trump retorna a la escena política con una retórica ya conocida, marcada por un fuerte nacionalismo y promesas de restaurar lo que él percibe como la gloria del país. Tras su derrota en 2020, Trump ha mantenido una presencia significativa dentro del Partido Republicano, consolidando un apoyo leal que no puede ser subestimado. Su candidatura enfatiza el control de fronteras, reducción de impuestos y una política exterior nacionalista.
¿Cómo se cuentan los votos y cuándo sabremos quién ganó?
El proceso de conteo de votos es un aspecto clave que distingue las elecciones estadounidenses. A diferencia de otros países, el conteo no siempre concluye el día de la elección. Cada estado, e incluso los condados dentro de ellos, pueden tener reglas distintas sobre cómo y cuándo se cuentan los votos.
Las variantes incluyen el manejo de boletas por correo, las cuales, dependiendo del estado, pueden ser recibidas después del día de las elecciones siempre que sean enviadas antes. Por ejemplo, en Arizona, solo se contabilizan los votos recibidos antes del cierre de las urnas, mientras que en California, basta con que sean enviados antes del fin de la jornada electoral.
Una vez que se ha completado el voto popular, el siguiente paso ocurre en diciembre, cuando el Colegio Electoral se reúne para votar oficialmente por el presidente. Cada estado delega sus electores, generalmente comprometidos a votar por el ganador del voto popular en su estado, aunque existen excepciones. El candidato que logra al menos 270 votos electorales obtiene la presidencia. Si ninguno estampa esa cifra, la decisión procede al Congreso, donde se decide el próximo presidente.
La culminación del proceso electoral no se da hasta el 6 de enero de 2025, cuando el Congreso de los Estados Unidos se reúne para certificar oficialmente los votos del Colegio Electoral. Esta certificación es el último paso formal antes de que el nuevo presidente o presidenta tome posesión el 20 de enero. En este periodo, cualquier disputa legal que cuestione la integridad de los resultados puede ser presentada, lo que en ocasiones ha extendido la incertidumbre.
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