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La era de “la libertad”: Caída del consumo en Argentina es peor que en la pandemia y en 2021

La economía en la era Milei sigue dando tumbos y sobresaltos. A pesar de que el mandatario ultraderechista asegura caminar triunfante hacia la victoria con sus cuestionadas políticas libertarias.

javier milei stanford

En un escenario económico convulso, Argentina enfrenta un desplome histórico en el consumo masivo que ha superado incluso los niveles observados durante la crisis de 2001 y la pandemia.

El gobierno del ultraderechista y minarquista Javier Milei promueve una visión de recuperación económica, pero los hechos cuentan una historia diferente: la caída del consumo en julio ha sido la más significativa registrada, destacando el reto monumental que enfrentan los comercios del país y una contradicción con la versión oficial del gobierno.

El consumo en supermercados, tiendas de barrio y pequeñas y medianas empresas disminuyó un 16,1% interanual en julio, lo que representa un descenso aún más pronunciado que el registrado en junio, de 12,4%.

En la primera semana de agosto, la situación empeoró, con una reducción de más de 21 puntos en el consumo. Solo una gran cadena minorista logró mitigar algo la caída mediante promociones agresivas, pero el declive general sigue siendo evidente.

“Es una catástrofe nunca vista”, aseguró un empresario del interior, reflejando la preocupación generalizada en el sector. La racha de siete meses consecutivos de disminución en el consumo masivo comenzó en enero con una caída del 3,4%, incrementándose hasta alcanzar el 16,1% en julio. En comparación, la mayor caída del consumo durante el gobierno de Mauricio Macri fue del 4,5% en julio de 2016, entonces considerada alarmante.

El intento de estimular las ventas mediante descuentos, promociones y financiamiento no ha logrado revertir la tendencia a la baja. Combinando tarjetas de crédito y billeteras virtuales, las rebajas pueden superar el 30%, pero el impacto se mantiene insuficiente. La inflación, aunque desacelerada, sigue siendo un factor crucial, especialmente dado el reciente aumento en precios regulados, como tarifas, combustibles y servicios.

La devaluación de diciembre, introducida por el equipo económico de Milei y su ministro Luis Caputo, ha mantenido los precios de los alimentos y productos de limpieza en niveles elevados. Estos precios, junto con el estancamiento salarial y las crecientes tarifas, han erosionado significativamente el poder adquisitivo de la mayoría de los consumidores, que representan alrededor del 80% de la demanda básica.

El interior del país, particularmente golpeado, muestra una notable reducción en el consumo. Supermercados y autoservicios independientes han experimentado caídas de ventas del 16,6% y 15,5%, respectivamente. En las provincias, los hipermercados han sufrido una caída media del 17,1%, mientras que los autoservicios del interior registran una disminución aún más pronunciada del 24,6%. La caída de la demanda de países vecinos que tradicionalmente compraban en ciudades fronterizas ha contribuido al problema.

Los problemas no se limitan a la geografía. La disminución del consumo abarca todas las categorías: la alimentación, los desayunos y meriendas, la higiene y cosmética han experimentado caídas del 9,6%, 12,6% y 20,9%, respectivamente. Las bebidas, tanto alcohólicas como no alcohólicas, han descendido un 25,2% y 23,7%, áreas que anteriormente alentaban el consumo.

A pesar de los esfuerzos por revitalizar el mercado a través de promociones, la respuesta ha sido insuficiente. Las empresas de alimentos han empezado a introducir ofertas significativas, y los supermercados atractivos descuentos del 20% con plataformas como Mercado Pago. Sin embargo, las ventas en alimentos en grandes hipermercados continúan disminuyendo en un punto por debajo del índice general.

Casi todos los rubros afectados por la caída en el consumo

Dentro de los autoservicios, donde las promociones escasean, la caída en las ventas alcanza el 15%, acompañada de una miseria visible. En el área metropolitana de Buenos Aires, la Federación de Almaceneros reporta transacciones de 6,000 a 7,000 pesos (aproximadamente 5,81 a 6,77 euros), realizadas con tarjetas de crédito. Las perspectivas para agosto se mantienen sombrías.

La caída del 21% en el gasto durante la primera semana de agosto, junto con una deflación del -0,1% en alimentos, ha afectado no solo los bienes de consumo básico, sino también las ventas en sectores como textiles, electrodomésticos y artículos de bazar, las cuales han caído hasta un 50%. “El temor a consumir es notable, no hay estímulo ni certeza”, observan los empleados de los supermercados en Argentina.

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