La cadena nacional de Javier Milei: entre el tono mesiánico y la autoalabanza
El mandatario ultraderechista habla en tono triunfal, mesiánico y, casi siempre, autocomplaciente: asegura que sus cambios son “históricos” y cuela en el discurso pasajes místicos y diatribas contra sus detractores.
Por Carlos Loría, redactor periodístico.
El presidente argentino, Javier Milei, emitió una cadena nacional grabada este lunes por la noche, resaltando el superávit fiscal del primer trimestre de su gestión y las medidas económicas que llevaron a lo que él califica como “históricas”.
El discurso del ultraderechista, todo leído durante su cadena nacional, ha sido fuertemente criticado por su tono triunfalista y su enfoque unilateral en destacar el superávit fiscal como una “hazaña histórica”. Si bien es importante reconocer los logros económicos (cuando los hay), la forma en que se presentan puede resultar excluyente y polarizante, que es fiel al tono que ha mantenido desde que es una persona pública, en aquellos paneles de televisión donde participaba años atrás.
Milei celebró el superávit, como si fuera la solución definitiva a los problemas económicos del país, que tiene una inflación interanual acumulada hasta ahora de 287,9%. Lejos de mostrar sensibilidad social, Milei sigue ignorando las consecuencias sociales y el impacto real en la población. Y es que no hay muchas estadísticas que avalen el camino de Milei: Argentina sumó un millón de pobres por mes en el primer trimestre y advierten que podría agravarse en lo que resta del año.
El presidente se jactó de haber realizado ajustes drásticos en un corto período de tiempo, sin mencionar cómo afectaron a sectores vulnerables o cómo se aseguró de que el ajuste no recayera únicamente en quienes menos recursos tienen. Además, su énfasis en la privatización de la obra pública plantea interrogantes sobre la transparencia y eficacia de dichas iniciativas.
Su discurso se centró en desacreditar a la oposición y al “establishment” sin ofrecer un análisis completo de las medidas implementadas y sus repercusiones.
El “milagro” de la motosierra: ¿Es tal cosa?
En un tramo de su discurso, Milei apuntó contra la oposición, tanto desde el sector político como el económico, y habló del “milagro económico de la motosierra” de la siguiente forma:
“Pese a la oposición de buena parte del establishment económico y político argentino, pese a quienes sistemáticamente ponen en cuestionamiento nuestras ideas y pese a quienes directamente pregonan por nuestro fracaso para volver al poder, el Gobierno tenía razón y nuestro plan está funcionando. Este milagro económico, habiendo recibido la herencia que recibimos, responde a lo que en campaña llamamos ‘motosierra’, y no como dicen algunos, ‘a la licuación del gasto público’, método que históricamente se ha utilizado en nuestro país”.
El mandatario ultraderechista habla en tono triunfal, mesiánico y, casi siempre, autocomplaciente: asegura que sus cambios son “históricos” y cuela en el discurso pasajes místicos y diatribas contra sus detractores.
Sobre los jubilados, que han perdido casi 52% de poder de compra, según un reciente informe, el mandatario asegura que esa pérdida no es tal, al tiempo que aprovechó para culpar al gobierno de Alberto Fernández:
“De los 5 puntos del déficit del tesoro que hemos ajustado, solo 0,4% responde a la pérdida del poder adquisitivo de las jubilaciones, pérdida producida por la nefasta fórmula de movilidad de Alberto Fernández que quisimos modificar en la Ley Bases y que luego tuvimos que modificar por DNU ante la falta de voluntad de algunos sectores políticos. El restante 4,6% de ajuste que hemos logrado se debe íntegramente al recorte de gasto público que la política utilizaba indiscriminadamente para comprar voluntades, una práctica inmoral que explica buena parte del fracaso de las últimas décadas”.
«Por primera vez en mucho tiempo, no se le traslada el costo del ajuste a toda la población argentina, sino a quienes fueron beneficiados por el modelo empobrecedor del pasado. Para mencionar algunos ejemplos, destacamos la reducción del 76% de las transferencias discrecionales a las provincias, un sistema tóxico con el que el poder central repartía recursos de todos los argentinos a unos pocos que se sometían a la voluntad del Gobierno Nacional», sostuvo el ultralibertario.
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