76 países van a elecciones en 2024 con la extrema derecha al acecho
De acuerdo con la revista The Economist, se estima que alrededor de 4.000 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, participarán en diversas elecciones en 76 países de todo el mundo en 2024. La extrema derecha y el ultralibertarismo van con todas sus armas para hacerse del poder en tantos lugares como puedan.
Este evento histórico marca la mayor participación electoral en un solo año y sugiere la relevancia sin precedentes de las elecciones concentradas en un período específico. Sin embargo, esta magnitud también genera preocupación debido a tres circunstancias distintivas que podrían impactar los resultados de estos procesos electorales.
En primer lugar, en muchos países, las condiciones necesarias para elecciones limpias y justas no están presentes, ya que se violan los derechos civiles básicos. Esto podría dar lugar al fortalecimiento de regímenes totalitarios en algunos lugares o empeorar la situación democrática en otros, incluso en naciones aparentemente avanzadas como Estados Unidos. Allí, cambios legislativos recientes han limitado el derecho al voto de millones, lo que aumenta el riesgo de una polarización extrema y un posible cataclismo democrático después de las elecciones.
Otro punto crítico es la preocupante falta de garantías de limpieza electoral, incluso en países democráticos, debido a la falta de medidas efectivas contra la interferencia de plataformas digitales y la inteligencia artificial. Esta amenaza no solo se presenta antes de las elecciones para influir en el voto, sino también después, contribuyendo a la desconfianza en los resultados.
Además, persisten factores que alimentan el desencanto de las clases trabajadoras hacia la política democrática, especialmente cuando las corrientes de extrema derecha ofrecen respuestas atractivas en ausencia de propuestas efectivas por parte de las izquierdas. Este proceso radicaliza a las derechas moderadas y crea un escenario donde la extrema derecha global busca influir o gobernar, incluso sin ser la fuerza mayoritaria.
Frente a este ascenso de la extrema derecha, las respuestas efectivas de las corrientes democráticas son escasas. Las corrientes de derecha moderada tienden a desaparecer, absorbidas por las extremistas, mientras que las de izquierdas a menudo carecen de conciencia y propuestas efectivas para abordar los desafíos a corto, medio y largo plazo.
En este contexto, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha anunciado una conferencia política en enero para su rearme ideológico frente al avance de la extrema derecha. Aunque es un paso positivo, la rapidez y la falta de reflexión colectiva previa plantean dudas sobre la capacidad de desarrollar estrategias más allá del marketing electoral. Sin embargo, ante la inacción de otros partidos, incluso algo es mejor que nada, una situación que refleja la falta de propuestas de aquellos que se autodenominan más progresistas que el socialismo.
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