Bolsonaro inhabilitado hasta 2030 por abusar del poder y difundir fake news: ¿Quiénes se disputan sus votos?
Cuando veía venir la derrota, Bolsonaro empezó a cuestionar en una incontable cantidad de ocasiones al sistema electoral brasileño. Nunca pudo demostrar que hubo fraude y la Justicia lo condenó por ello. ¿Quiénes quieren cazar a sus votantes ahora?
El expresidente ultraderechista brasileño, Jair Bolsonaro, fue condenado por abusar de su poder y cuestionar el sistema electoral de su país sin fundamentos. Durante la campaña por la reelección, Bolsonaro había hecho de las fake news su mantra, aduciendo supuestos fraudes en su contra que no existieron. O al menos él nunca presentó pruebas o evidencias fidedignas.
Por esta campaña contra la Justicia electoral, Bolsonaro fue inhabilitado hasta 2030 para ser electo en cualquier cargo popular. Se trata de una condena histórica porque contó con el voto favorable de cinco de los siete jueces del Tribunal Superior Electoral (TSE). Así las cosas, Bolsonaro queda excluido de cualquier posibilidad de poder contender en las próximas elecciones presidenciales de 2026, cuando tenía planeado su intento por regresar al poder.
Según el juez instructor del caso, Benedito Gonçalves, Bolsonaro mostró voluntad de “incitar a la inseguridad, la desconfianza y la conspiración, combustible de un creciente sentimiento colectivo anti-institucional”.
La constante arenga del extremista de derecha contra la democracia y la institucionalidad del país pudo haber sido uno de los combustibles para que el pasado 8 de enero de 2023, bolsonaristas invadieran y destruyeran los edificios de los tres poderes del Estado en Brasilia, y pidieran un golpe de Estado militar contra el recientemente electo Luiz Inácio ‘Lula’ da Siiva.
¿Quiénes se disputan los votos de la ultraderecha brasileña tras la inhabilitación de Bolsonaro?
Bolsonaro dice que no se quedará de brazos cruzados contra lo que calificó de «puñalada por la espalda», y recurrirá ante el Tribunal Supremo Federal esta decisión que lo aleja de sus ínfulas de regreso al poder. Al mismo tiempo, el río revuelto trae ganancias para algunos pescadores de la derecha y la extrema derecha, que en Brasil son muy fuertes no solo de la mano de pro militares y nostálgicos de la dictadura, sino también de grupos ultraconservadores ligados a las poderosísimas y multimillonarias iglesias evangélicas neopentecostales.
“No estoy muerto. Pretendemos hacer muchos alcaldes en las elecciones del año que viene. No es el fin de la derecha en Brasil. Antes de mí existía pero no tenía forma; pasó a ganar materialidad”, declaró el expresidente recientemente.
“Lo que probablemente va a ocurrir es una fragmentación del bolsonarismo”, dice Isabela Kalil, coordinadora del Observatorio de la Extrema Derecha brasileña, entrevistada por BBC.
“Bolsonaro consiguió juntar públicos y segmentos de electores muy diversos entre sí. Hoy no hay una figura en Brasil que pueda hacer lo mismo; no hay un sustituto de Bolsonaro”, señala la experta, quien es además docente de la Fundación Escuela de Sociología y Política de São Paulo.
“Por ejemplo, determinados segmentos de electores van a apoyar candidatos conservadores no religiosos, otros pasarán a apoyar a conservadores religiosos, otros (a postulantes) más vinculados a la agenda de las armas, otros más radicalizados, otros a líderes antigénero y transfóbicos”, señala Kalil.
Marco Antonio Teixeira, un politólogo de la Fundación Getúlio Vargas, una universidad brasileña de élite, coincide en que “en el vacío que se abre en el bolsonarismo pueden surgir nuevos liderazgos de derecha a lo largo del tiempo”.
Teixeira dice que no se puede hablar del fin del bolsonarismo, pero sí ve en este golpe la consecuencia de un fuerte debilitamiento del movimiento que estuvo basado más en discursos populistas que en resultados concretos.
“Aún quedando inelegible por ocho años o más, él puede actuar políticamente: va a continuar con una fuerza política apoyando candidatos”, dice Kalil. “Yo sería muy cautelosa en decretar la muerte política de Jair Bolsonaro”, agrega ella.
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