La “Mega-Prisión” más grande para las pandillas MS-13 y Barrio 18 abrió en El Salvador: ¿Y los Derechos Humanos?
Para el presidente salvadoreño, los derechos humanos no siempre aplican en su país que vive en “estado de excepción”, donde los derechos a la libertad de expresión, asociación y debido proceso están suspendidos.
El presidente ultraderechista salvadoreño, Nayib Bukele, anunció que más de 2.000 miembros de pandillas violentas han sido trasladados a una nueva “mega-prisión”, la más grande de El Salvador y una de las más grandes de todo el continente.
La cárcel, que se completó recién a fines de enero, tiene capacidad para 40.000 reclusos, según los informes. Si la prisión alcanza su capacidad total, será la más grande del mundo. Hasta ahora, ese récord la tenía Campus de Penitenciarías de Silivri en Turquía, que alberga a más de 22.000 reclusos, según el Libro Guinness de los Récords.
El presidente Bukele declaró que los hombres vivirán en la prisión durante “décadas” y que este será su nuevo hogar, donde estarán mezclados e incapaces de hacer más daño a la población. La prisión es parte de una gran campaña de puño de hierro del mandatario para combatir la violencia de las pandillas y los asesinatos en el país, que se encuentra entre los peores del mundo. En marzo de 2022, declaró un «estado de excepción», suspendiendo los derechos a la libertad de expresión, asociación y debido proceso.
Desde que se anunció este estado de emergencia, se han arrestado a más de 64.000 sospechosos, supuestos integrantes de pandillas, según Reuters. La campaña contra las pandillas sigue siendo ampliamente popular entre los salvadoreños, pero se han saltado los debidos procesos legales en al menos 7.000 casos, según organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Bukele y búsqueda de “la paz”, cueste lo que cueste. Incluso por encima de la Constitución
El organismo internacional Human Rights Watch ha criticado el estado de emergencia. La directora de las Américas, Juanita Goebertus, manifestó recientemente: “Para poner fin a la violencia de las pandillas y las violaciones de los derechos humanos, el gobierno de El Salvador debería reemplazar el estado de emergencia con una política de seguridad efectiva y respetuosa de los derechos que otorgue a los salvadoreños la seguridad que tanto merecen”.
El país es dominado por dos pandillas notorias: MS-13 y su rival, la pandilla Barrio 18. Ambos se originaron en Los Ángeles y se extendieron por Centroamérica.
La nueva prisión está rodeada por una pared de concreto de unos 10 metros de altura y cercas eléctricas, y cada celda tiene una cabina de lámina de hierro sin colchón que puede albergar hasta 80 personas. En 2020, el maltrato a los sospechosos de pandillas en El Salvador hizo titulares cuando se publicaron fotos de presos apenas vestidos apilados juntos como castigo por una ola de violencia.
Cada una de esas celdas tiene unos pocos sanitarios y lavatorios para las 80 personas que entran, por lo cual podrían desatarse dificultades por eso en el futuro por los problemas de higiene que estallarían.
Bukele tiene una alta aprobación entre la ciudadanía a punta de discursos populistas, pero no ha tenido ningún miramiento en pasar por encima de la Constitución, primero militarizando el Parlamento para apuntar, literalmente, con armas de fuego a los legisladores para que le aprobaran un presupuesto extraordinario, y luego anunciando sus ínfulas para reelegirse como mandatario, a pesar de que la Carta Magna salvadoreña lo prohíbe.
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