El Supremo ordena al Ejército desmantelar todos los “campamentos bolsonaristas”

El caos y la violencia se apoderaron de Brasilia este domingo, cuando miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro invadieron la sede del Congreso Nacional, el Palacio Presidencial de Planalto y la Corte Suprema, los tres poderes del Estado, exigiendo una intervención militar para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Las imágenes del asalto, que duró alrededor de tres horas, fueron similares a las del ataque al Capitolio de Estados Unidos llevado a cabo por seguidores de Donald Trump hace dos años. Los grupos de bolsonaristas radicales, que defienden tesis golpistas, superaron las barreras policiales y se enfrentaron violentamente con los agentes de seguridad, que respondieron con gases lacrimógenos. Los extremistas, vestidos principalmente con camisetas amarillas y verdes y con banderas de Brasil, irrumpieron en el Palacio Presidencial, tomaron el control de la Cámara de Diputados y del Senado, y arrancaron la puerta del presidente de la Corte Suprema.

Ante esta situación de emergencia, el presidente Lula da Silva decretó la intervención federal en el área de seguridad de Brasilia y prometió un “castigo ejemplar” para los “vándalos” y “fascistas” responsables del asalto, calificado por él como “sin precedentes en la historia de Brasil”. “Pagarán con la fuerza de la ley. Serán encontrados y castigados”, dijo en una intervención desde Araraquara, en el estado de São Paulo. Lula da Silva planea regresar a Brasilia en las próximas horas para asumir el control de la situación.

Paralelismo con el golpe al Capitolio de Washington

Anna Ayuso, investigadora principal de América Latina del CIDOB, declaró en una entrevista radiofónica que el seguimiento de este golpismo es “minoritario y no es apoyado por la mayoría de la sociedad brasileña”. Ayuso señaló la existencia de una “polarización que ha llevado a un enfrentamiento donde las reglas democráticas se están poniendo en tensión” en Brasil, donde gran parte de la población cree que “los políticos son corruptos y esto afecta a la credibilidad de las instituciones”.

En cuanto al papel de las redes sociales en este suceso, Ayuso afirmó que han intervenido más que los medios de comunicación tradicionales y que el asalto al Capitolio en Washington ha sido un factor de emulación para los radicales que atacaron las instituciones en Brasilia.