De alabar a Hitler a la xenofobia y la misoginia: así es, Rodolfo Hernández, el candidato ‘outsider’ colombiano
El candidato populista y ultraconservador se coló en la segunda ronda para sorpresa de la opinión pública, porque no aparecía como favorito en ninguna encuesta. Entre otras cosas, ha dicho que a los inmigrantes “toca recibirlos” porque “no los podemos matar ni echarles plomo”.
Su discurso no es ni vanguardista, ni propositivo ni creativo. Todo lo contrario: se parece a las proclamas y arengas de otros políticos populistas como el salvadoreño Nayib Bukele o el brasileño Jair Bolsonaro, en donde hace hincapié en el nacionalismo, la lucha conta la corrupción y semántica antisistema.
La carrera política de Rodolfo Hernández, exalcalde del municipio de Bucaramanga, capital del departamento de Santander, ha estado cargada de dichos polémicos con lecturas aporofóbicas, machistas y hasta con vetas nazistas.
Proveniente de una familia de clase obrera, el empresario devenido en político ha hecho una fortuna con el negocio de las viviendas de interés social, destinadas a familias pobres, en la década de los noventas cuando el país sudamericano estaba sumergido en una crisis de falta de vivienda.
Diseñó un sistema financiero redondo llamado Plan 100, que incluía no solo la rama constructora sino que también tenía una financiera: así las cosas, la compañía construía las casas y además prestaba el dinero. “Necesitamos que los empresarios entiendan que el mejor negocio del mundo es tener gente pobre con capacidad de consumo, porque los pobres consumen toda la plata”, dijo en una transmisión por redes sociales en enero pasado.
En otra entrevista con la revista colombiana Semana, agregó: “A los ricos les va mejor cuando los pobres tienen plata en el bolsillo, porque los ricos son los que arman la producción, los que hacen la oferta de bienes y servicios. Los pobres son consumidores (…) El empresariado es una joya que tiene el país que hay que cuidarla”.
A pesar de discursar contra la corrupción, él mismo está acusado por este tipo de delitos. “o me defino como Rodolfo Hernández, un ingeniero que quiere sacar los ladrones del gobierno. Eso es todo. La corrupción es el mayor impuesto que nos toca pagar a todos los colombianos”, se le ha escuchado decir en su campaña.
Siendo dirigente de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, fue acusado en 2021 por la Fiscalía General de Colombia por “interés indebido” en el marco del caso Vitalogic, una causa por supuestos contratos indebidos para la recolección de basura que beneficiaba a ciertas personas allegadas a él.
El valor de ese contrato ascendió a 336 millones de pesos colombianos (poco más de US$85.000 dólares al valor de cambio actual).
La Procuraduría General de la Nación también lo ha sancionado disciplinariamente en diversas ocasiones: según reportes de la prensa local, Hernández tenía abiertas 34 investigaciones disciplinarias en 2019. Él alega persecución política y, cuando se le sancionó por participación indebida en política, renunció a su cargo como alcalde.
Se ha declarado inocente de todas las acusaciones y ha negado todos los cargos en distintas instancias judiciales.
Xenofobia y alabanzas al nazismo
Desde su pedestal ultranacionalista, Hernández ha llegado a disparar despectivos comentarios contra los y las inmigrantes venezolanas, ya que el vecino país sufre una fuerte crisis económica y social derivando en una gran migración hacia Colombia.
En una entrevista en la emisora local Blu Radio, dijo: “Mujeres embarazadas las atendemos antes del parto, parto y posparto en el ISABU (Instituto de Salud de Bucaramanga), hasta ahí llegamos. No podemos hacer nada. Con plata de la alcaldía de todos nosotros, sin cobrar nada más estamos atendiendo. Y los partos que han tenido son como 400 al año, una fábrica de hacer chinitos pobres”.
Esto generó el repudio de gran parte de la sociedad e incluso el exprocurador de la Nación, Fernando Carrillo, manifestó que “el machismo, la xenofobia y la aporofobia son malos consejeros de personajes públicos que deben dar buen ejemplo” y agregó que las palabras del populista son “un burdo ataque” a esta población vulnerable.
Su posición antiinmigración no es nueva, porque en 2017 había dicho que los venezolanos que llevaban a Bucaramanga era “los limosneros, la prostitución y los desocupados” pero que “tocaba” recibirlos. “Aquí no los podemos matar ni echarles plomo, toca recibirlos así como Venezuela recibió a más de cuatro millones de colombianos que se iban de aquí porque no tenían oportunidades de trabajo y se fueron para allá y allá les fue bien”, espetó.
No es un individuo que se anda con medias tintas: en 2018 le propinó una cachetada al concejal opositor, Jhon Claro, en una entrevista frente a las cámaras sin pudor alguno. Le dijo “sinvergüenza” y lo trato de dictador. En un momento dado, se levantó de su silla y lo golpeó en la cabeza, condimentando el arranque con una larga lista de improperios e insultos.
Fue suspendido tres meses de su cargo y tuvo que pagar una multa de 95 millones de pesos colombianos, unos US$23.000.
Lo más profundo de su pensamiento se cuajó cuando, en 2016, dijo que era seguidor del perpetrador del Holocausto. “Yo soy seguidor de un gran pensador alemán. Se llama Adolf Hitler”, dijo en una entrevista con la cadena radial RCN en el año 2016, siendo alcalde de Bucaramanga.
“No pretenda que las cosas cambien si hacemos siempre lo mismo”, dijo como frase que supuestamente habría dicho Hitler.
En 2021, cuando ya miraba hacia la candidatura presidencial, se disculpó y afirmó que no era lo que había querido decir: “Frente a lo de Hitler pido mil disculpas, cualquiera tiene un lapsus y me equivoqué. La frase no era de él, era de Einstein. Pido mil disculpas a la comunidad judía y a todo el pueblo colombiano”.
Compartí tu opinión con toda la comunidad