Millones sufren las bajísimas temperaturas y el hambre en Siria. ONU pide ayuda urgente
Niñas y niños son los más afectados. Sufren el frío extremo e inhalación de gases tóxicos manados de plástico quemado para calefaccionar las tiendas de acampar.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que millones de refugiados en Siria necesitan ayuda urgentemente en medio de las gélidas temperaturas invernales que hacen que las condiciones de vida sean totalmente insoportables.
Repetidas tormentas de nieve y temperaturas bajo cero han destruido varios campos de refugiados en el noreste de Siria, donde miles de familia buscan refugio de los combates bélicos en sus regiones. El coordinador adjunto de la ONU para Siria, Mark Cutts, manifestó a Sky News que urge que la comunidad internacional no se olvide del país.
“No creo que la comunidad internacional esté haciendo lo suficiente para ayudar a estas personas“, dijo Cutts. “Son algunas de las personas más vulnerables del mundo”.
Y añadió: “La gente realmente está sufriendo y muriendo en estas condiciones. Las cifras son asombrosas. Casi tres millones de desplazados, tres mil tiendas de campaña muy dañadas o completamente destruidas”.
El desafío es reubicar a las personas en zonas donde gocen de mejores condiciones de vida, y que se encuentren más seguras. Algunas están siendo alojadas temporalmente en mezquitas, escuelas y otros edificios públicos.
Estas personas dependen enteramente de la ayuda alimentaria internacional, y la ONU ha tenido que hacer esfuerzos adicionales para reabrir carreteras y caminos cubiertos por la nieve.
Con sus chozas de tela y madera empapadas por la lluvia y la nieve, y con temperaturas bajo cero, algunos de los refugiados se ven obligados a quemar plástico en el interior de las tiendas, lo que genera gases tóxicos y enferma a niños y adultos.
La niñez, víctimas de siempre
Según agencias internacionales, al menos dos bebés han muerto congelados. Uno de ellos fue Aminah al Salamah. «Cuando nos levantamos por la mañana, la vi como un trozo de madera”, dijo su padre Mohammed. “La llevamos a una clínica que nos trasladó al hospital. Llamaron de siete a ocho ambulancias, pero desafortunadamente no llegó ningún automóvil. Así que estaba enojado y la llevé en moto porque estaba lloviendo”.
“Mi esposa se quedó en el hospital. A las 4 am me llamó que el médico dijo ‘tu hija murió’. En la mañana fui allí. La tomé y la llevé a casa en moto”, agregó.
La mayoría de hospitales están destruidos por la guerra, y están llenos casi siempre. Tienen dificultades edilicias y de abastecimiento, al igual que con la mano de obra que escasea a nivel nacional. Gran parte de los pacientes son niños que tienen infecciones respiratorias por las bajísimas temperaturas y por respirar vapores tóxicos de plástico quemado.
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