Haití: Esperanzas por encontrar sobrevivientes decaen a medida que una tormenta toca tierra

Haití parece un territorio en guerra sin estar en medio de un conflicto bélico. La destrucción y la tragedia están a la orden del día arreciadas por el terremoto del sábado pasado que, con su magnitud de 7,2 en la escala de Richter, tiró al suelo pueblos enteros y arrebató cientos de vidas.

Y como si fuera poco, este lunes tocó tierra la depresión tropical Grace que está provocando lluvias torrenciales e inundaciones en varias áreas del país insular que comparte isla con República Dominicana.

El terremoto derribó miles de edificaciones en el país más pobres de América, que aún se recupera del devastador sismo de hace 11 años que dejó más de 200.000 víctimas mortales.

Estos últimos desastres se producen un mes después de que el país se hundiera en la agitación política por el asesinato del presidente Jovenel Moïse, a manos de un grupo de mercenarios mayormente colombianos.

Hasta la noche del lunes, las autoridades haitianas han confirmado 1.419 muertes y casi 7.000 heridos que han desbordado los alicaídos hospitales, que a su vez fueron afectados de forma importante por el movimiento telúrico.

La tormenta impidió que los rescatistas trabajaran en la ciudad costera de Les Cayes, a unos 150 kilómetros de la capital Puerto Príncipe, que soportó la peor parte del terremoto.

Rescatistas en todo el país excavan junto a residentes voluntarios entre los escombros en un intento por encontrar algún sobreviviente más, pero al mismo tiempo se sobreentiende que las esperanzas de hallar vida son realmente bajas.

“Vinimos de todas partes para ayudar: del norte, de Puerto Príncipe, de todas partes”, dijo a Reuters Maria Fleurant, una bombera del norte de Haití.

En las más de 37.000 casas destruidas por el terremoto, aún hay desaparecidos y las autoridades esperan que el número de fallecidos aumente con el pasar de las semanas. Vital Jaenkendy, quien vio cómo una retroexcavadora removía los escombros en su edificio de apartamentos derrumbado, dijo que ocho residentes habían muerto allí y cuatro estaban desaparecidos aún.

“Cuando llegue la tormenta, nos refugiaremos en las cocheras de las casas cercanas, hasta que pase, y luego regresaremos a nuestro lugar en la carretera”, aseveró.