Trump propuso enviar enfermos de COVID-19 a la cárcel de Guantánamo

El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, habría sugerido enviar a las personas enferma con COVID-19 a la Bahía de Guantánamo, en la isla de Cuba, en el terreno ocupado por Estados Unidos con una cárcel de máxima seguridad.

Esto se lee en el nuevo libro “Escenario de pesadilla: Dentro de la respuesta de la administración Trump a la pandemia que cambió la historia”, escrito por los periodistas Yasmeen Abutaleb y Damian Paletta, del diario The Washington Post, que se basa en 180 entrevistas a personal de la Casa Blanca, entre los que destacan varios de alto perfil y allegados al exmandatario.

El libro analiza la desesperación de Trump por abrazar curas milagrosas como la hidroxicloroquina, que quedó en desuso por su nula eficiencia para tratar el coronavirus, o sus descabelladas ideas como inyectar cloro de forma intravenosa en las personas cursando el coronavirus.

“¿Pero no tenemos una isla de nuestra propiedad? ¿Qué piensan de Guantánamo?”, dijo supuestamente por segunda vez el mandatario en su insinuación a los presentes en la Sala de Situación del gobierno, ante la reacción atónita de los presentes. La propuesta fue rechazada rápidamente ante la reacción adversa que podría provocar en la opinión pública el encerrar a ciudadanos estadounidenses en una cárcel en la cual hay sospechosos de terrorismo.

El libro también habla del momento en que el propio Trump terminó contagiado de COVID-19; algunos de los entrevistados cercanos al episodio dijeron que el cuadro y los síntomas fueron más graves de lo que se dijo públicamente y él estaba preocupado por el impacto que esto podría tener sobre su imagen en el marco de la campaña por la reelección.

También criticó que se estuvieran realizando “demasiados” tests de detección de coronavirus. “¡Los tests me están matando! (…) ¡Voy a perder las elecciones por las pruebas! ¿Qué idiota hizo que el gobierno federal hiciera pruebas?”, habría espetado en una de las reuniones.

Consideró que su administración nunca debió haberse involucrado en las pruebas de detección y remarcó que fue “una incompetencia” de su equipo de trabajo permitir que los Centros para el Control de Enfermedades de EE.UU. coordinara esto, y no su yerno Jared Kushner.

Insubordinaciones y falta de liderazgo

El libro describe al expresidente como una persona “ineficaz y desconectada” para coordinar los esfuerzos para frenar la pandemia, mientras miles de funcionarios en todo el país hacían el verdadero trabajo.

También se cita acciones rebeldes de algunos de sus subalternos, como por ejemplo cuando ordenó en repetidas ocasiones a sus asistentes despedir a un alto funcionario del Departamento de Estado que permitió en febrero de 2020 que 14 estadounidenses contagiados de coronavirus volvieran del polémico crucero Diamond Princess, “duplicando los números de la noche a la mañana”.

Pero los altos funcionarios se resistieron a despedir al diplomático, y Trump y el entonces jefe de gabinete interino de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, finalmente «se rindieron», escriben Abutaleb y Paletta.

Posteriormente, Trump pediría despedir a Robert Kadlec, el jefe de preparación para emergencias del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., que aprobó la evacuación de Diamond Princess, y luego presionó para sustituir al comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), Stephen Hahn, cuando el jefe de la agencia se negó a acelerar las aprobaciones de vacunas antes de las elecciones, pero no tuvo éxito en ambos casos.

Y la cabeza de más alto rango que quería cortar era la de Anthony Fauci, infectólogo y director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, pero una vez más sus asesores y asistentes ignoraban los pedidos y Fauci sigue actualmente en el cargo, reivindicado por el ahora presidente Joe Biden.