La “mofeta”, el arma israelí que dispara agua podrida contra manifestantes palestinos
La académica, escritora y analista política palestina Yara Hawari explica cómo funciona la polémica herramienta de “dispersión” de manifestaciones que emplea el ejército israelí, que huele a “aguas residuales mezcladas con cadáveres en descomposición”.
Las fuerzas militares israelíes están desplegadas en todo el país bajo la orden del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y se ha dado a conocer recientemente que no solamente están empleando balas y misiles para atacar objetivos en Palestina -con más de 70 víctimas al día de hoy, incluyendo mujeres y niños-, sino que están usando otras herramientas que son polémicas por distintos motivos.
En Nazaret, Haifa, Ramala, Jerusalén y otros lugares, ciudadanos y ciudadanas palestinas se manifiestan contra lo que consideran una limpieza étnica por parte de gobierno de Netanyahu, de corte ultranacionalista y sionista, según explica la académica, escritora y analista política palestina Yara Hawari.
“Motivados e inspirados ahora por la firme resistencia de las familias palestinas que se enfrentan a los desalojos forzosos de sus hogares en el barrio de Sheij Yarrah de Jerusalén, han salido a la calle con valentía, porque lo hacen a sabiendas de que lo que les espera es una brutal represión por parte del ejército y la policía israelíes”, dice Hawari.
En Al Aqsa, donde se han producido gran parte de los enfrentamientos entre policías israelíes y manifestantes, los palestinos fueron atacados brutalmente con gases lacrimógenos y munición no letal. Más al sur, Israel ha lanzado ataques aéreos sobre Gaza que han alcanzado edificios civiles y han matado a decenas de personas, entre ellas al menos 14 menores.
Pero la más novedosa y controvertida herramienta es ciertamente inesperada pero efectiva: se trata de un camión cisterna que dispara algo que los palestinos llaman jarara, que se traduce literalmente como “el cagadero”, por su olor pútrido. En inglés se le conoce como skunk water, o sea agua de zorrillo (o mofeta).
El líquido disparado es ostensiblemente putrefacto, semejante al que desprenden los zorrillos. El arma de control de manifestaciones fue desarrollado por la empresa israelí Odortec. “Se trata de un compuesto líquido con un olor horrible descrito por quienes lo han experimentado como el olor de aguas residuales mezclado con cadáveres en descomposición”, agrega Hawari.
La potente mezcla de químicos provoca fuertes náuseas, impide la respiración normal y provoca largos episodios de vómitos. El informe de seguridad de la empresa que lo fabrica indica asimismo que puede causar irritación de la piel, dolor ocular y abdominal. Los palestinos también han informado de que provoca la caída del cabello.
“Las fuerzas de seguridad que utilizan agua de mofeta afirman que no es letal ni tóxica. Sin embargo, en dosis altas puede tener un efecto letal, y disparada desde un cañón de agua y rociada a una presión extremadamente alta puede causar lesiones graves. Una pequeña rociada de agua de mofeta deja hedor en la piel durante días”, agrega la académica palestina. “En la ropa y en los edificios el hedor puede prolongarse aún más. Las fuerzas israelíes, claro está, no sólo la utilizan para reprimir las protestas; también la emplean como castigo colectivo. Los camiones con agua de mofeta pasan por los barrios palestinos rociando los edificios en represalia contra los residentes locales que protestan contra la ocupación israelí y el apartheid”.
Cuando esto pasa, denuncian los palestinos, tienen que cerrar sus casas, tiendas y negocios durante varios días y las familias deben abandonar las viviendas porque se vuelve imposible habitar los espacios por el prolongado y penetrante hedor.
Producto de exportación
Odortec no solo provee este controvertido líquido al ejército israelí: en Estados Unidos la suministra la empresa Mistral Security, que recomienda su uso en “pasos fronterizos, centros penitenciarios, manifestaciones y sentadas”. Varios departamentos de policía como el de Ferguson (Misuri) ya la adquirieron tras las protestas de 2015 contra la brutalidad policial y el racismo institucional.
“Odortec y otros fabricantes de armas israelíes ni siquiera tienen que invertir en la comercialización y propaganda de sus armas; los canales de noticias que difunden las imágenes de los ataques brutales del ejército israelí les hacen el trabajo”, denuncia Hawari, quien agrega también que las empresas fabricantes las prueban en Gaza.
“Israel exporta armas probadas en civiles palestinos a unos 130 países, incluidos gobiernos con un historial execrable de derechos humanos. A las poblaciones de esos países, que son las receptoras finales de la agresión de las fuerzas locales que utilizan armas israelíes, los palestinos pueden darles muchos consejos”, prosiguió Hawari entrevistada por Al Jazeera y replicada por rebelión.org.
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