Sofá-Gate: El desaire a la presidenta de la Comisión Europea provoca una crisis diplomática
En medio de la discusión por la salida de Turquía de un tratado contra la violencia machista, el gobierno del país dejó sin asiento a la presidenta de la Comisión Europea en un gesto que derivó en una protesta por parte de la UE.
Lo que comenzó como algo aparentemente pequeño se convirtió en una crisis diplomática durante la visita a Turquía del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
Los dos funcionarios europeos -que tienen el mismo rango y la misma importancia- se reunieron con el presidente turco, Reçep Tayyip Erdoğan, en el palacio presidencial de Ankara. Tras una importante reunión a puertas cerradas, salieron a un salón donde había dos sillones para la conferencia de prensa, pero los que se iban a sentar eran tres: Von der Leyen, Michel y Erdoğan.
Ante la sorpresa de la presidenta de la Comisión, tuvo que sentarse en un sillón aparte, alejado de las luces y las cámaras, porque los otros dos ocuparon aquellas únicas sillas instaladas. El tercer sillón que ella ocupó suele estar destinado para funcionarios de menor rango, asistentes, secretarios o intérpretes de idiomas.
El hecho fue considerado un destrato hacia la condición de mujer de Von der Leyen, y fue tema central en la conferencia de prensa diaria de la Comisión Europea, en la cual el vocero Eric Mamer declaró que el trato dado por el gobierno turco a la altísima funcionaria no fue correcto, aunque reconoció la actitud de la jefa de la Comisión.
“En esas circunstancias es importante hacer un balance entre lo que es un tema de sustancia y de diplomacia y lo que es un asunto de forma y protocolo”, evaluó Mamer, que insistió en que la “asertividad” de la presidenta de la Comisión quedó clara al participar en la cita con el mandatario turco.
“No abandonó el encuentro, sino que participó y jugó su papel; esa es la mejor respuesta ante un incidente así”, agregó el portavoz, quien añadió que Bruselas exigió explicaciones a este desaire y pidió que este tipo de hechos no se repitan.
El mensaje equivocado
Turquía está siendo criticada desde adentro y desde afuera por haber abandonado, a orden de Erdoğan, un acuerdo europeo contra la violencia de género y el femicidio.
El documento, también conocido como Convención de Estambul, fue un documento pionero en su momento y era el primero en el mundo para frenar esta lacra social. Sin dar razones ni explicaciones, Erdogan se alinea a los sectores políticos y sociales más conservadores de un país que, solo en 2020, tuvo más de 300 feminicidios registrados.
Según publica la agencia de noticias AFP, grupos conservadores celebraron la decisión del presidente ultraderechista bajo el argumento de que la Convención «daña la unidad familiar» y potencia que se produzcan divorcios.
Además, aducen, los colectivos LGBTIQ+ estaría usando este tipo de instrumentos para conseguir una aceptación más amplia entre la ciudadanía.
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