heteronormatividad

Vaticano decreta que la iglesia católica no puede bendecir uniones entre personas del mismo sexo

La Congregación para la Doctrina de la Fe dictaminó que Dios “no puede bendecir el pecado”.

Foto: Instagram / Papa Francisco
Foto: Instagram / Papa Francisco

El Vaticano decretó este lunes que la iglesia católica universal no puede aceptar ni bendecir las uniones entre personas del mismo sexo al considerar la homosexualidad como un pecado, algo que «Dios no puede bendecir».

La Congregación para la Doctrina de la Fe, que se encarga de defender los valores ultraconservadores y el dogma del catolicismo, emitió su edicto formal este lunes tras una pregunta del clero sobre si podían bendecir uniones homosexuales.

La respuesta, contenida en una explicación de dos páginas publicada en siete idiomas y aprobada por el Papa Francisco, fue negativa. El decreto remarcó que ante la iglesia hay una diferencia abismal entre «la bienvenida» y «la bendición» a las personas homosexuales, a los cuales defiende pero no a sus acciones.

El Vaticano sostiene que las personas homosexuales deben ser tratadas con dignidad y respeto, pero entiende que el sexo homosexual es «intrínsecamente» algo antinatural. La enseñanza católica dice que el matrimonio entre un hombre y una mujer es parte del plan de Dios y está destinado a crear nueva vida. Dado que las uniones homosexuales no coinciden con ese «plan divino», no pueden ser bendecidas por la cúpula católica.

«La presencia en tales relaciones con elementos positivos, que en sí mismos deben ser valorados y apreciados, no puede justificar la existencia de las mismas y convertirlas en objetos legítimos de una bendición eclesial, ya que los elementos positivos existen en el contexto de una unión no ordenada por el plan del Creador», se lee en el decreto.

Dios «no bendice ni puede bendecir el pecado: bendice al pecador para que reconozca que es parte de su plan de amor y se deje cambiar por Él», agrega.

Francisco a favor pero en contra

El papa Francisco ha respaldado la inclusión cada vez más profunda de las personas sexualmente diversas en la órbita eclesial, pero está de acuerdo en que se les siga negando su participación como clérigos o laicos consagrados. Establecido esto, la iglesia sigue siendo una institución religiosa que aboga por la heteronormatividad mayormente excluyente incluso a personas en situaciones distintas al matrimonio, como los divorciados o separados civilmente.

El pontífice ha respaldado que, en el plano civil y legal, se les brinden derechos a las personas homosexuales como lo es el matrimonio pero nunca ha aceptado que la iglesia vaya a oficiar matrimonios para ellos.

 

 

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