Joe Biden es oficialmente el candidato demócrata a la presidencia de EE.UU.

Joe Biden es oficialmente el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos y, junto con Kamala Harris, se encargarán de evitar que Donald Trump se instale cuatro años más en la Casa Blanca.

En la Convención Nacional Demócrata, que se realizó de forma virtual por la pandemia del coronavirus, un total de 3.558 delegados demócratas le dieron su apoyo a Biden, quien fuera vicepresidente de las dos administraciones de Barack Obama.

Por su parte, el otro contendiente -que había retirado su precandidatura de forma tácita meses atrás-, Bernie Sanders, obtuvo 1.151 votos.

El resultado era más que previsible, ya que Biden (de 78 años) lidera prácticamente todas las encuestas para vencer a Trump, quien viene viendo su popularidad desplomarse debido a los pésimos resultados de su administración en el manejo de la pandemia del COVID-19.

Al finalizar la ronda de votaciones, el candidato agradeció «de corazón» e invitó a las personas a sumarse el jueves al cierre del evento, en el cual él y Harris aceptarán oficialmente la nominación.

Obama fue uno de los primeros en felicitarlo. «Felicitaciones, estoy muy orgulloso de ti», le dijo mientras compartía el tuit en donde Biden contaba «el honor» que representa para él ser el candidato demócrata.

Las propuestas

El programa de gobierno del demócrata está más cerca de las ideas de centro izquierda de Obama, y se aleja del ultraconservadurismo y ultranacionalismo de Trump.

Promueve la expansión del sistema de salud social universal y darle seguimiento al alcance de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud -también conocida como Obamacare-, aprobada durante su tiempo en la Casa Blanca. «Los voy a proteger como he tratado de proteger a mi propia familia. Se los prometo», aseveró el político cuyo hijo Beau Biden murió de un violento cáncer en 2015.

Apunta a reconstruir la abatida clase media, que él considera «la columna vertebral» de los trabajadores estadounidenses y que EE.UU. retome el liderazgo mundial que Trump ha defenestrado.

En lo ambiental piensa promover las energías limpias y desincentivar los combustibles fósiles (un enfoque opuesto a la administración Trump), atender el cambio climático y la contaminación con sendas políticas de Estado. Ha hablado de restringir el fracking, una práctica de extracción de hidrocarburos sumamente dañina para el medio ambiente. «Aseguraré que los Estados Unidos logren una economía de energía 100% limpia y alcancen emisiones netas cero antes de 2050″, se lee en su sitio web oficial.

Otros planes tienen que ver con igualdad, equidad y justicia, algo que él considera piezas centrales del «credo estadounidense». Buscaría llevar adelante una reforma para mejorar el sistema de justicia penal para hacerlo más efectivo. En temas migratorios le daría la espalda al ultranacionalista de Trump que ha encarcelado a inmigrantes y separado familias enteras que cruzan la frontera buscando una vida mejor. Biden fortalecería «la seguridad y la prosperidad en colaboración con los pueblos de Centroamérica», de donde han salido en los últimos dos años las llamadas Caravanas Migrantes.

En educación propone un nuevo enfoque para el sistema educativo estadounidense que, si bien a nivel universitario es uno de los más importantes del mundo, es también abiertamente excluyente. «Pero para muchos, obtener un título u otra credencial después de la escuela secundaria es tan inasequible que está fuera de su alcance. Para otros, su educación les impone tanta deuda que les impide comprar una casa o ahorrar para la jubilación, o sus padres o abuelos asumen parte de su carga financiera», dice el programa de gobierno. Además haría que las universidades públicas ofrezcan carreras gratuitas de cuatro años para estudiantes cuyas familias tengan ingresos inferiores a US$125.000 al año.