Soleimani: cronología de un magnicidio al servicio de una guerra

Qasem Soleimani. Foto: Wikimedia Commons
Qasem Soleimani. Foto: Wikimedia Commons

El asesinato extrajudicial de Gasem Soleimani (GS, o Qasem Soleimani), comandante de la Fuerza Quds, la rama de la Guardianes Islámicos de Irán para las operaciones en extranjero, por EEUU, además de ser la muerte más importante para la República Islámica de Irán (RII) después de Jomeini, es la convergencia de tres realidades paralelas:

  1. La ley del proceso del tránsito de los cambios cuantitativos, en las relaciones entre la RII y EEUU, a los saltos cualitativos;
  2. El choque entre los intereses de las élites de diferentes estados en Oriente Próximo, que alberga la mayor reserva del Oro Negro del planeta, desdibuja la lucha de clase de millones de sus sufridos ciudadanos, y
  3. La determinación de EEUU, desde el fin de la Unión Soviética en 1991, en cambiar el mapa de la zona (congelada desde la desintegración del imperio otomano en 1916), y convertir a sus países estratégicos en estados fallidos controlables: Iraq, Afganistán, Libia, Siria, Yemen, y ahora le toca a Irán (y por ocho motivos), mientras Turquía y Arabia Saudí ponen su barba a remojar.

El asesinato de GS el día 3 de enero es una nueva fase de este plan contra Irán, que se puso en marcha con la presidencia de Donald Trump, y se intensificó en el verano pasado.

Así empezó a aumentar la tensión

A lo largo del 2019, EEUU e Israel bombardearon en diversas ocasiones, las sedes del grupo paramilitar chiita iraquí Hashad al Shaabi «Unidades de Movilización Popular» (UMP) vinculado a Quds en Siria y en Iraq, país que no es más que una base militar de EEUU desde 2003 contra Siria, Irán, Turquía y Arabia Saudí.

  • 27 noviembre: el consulado de Irán en Nayaf (Iraq) es incendiado: EEUU pretende desiranizar al régimen de Bagdad.
  • 27 de diciembre: China, Irán y Rusia realizan unas maniobras militares conjuntas en el océano Índico. Ninguno puede permitir que EEUU se haga con el control del Golfo Pérsico ni con Iraq.
  • 28 de diciembre: EEUU acusa a Kataeb Hizbolá «Brigadas del Partido de Alá» iraquíes, de haber disparado cohetes contra la base K1 de su ejército en Kirkuk, matando a un contratista estadounidense. El grupo lo niega y exige que se publiquen los datos de la supuesta víctima. Trump que se habia negado a atacar Irán, promete venganza: ya habia determinado que el “terrorismo” sería el casus belli contra Irán.
  • 29 de diciembre: EEUU ataca con sus F-15E cinco bases de Kataeb, en Iraq y Siria, y mata a 24 de sus hombres.
  • 31 de diciembre: un grupo de Kataeb, tras el funeral de las víctimas, se dirige a la Zona Verde de Bagdad, sin que las fuerzas de seguridad se les impidieran (¡las mismas que aplastaron con máxima crueldad las protestas ciudadanas!), y asalta la embajada de EEUU. La guardia de la sede les dispara gases lacrimógenos, impidiendo que accedan al edificio principal. Los asaltantes salen y acampan delante de edificio, anunciando que hasta la salida de las tropas de la ocupación no abandonarán la sentada.
  • 1 de enero de 2020: en un comunicado, las UMP pide a los acampados retirarse de forma pacífica, Los afiliados al Kataeb no les gusta la idea, aunque se marchan.

Esta era la cuarta “crisis de la embajada de EEUU” en las últimas décadas:

  1. Saigón (hoy, Ho Chi Minh), 30 de abril del 1975. Cerca de mil personas se quedaron atrapadas en la sede diplomática ante el avance del Frente Nacional de Liberación de Vietnam. Unos pocos fueron evacuadas por el helicóptero.
  2. Teherán, 1979. En los 444 días de la ocupación de la embajada, el perfil de los asaltantes, así como sus demandas fueron cambiándose. Al final, Jomeini llegó a un acuerdo secreto con los republicanos para arruinar la reelección de Jimmy Carter en favor de Reagan, a cambio de recibir armas. ¡Lo que cuenta Argo, es la versión de la CIA!
  3. Bengasi, consulado de EEUU, 11 de septiembre de 2012. Un grupo de “yihadistas”, que habían sido trasladados de Afganistán e Iraq a Libia para desmantelar el Estado libio, facilitando la tarea de la OTAN, mataron al embajador Christopher Stevens. El incidente acabó con las aspiraciones políticas de Hilary Clinton.

En el caso de Bagdad, Donald Trump y Ali Jamenei controlaron la situación: Tanto los asaltantes como los guardianes de la embajada tuvieron cuidado de no matar a nadie. «Esto no será un Bengasi«, dijo Trump, y al ser preguntado sobre la posibilidad de una guerra con Irán: «No veo que eso suceda«, «me gusta la paz«, dijo. Por su parte, Jamenei afirmó que «no buscamos guerra«, dándose una nueva tregua, eso parecía, hasta la siguiente ronda de crisis.

Posibles autores y objetivos

La toma de la embajada en Iraq – que fue construida en 2009, por un coste de 750.000 dólares, y cuenta con 16.000 personas en nómina-, puso en un serio aprieto a Trump: tenía que reaccionar.

Sobre quién estaba detrás y qué pretendía, aquí unas hipótesis:

  • Irán, con la intención de:
    Mostrarle a EEUU que puede someterle a la «máxima presión», respondiendo a la campaña de «máxima presión» a Irán y estrangular su economía.
    Revelar la vulnerabilidad de EEUU ante el mundo, burlándose de “la grandeza de América” de Trump.
    Lavar la cara de la milicia impopular de UMP y presentarle como una fuerza “anti-imperialista”.
    Distraer la atención de las masivas protestas de los pobres contra un régimen teocrático y una élite corrupta.
    Dar la impresión de que las fuerzas del orden (e incluso el ejército) iraquíes están más a las órdenes de la RII que a la de EEUU.
  • Israel que ha hecho todo lo posible para empujar a EEUU a convertir Irán en cenizas.
  • La industria militar- que acaba de imponer su mega “Guerra de Galaxias” al Congreso y necesita más conflictos ahora que se anuncia el fin del ISIS, y los sectores anti-Trump de EEUU, como los halcones más belicistas y los demócratas.

Soleimani, el Bin Laden de Trump

  • 3 de enero: el secretario de Defensa de EEUU, Mark Esper, afirma que su país tiene la autoridad para realizar ataques preventivos (¡como Bush!) contra Irán. Horas después, el Pentágono sigue el rastro del general, desde el aeropuerto de Teherán hasta el de Bagdad, donde es recogido por el subcomandante de la UMP Abu Mahdi al Mohandes y otras cinco personas. Allí, sus coches son atacados por los misiles de la Sección 127e del Pentágono, especializada en la lucha contra Al Qaeda. ¿Cómo varios altos militares viajaban juntos, infringiendo las normas más básicas de seguridad, y en un país bajo el control militar absoluto de EEUU? Aunque las fuerzas poriraníes del gobierno iraquí han creado su propio servicio de inteligencia, es obvio que poco pueden hacer contra la superpotencia.

Donald Trump, acosado por continuos escándalos, necesitaba una victoria. Dice el ex embajador del Reino Unido en el Líbano Tom Fletcher que GS era una «figura mucho más poderosa que Bin Laden o al-Bagdadi”. En mayo del 2011, cuando la popularidad de Obama habia caído por los suelos, mandó a rematar el fantasma de Bin Laden, convirtiéndose para unos meses en un superhéroe.

Posibles consecuencias

  • Debilitar la relación de la Fuerza Quds con las milicias chiitas de la región: pues, el factor personal importa. GS era carismático y durante 20 años habia creado una profunda amistad con otros jefes islamistas en la zona y ahora es difícil llenar este vacío. Además, poseía una serie de informaciones sobre la situación militar de la zona que no la tienen ni sus compañeros.
  • Golpe a la facción de la RII que representa Ali Jamenei. Ahora debe buscar otro candidato para sustituir al presidente Rohani. Hace unos meses y ante los rumores de un golpe de estado, el general GS le dijo con sarcasmo a Rohani: “Yo no necesito hacer un golpe de estado”. El hombre más fuerte de la RII que había creado un gobierno en la sombra presumía en julio del 2018 de cooperar con EEUU, revelando que Obama le habia pedido a él que no al presidente de Irán a que garantizase la seguridad de los soldados de EEUU cuando iban a salir de Iraq. En el febrero del 2019, llegó a invitar a Bashar al Asad a Teherán, impidiendo que el ministro de exteriores Javad Zarif participara en los encuentros. Zarif presentó su dimisión en protesta.
  • Es difícil saber si habrá una ofensiva de la RII contra los intereses de Israel o de EEUU, o Teherán tomará una posición defensiva. Lo cierto es que, durante una serie de asesinatos selectivos de Israel contra los líderes del Hizbolá libanés, organización fundada por los Guardianes Islámicos, aunque Hizbolá juraba venganza, al final vencía la cordura: ocurrió con el jefe de la inteligencia del grupo Imad Mugniyah(en 2008) por ejemplo, o el alto comandante de la milicia Mustafa Badreddin (en 2016).
  • Conscientes de que la base electoral del presidente no desea guerra, la RII y el Partido Demócrata (que le ha prometido recuperar el acuerdo nuclear si gana las elecciones del 2020) pueden pactar una estrategia y sabotear la promesa electoral de Trump de “salgamos de todas estas estúpidas guerras». Será una apuesta arriesgada, sin duda.
  • Trump que se aplica la teoría de Madman, a pesar de su promesa no sólo ha enviado 14.000 soldados más a Oriente Medio el año pasado, sino que prevé mandar a otros 3000 para luchar contra Irán.
  • Rusia condena el atentado y lo considera un grave error de EEUU. Vladimir Putin conoció a GS cuando el general hizo una visita secreta a Moscú el 24 de julio del 2015, para proponer a Rusia a intervenir en la guerra de Siria. Allí nació la coalición 4+1: Irán, Rusia, Siria, Iraq y Hizbolá. Ahora, Putin podrá jugar el papel de mediador entre EEUU y la RII, con el fin de bajar la tensión (que no lo conseguirá) y elevar su perfil del pacificador de los conflictos a nivel mundial.
  • Benjamín Netanyahu se apunta una nueva victoria. Israel, que no EEUU, es el único ganador de las guerras que azotan Oriente Próximo.
  • Disparar el precio del barril de petróleo Brent, en un 2,4%. Una guerra no sólo afectará a las exportaciones de 15 millones de barriles de petróleo por el Golfo Pérsico, también hará subir la factura de las calefacciones en EEUU.
  • La guerra (en su versión bélica) dependerá de numerosos factores, que ante la ausencia de un movimiento antimilitarista a nivel mundial, ya parece inevitable.

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