Michel Temer admite que destitución de Dilma Rousseff fue un golpe de Estado
Tras el impeachment a Rousseff en 2016, Temer asumió la presidencia de Brasil en medio de una de las crisis políticas más profundas de los últimos años en el vecino país.
El ex presidente brasileño Michel Temer admitió por primera vez que el impeachment a su antecesora, Dilma Rousseff, fue un «golpe de Estado».
En declaraciones dadas el pasado lunes al canal TV Cultura, Temer dijo que él no había «apoyado ni hecho un compromiso con el golpe de Estado» a Dilma, y que incluso el intentó impedirlo.
Sin embargo, él fue el más beneficiado con el proceso de destitución de la mandataria porque se hizo con la presidencia de la República.
«La gente decía: ‘Temer es un conspirador golpista’ y suponían que yo había apoyado el golpe. A diferencia de eso, nunca apoyé ni me comprometí con el golpe», dijo durante la entrevista. «No imaginé que llegaría a ser presidente de esa manera», añadió.
Paralelamente, eligió al actual gobierno de Jair Bolsonaro diciendo que tiene aspectos «positivos». «Dejando la modestia de lado, continúa todo lo que he hecho», haciendo alusión a las reformas aprobadas por su gobierno, como el proyecto de techo de gasto público y la impopular reforma laboral.
Acusado de corrupción
Michel Teme, de 78 años, se defiende de las acusaciones de corrupción que han llevado a que ya ha sido detenido e interrogado en dos ocasiones este año, desde que entregó el mandato al ultraderechista Bolsonaro.
Temer está acusado de corrupción, blanqueo de dinero y conspiración, según documentos publicados por el Tribunal Supremo de Brasil. Entre otras cosas, las autoridades dicen que él y otros diez individuos son sospechosos de recibir sobornos en relación con favores a administradores de puertos.
Los simpatizantes de Rousseff aseguran que la destitución fue un «golpe de Estado», mientras que sus adversarios políticos consideran que el juicio político fue «justificado» así como su apartamento del cargo.
Temer fue compañero de fórmula de Rousseff desde su primer mandato, en 2011, pero después del impeachment se alejó del Partido de los Trabajadores, formación dirigida por Luiz Inácio Lula da Silva.
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