La educación, principal víctima de la cruzada «contra el marxismo cultural» de Bolsonaro
El gobierno ultraderechista de Bolsonaro ha congelado el 30% del presupuesto para instituciones federales de educación, lo que ha lanzado a las calles a la comunidad académica.
La educación en Brasil está siendo golpeada por la «guerra contra el marxismo cultural» del gobierno ultra derechista de Jair Bolsonaro, quien asegura que el sistema educativo está lleno de «ideologías progresistas» que atentan «los valores» que, según él, deberían ser cristianos.
Este viernes se llevaron a cabo manifestaciones en diversas partes de Brasil, organizadas por el ex candidato presidencial Fernando Haddad, sucesor de Lula da Silva. “La derecha tiene alergia a la educación”, dijo el jueves Haddad en la previa de las marchas.
El Ministerio de Educación ordenó congelar el 30% del presupuesto para la educación, algo que según dice la institución responde a restricciones presupuestarias y a la situación económica del país, y no necesariamente a criterios ideológicos.
El bloqueo de fondos fue anunciado en un inicio como un «ajuste» contra tres universidades que no cayeron bien a Bolsonaro y su séquito: en ellas se albergaron debates políticos con figuras de izquierda y que, de acuerdo al ministro de Educación, Abraham Weintraub, «siembran el desorden».
El fantasma del «marxismo cultural»
Fue precisamente Weintraub quien en diciembre pasado resaltó en un seminario de corte ultra conservador la «importancia» de expulsar al «marxismo cultural» de las universidades.
Antes del fuerte recorte del 30%, que tiene alcances generalizados en todo el sistema educativo, ya había generado controversia al reducir la inversión estatal en carreras de ciencias humanas, como filosofía, psicología, antropología, para darles más fondos a las carreras que generan «más réditos» como veterinaria, medicina o ingeniería.
El secretario de Educación Superior del despacho, Arnaldo Barbosa de Lima, declaró a la agencia de noticias AFP que el bloqueo de fondos no pone en riesgo la funcionalidad de las instituciones y que podría ser revaluado si la economía brasileña muestra signos de recuperación y crecimiento.
Por su parte, rectores de universidades federales advirtieron en las últimas horas que las retenciones a los presupuestos educativos pueden generar problemas en los cumplimientos de contratos, el pago de servicios, de proveedores y otros aspectos esenciales para el correcto funcionamiento de las casas de enseñanza. Incluso podría afectar cosas tan básicas como la limpieza, seguridad y hasta los comedores estudiantiles.
La rectora de la Universidad Federal de Minas Gerais, Sandra Goulart Almeida, dijo a AFP que poner en riesgo algo tan básico como el pago de las facturas eléctricas -y el respectivo peligro de cortes por impago- podría afectar la funcionalidad y la integridad de los laboratorios así como refrigeradores vitales en investigaciones. Podrían perderse años de avances tecnológicos y científicos, advierte.
“Estos bloqueos de recursos ocurren desde hace tiempo, pero no como fue anunciado ahora”, dice Gregorio Grisa, doctor en Educación de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRS).
Los desafíos de la educación en Brasil
A pesar de que Brasil dedica el 6% del Producto Interno Bruto a la educación, no necesariamente es líder en la región en calidad educativa. Está detrás de países como Chile, Colombia o Uruguay en los resultados de las pruebas PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Especialistas citados por AFP aseguran que Brasil es ya de por sí un país muy desigual, y que se requiere más inversión para dar acceso a más niños, jóvenes y adultos a propuestas educativas diversas y de calidad. Asimismo recalcan que deben ser los criterios técnicos y científicos los que primen y no los ideológicos.
Bolsonaro, de postulados ultraderechistas y ultraconservadores, ha cuestionado la educación sexual integral en las escuelas que contempla la enseñanza del respeto a las personas sexualmente diversas y a las comunidades LGBTIQ, al tiempo que se ha propuesto «erradicar» lo que él considera es un adoctrinamiento de izquierda dejado por los gobiernos anteriores.
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