El primer informe de Trump, lluvia de autoelogios
El presidente que más ha polarizado en la era moderna convocó este martes a la unidad nacional, exaltó su labor durante el primer año de gestión, invitó a resolver la situación de los dreamers a cambio de un gran muro y reducir el número de inmigrantes, y declaró que este es “nuestro nuevo momento americano”, en un informe sazonado con referencias a la familia, a la patria, a la bandera y a Dios.
El ritual anual del discurso del Estado de la Unión –tal vez el acto público de mayor relieve para un presidente– se ofreció anoche en el Capitolio ante ambas cámaras del Congreso, los integrantes de la Suprema Corte, el estado mayor y todo menos un integrante del gabinete (el sobreviviente designado, se le dice), con una coreografía muy elaborada en la que casi nunca hay una sorpresa de diseño, aunque nadie estaba del todo seguro si Donald Trump seguiría el guion (lo hizo).
En su primer discurso sobre el Estado de la Unión, Trump intentó ser presidencial, con un mensaje algo esquizofrénico: el presidente más divisivo llamó a la unidad por el bien del futuro de Estados Unidos afirmando: juntos estamos construyendo un Estados Unidos seguro, fuerte y orgulloso.
Después de llamar a que los políticos pongan de lado nuestras diferencias, buscar terreno común, y convocar a la unidad que necesitamos para cumplir con el pueblo que nos eligió para servirle, ofreció una serie de propuestas que dividen a este Congreso y que son rechazadas por la mayoría de la opinión pública; desde la salud y la migración, hasta las guerras.
Insistió en que durante el reciente año hemos intentando restaurar los lazos de confianza entre nuestros ciudadanos y su gobierno, sin mencionar, obviamente, que las encuestas registran cada vez mayor desconfianza y reprobación del presidente.
Resaltó el auge económico y dijo que fue en parte resultado de que cumplió con su promesa de promover los recortes más grandes y la reforma de impuestos más grande en la historia estadunidense, e insistió en que “nunca ha habido un mejor momento para empezar a vivir el sueño americano”.
Trump se congratuló al afirmar: hemos eliminado más regulaciones en nuestro primer año que cualquier administración en la historia de nuestro país.
Declaró que la nación finalmente, ya volteó la página sobre décadas de acuerdos de comercio injustos que sacrificaron nuestras prosperidad y trasladaron fuera nuestras empresas, nuestros empleos y la riqueza de nuestro país.
Migración
Trump reiteró su propuesta presentada la semana pasada, en la que a cambio de ofrecer una ruta hacia la ciudadanía a 1.8 millones inmigrantes indocumentados que llegaron siendo menores (los llamados dreamers), exige un muro fronterizo, fin a la lotería de visas y la anulación del sistema que otorga prioridad a familiares de inmigrantes, que ha prevalecido durante décadas. Es la misma propuesta que ya fue rechazada por legisladores demócratas, defensores de inmigrantes y de los propios dreamers.
Una vez más, clasificó la inmigración como asunto de seguridad nacional, enfatizando los atentados terroristas perpetrados por extranjeros y los delitos violentos cometidos por inmigrantes, sobre todo los jóvenes. Convirtió a la pandilla MS-13 en una especie de amenaza a escala nacional.
Insistió en que, ante todo, se debe defender a los estadunidenses en este asunto, “porque los estadunidenses son dreamers también”.
Política exterior
Insistió en que “al reconstruir la fuerza y la confianza de Estados Unidos en casa, también estamos restaurando nuestra fuerza y posición en el exterior.
En el mundo enfrentamos regímenes villanos. Grupos terroristas y rivales, como China y Rusia, que retan a nuestros intereses, nuestra economía y nuestros valores, declaró –y después amplió sobre la amenaza que representa Corea del Norte– por lo que pidió elevar el gasto militar y modernizar el arsenal nuclear –ojalá nunca tengamos que usarlo, dijo– y proceder con la lucha antiterrorista. En este contexto, anunció que este martes firmó una orden ejecutiva para mantener abierto el centro de detención de combatientes enemigos en Guantánamo.
Denunció que decenas de países votaron en contra de su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, a pesar de que Washington les brinda asistencia internacional, por lo que solicitó al Congreso aprobar una legislación para asegurar que los fondos de asistencia exterior siempre sirvan a los intereses estadunidenses.
Declaró que al “fortalecer nuestras amistades (…) también estamos restaurando claridad sobre nuestros adversarios”, y en ese contexto mencionó la necesidad de una posición más firme respecto de Irán y, en la única mención de países del continente americano, recordó que su gobierno impuso sanciones firmes a las dictaduras comunista y socialista en Cuba y Venezuela.
En su discurso de una hora y 20 minutos, donde fue patente la ausencia de unidad entre republicanos y demócratas por quienes se levantaban para aplaudir y quienes no, fue notable también la ausencia de cualquier mención a la investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones que han perseguido a este presidente desde que llegó a la Casa Blanca.
En lugar de eso, ofreció repetidas frases sobre la grandeza de este país y de su pueblo –del cual se presentó como portavoz– y la necesidad de que todos respeten su bandera y el himno nacional.
Afirmó: “juntos estamos redescubriendo el american way”. Subrayó que “en America, sabemos que fe y familia, y no gobierno y burocracia, son el centro de la vida estadunidense. Nuestro lema es: ‘en Dios confiamos’”.
Disidencia
La voces, expresiones y actos de protesta y disidencia contra el gran unificador se manifestaban dentro y fuera del Capitolio. Defensores de inmigrantes y varios dreamers fueron invitados por legisladores para observar el discurso desde la galería dentro del Capitolio, mientras afuera, en la capital y otras ciudades, hubo actos de protesta de agrupaciones de inmigrantes y sus aliados.
Dentro, también, varias legisladoras demócratas se vistieron de negro –como lo hicieron actrices y otras personalidades en actos recientes– para expresar su solidaridad con el movimiento #MeToo denunciando el abuso y hostigamiento sexual por hombres poderosos en todos los ámbitos, incluido el ocupante de la Casa Blanca.
La senadora Kirsten Gillbrand, de Nueva York, tuvo como invitada a Carmen Yulin Cruz, la alcaldesa de San Juan, Puerto Rico; tema que no fue mencionado por el presidente, y donde medio millón de ciudadanos estadunidenses siguen sin electricidad, a cuatro meses del paso de un huracán. Por su parte, la senadora Elizabeth Warren invitó a un integrante del concilio de la ciudad de Brockton: el primer inmigrante haitiano electo a un puesto en el estado de Massachusetts.
Sobre el muro del hotel Trump, que está en el camino entre la Casa Blanca y el Congreso, fue proyectada la frase El estado de la resistencia es fuerte.
La respuesta demócrata al informe –parte del ritual de este espectáculo– estuvo a cargo del representante federal Joe Kennedy III, nieto de Robert F. Kennedy y sobrino nieto del presidente John F. Kennedy.
Después de horas –antes y después del discurso– de comentarios sobre si esto importaba o no, la noche concluyó con Stormy Daniels, la estrella de pornografía que se dice tuvo una aventura sexual con Trump en 2006 y que aceptó un pago a cambio de su silencio sobre el asunto durante la elección de 2016; ella fue la invitada especial del programa Jimmy Kimmel Live. Miércoles 31 de enero de 2018
Anexo 1:
Trump explica su plan para legalizar a 1,8 millones de ‘dreamers’, a cambio de ciertas condiciones
Autor: El Nuevo Herald
El presidente Donald Trump defendió el martes el “extraordinario éxito” que ha logrado desde que llegó al poder hace un año, y argumentó que lo hizo con “la idea muy clara y la misión honrada” de “hacer a EEUU grande de nuevo”.
“En el último año, hemos hecho increíbles avances y logrado un éxito extraordinario”, dijo Trump al comienzo del primer discurso de su presidencia sobre el Estado de la Unión ante el Congreso.
Trump llamó a los demócratas y republicanos del Congreso a “dejar un lado las diferencias” y trabajar juntos.
“Esta noche, hago un llamamiento a todos nosotros para que dejemos juntos nuestras diferencias y busquemos la unidad para cumplir con las personas que nos eligieron para que les sirviéramos”, dijo al argumentar que el país se encuentra en un estado “fuerte” porque su pueblo también lo es, y que su gobierno está construyendo una nación “segura, fuerte y orgullosa”.
En materia de inmigración, uno de los aspectos más esperados de su discurso, el mandatario estadounidense explicó su propuesta de proveer un mecanismo para la naturalización de 1,8 millones de dreamers a cambio de unos pilares fundamentales: el muro con México, un sistema migratorio “seguro, moderno y legal” en el que los inmigrantes que se hagan ciudadanos podrían patrocinar a sus cónyuges e hijos menores de edad y acabar con la lotería de visas.
“Bajo nuestro plan, aquellos (dreamers) que cumplan con unos requisitos de educación y trabajo y muestren un buen carácter moral serán capaces de llegar a ser ciudadanos de Estados Unidos”, señaló Trump, quien destacó que la cifra de 1,8 millones es “casi tres veces más” de lo que ofreció su antecesor, Barack Obama, con el DACA.
Por eso insistió en la necesidad de levantar un muro con México porque permitirá “cerrar las lagunas explotadas por criminales y terroristas para ingresar” a su país y dijo que uno de los pilares para lograrlo es contratando más agentes fronterizos y migratorios, a quienes calificó de “héroes”.
Asimismo, pidió al Congreso que permita deportar de forma exprés a todos los inmigrantes que crucen la frontera de manera irregular sin importar su país de origen. Actualmente, solo pueden ser expulsados de manera exprés los inmigrantes de México y Canadá.
Minutos antes le había pedido a los congresistas acabar con los “resquicios mortales”que permiten que integrantes de la pandilla conocida como Mara Salvatrucha (MS-13) sigan en EEUU.
El mandatario citó el caso de dos familias que perdieron a sus hijas, Nisa Mickens y Kayla Cuevas, en septiembre de 2016, cuando fueron “brutalmente asesinadas” por miembros del MS-13 en Nueva York.
“Durante décadas, las fronteras abiertas han permitido que las drogas y las pandillas lleguen a nuestras comunidades más vulnerables. Han permitido que millones de trabajadores con bajos salarios compitan por empleos y salarios contra los estadounidenses más pobres. Lo más trágico es que han causado la pérdida de muchas vidas inocentes”, aseguró.
En materia de política exterior presumió de las “duras sanciones” que su administración ha impuesto contra las “dictaduras” de Cuba y Venezuela, dentro de la porción dedicada a la política exterior de su discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso estadounidense.
“Mi administración también ha impuesto duras sanciones a las dictaduras comunistas y socialistas de Cuba y Venezuela”, destacó. El presidente no hizo menciones a otros países latinoamericanos.
En cuanto a la lucha contra el Estado Islámico (EI) admitió que “queda mucho trabajo por hacer” y pidió al Congreso que asegure que su gobierno tiene “todo el poder necesario” para detener a esos terroristas y a los de Al Qaeda.
“El año pasado prometí que trabajaríamos con nuestros aliados para extinguir al EI de la faz de la tierra. Un año después, estoy orgulloso de informar de que la coalición para derrotar al EI ha liberado casi el 100 por ciento del territorio que una vez controlaron estos asesinos en Irak y Siria”, dijo.
Trump también se refirió a la votación en la Asamblea General de la ONU contra su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, le pidió a los congresistas asegurar que solo los “amigos” de EEUU se beneficien de su asistencia financiera.
“Esta noche les pido aprobar una legislación para ayudar a asegurar que los dólares de asistencia extranjera de Estados Unidos siempre sirven intereses estadounidenses, y solo van a amigos de Estados Unidos”, dijo Trump en su discurso sobre el Estado de la Unión.
De otro lado, anunció que firmó una orden ejecutiva para mantener abierta la cárcel de la base militar de Guantánamo (Cuba). “Hoy estoy cumpliendo con otra promesa. Acabo de firmar una orden ejecutiva que dirige al secretario de Defensa, James Mattis, a reexaminar nuestra política de detención y mantener abiertas las instalaciones de la bahía de Guantánamo”.
El presidente alabó la buena marcha de la economía y de su reforma fiscal para asegurar que el país está viviendo “un nuevo momento americano” y juntos, todos los ciudadanos, pueden “lograr cualquier cosa”.
“Este es nuestro nuevo momento estadounidense. Nunca ha habido un mejor momento para comenzar a vivir el sueño estadounidense”, dijo el presidente ante ambas cámaras del Congreso.
“Para cada ciudadano que esté viendo esto desde casa. Esta noche, sin importar, dónde has estado o de dónde vienes, este es tu momento. Si trabajas duro, si crees en ti mismo, si crees en Estados Unidos, entonces puedes lograr cualquier cosa, puedes ser cualquier cosa y, juntos, podemos lograr cualquier cosa”, añadió.
Trump aprovechó para destacar el crecimiento acelerado de cerca del 3 por ciento anual y un desempleo que ha continuado su progresivo descenso y que cerró diciembre en el 4,1 por ciento, la cifra más baja 18 años y por debajo del 4,8 por ciento en el que estaba cuando el magnate asumió el poder.
El republicano llegó hace un año a la Casa Blanca con la promesa de lograr un crecimiento anual superior al 3 por ciento anual y en diciembre consiguió que el Congreso aprobara su ambiciosa reforma fiscal, la mayor en tres décadas en EEUU y que ha está considerada como el gran triunfo legislativo de su primer año de mandato.
“Hemos recortado la tasas del impuesto a las empresas del 35 por ciento hasta el 21 por ciento, por lo que las empresas estadounidenses podrán ahora competir y ganar contra cualquier persona en el mundo. Se estima que todos esos cambios aumentarán sus ingresos en más de $4,000”, destacó Tump.
El presidente pidió al congreso que “empodere” a sus ministros para facilitar el despido de trabajadores públicos.
“Pido al Congreso que empodere a cada secretario del gobierno con la autoridad de recompensar a los buenos trabajadores, y de despedir a los empleados federales que socaven la confianza pública o le fallen al pueblo estadounidense”, dijo Trump.
Trump apeló a su base de conservadores evangélicos al declarar que la fe y la familia son el centro de la vida del país, y al presumir de sus esfuerzos para “proteger la libertad religiosa”.
“En Estados Unidos, sabemos que la fe y la familia, no el gobierno y la burocracia, son el centro de la vida estadounidense. Nuestro lema es: ‘Confiamos en Dios’”, dijo Trump.
También prometió que se ha acabado la era en la que Estados Unidos quedaba “sometido” económicamente por otros países, y que trabajará para “arreglar malos acuerdos comerciales y negociar otros nuevos”.
“La era de sometimiento económico (de EEUU) se ha acabado por completo”, aseguró.
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Este reporte ha sido complementado con los servicios cablegráficos de EFE, AFP y AP.
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Anexo 2:
Editorial de The New York Times en castellano :
//www.nytimes.com/es/2018/01/31/editorial-trump-informe-state-of-the-union/?ref=en-US
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