ONU pide a Birmania cesar violencia contra los rohingyas
En las últimas dos semanas al menos 414 personas han sido asesinadas producto de la ola de violencia sectaria al oeste de Birmania (Myanmar), declarada como zona de operaciones por el Ejército, así lo informó este miércoles el Gobierno de ese país.
El pasado viernes 25 de agosto, efectivos armados del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) asaltó diversos puertos gubernamentales en el estado Rakhine (antiguo Arakan), y generó una respuesta militar contra el grupo armado, pero también con la población rohingya.
“Operación de limpieza” fue el nombre con el que el gobierno de Birmania bautizó los ataques expulsar a la minoría étnica.
Según las cifras oficiales desde el 25 de agosto han muerto 371 rebeldes, 15 uniformados del Gobierno y 28 civiles.
A su vez tras la destrucción de al menos 7.000 casas durante los enfrentamientos se han registrado 26.500 desplazamientos internos.
Este martes estudiantes indios y activistas de Derechos Humanos protestaron cerca de la embajada de Myanmar en Calcuta, India. Rohinyás musulmanes residentes en la India protestan en contra de las políticas contra su pueblo.
La Organización de las Naciones Unidas condenó las acciones y denunció asesinatos, saqueos y violaciones contra civiles.
El secretario general de la ONU, António Guterres, llamó este martes a las autoridades de Myanmar, antigua Birmania, a cesar la violencia contra la minoría musulmana rohingyas.
«Las autoridades birmanas deben tomar acciones firmes para poner fin al círculo vicioso de violencia y brindar seguridad y ayuda a todos aquellos que lo necesiten», exigió Guterres.
Guterres precisó que tras la catástrofe humanitaria y la nueva ola de violencia que vive la perseguida etnia, casi 125.000 personas, en su mayoría refugiados rohingyas, no reconocidos por las autoridades birmanas, han cruzado la frontera de Bangladesh huyendo de la violencia.
La situación de esa minoría musulmana «se está convirtiendo en un factor innegable de desestabilización regional», lamentó el diplomático.
El jefe de la ONU se reifirió al limbo permanente en que viven los rohingyas en cuanto a su condición apátrida en Myanmar y consideró «crucial otorgar a los musulmanes del estado de Rajine (oeste) la nacionalidad, o, al menos por ahora, un estatus legal que les permita tener una vida normal».
Finalmente dijo que la ONU espera que Birmania actúe como un país democrático en el que se respetan los derechos de todos los grupos étnicos.
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