15 de setiembre: Centroamérica celebra 195 años de independencia del imperio español

La firma del Acta de Independencia se dio al día siguiente de esa agitación popular en Guatemala; además de este país, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica decidieron ser libres y soberanos, apartándose del yugo de la corona española.

La Capitanía general de Guatemala estaba compuesta por las provincias de Guatemala, Chiapas, Comayagua, San Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

A diferencia de la mayoría de procesos libertadores, el de los centroamericanos fue bastante pacíficos. El movimiento separatista tomó como ejemplo la independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa.

 

El primer grito

El 5 de noviembre de 1811 estalló en la provincia de San Salvador (actual El Salvador) una conspiración liderada por los curas católicos José Matías Delgado y Nicolás Aguilar, junto a Juan Manuel Rodríguez y Manuel José Arce. Se denominó «movimiento independentista de 1811″. El plan consistía en apoderarse de las armas que había en la casamata (bodega de armamento militar) de San Salvador, y doscientos mil pesos de las arcas reales, con lo que pensaban financiar el grito de libertad.

El plan fue exitoso y las armas fueron puestas en manos de una guerrilla civil rebelde y empezó lo que terminó siendo el desconocimiento de la autoridad de la provincia, un personaje impuesto por la corona.

El movimiento se fue difundiendo por el resto de provincias en el transcurso de 10 años. Reuniones secretas de disidentes y revolucionarios se hicieron bastante más frecuentes en todo el istmo.

Hacia enero 1814 se volvió dar -de nuevo en San Salvador- otro movimiento independentista, con una amplia participación popular y de amplio conocimiento en todas las provincias. En mayo de ese año, el Rey Fernando VII, que ya tenía pleno conocimiento de todas las trifulcas, desató una persecución en contra de los independentistas y los defensores de las ideas liberales, y retiró la libertad de prensa junto con otras libertades civiles.

Para 1820, Fernando VII se vio forzado a restablecer la constitución de 1812, con lo que nuevamente se implementó en Centroamérica la libertad de prensa. En ese mismo año el doctor Pedro Molina Mazariegos comenzó a publicar El Editor Constitucional, periódico en cual criticó al gobierno de la colonia, defendió los derechos de los criollos centroamericanos y se promovió la independencia.

En México, que estaba librando también su batalla independentista por su parte la revolución ya había conseguido un rotundo éxito a través del Plan de Iguala y las provincias centroamericanas se sintieron estimulados por la causa.

El 9 de marzo de 1821, presionado por los liberales independentistas, el Capitán General dejó el puesto para que fuese ocupado por el sub-inspector del ejército Gabino Gaínza. Gainza era del agrado de los independentistas, porque además de ser un hombre de una edad muy avanzada, también era de carácter débil y voluble. Bajo su mando Centroamérica experimento una gran agitación social. Esta situación obligó a la diputación provincial a solicitar a Gainza una reunión para discutir el difícil tema de la independencia.

El pueblo asistió a la junta y pidieron, adentro y afuera del edificio, la independencia a gritos. Tras intensa discusiones que se extendieron por horas, se llegó a un acuerdo: Centroamérica se convertiría en un istmo de repúblicas independientes.

El 15 de setiembre de 1821, después de 10 años de idas y vueltas y decenas de levantamientos pacíficos, Centroamérica se convirtió en lo que es hoy: México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica ahora son países independientes, pero muy unidos entre sí por la lucha que libraron hace ya 195 años.