Kiri, el árbol más resistente del mundo que podría evitar el calentamiento global

El Kiri, árbol Emperatriz o Paulownia tomentosa, es Originario de China, se popularizó como planta ornamental en Japón, desde donde se extendió a Europa en el siglo XIX,  más adelante llegó a América del Norte y se estima que a fines de la década del 60 a América del sur, teniendo un gran furor su plantación durante la década del 70.

De todo el planeta, es el árbol que crece con mayor rapidez, por ejemplo en ocho años de vida logra llegar a la misma altura que un roble de 40 años. Es capaz de desarrollarse en tierras en las que ninguna otra especie podría, por lo que se lo considera el árbol más resistente del mundo.

Vive hasta 100 años habitando tanto en planicies como en montañas y prosperando en suelos y aguas contaminadas. Tiene hojas de 40 cm de ancho, un tronco que puede extenderse a varios metros de diámetro, y puede llegar a una altura de 30 metros.

Absorbe 10 veces más CO2 que cualquier otro árbol y emite grandes cantidades de oxígeno.

Es utilizado como planta precursora en suelos poco fértiles ya que el nitrógeno de sus grandes hojas aporta nutrientes a la tierra al descomponerse, y sus raíces previenen la erosión. Además de soportar muy bien el frío y el calor, es capaz de resistir agresiones extremas como la sequía o el fuego, ya que puede regenerar sus raíces y vasos de crecimiento de forma rápida incluso en terrenos casi estériles.

Algunos usos del Kiri

Sus hojas poseen alto valor nutricional por lo que muchas veces son utilizadas como alimento para el ganado y para hacer compost.

A través de la transformación de los cultivos en pellets se produce biomasa para centrales térmicas o calefacción casera. El pellet de madera tiene forma de pequeñas pastillas cilíndricas que se obtienen mediante la agrupación y densificación de la madera.