Argentina presa del discurso de odio: triple lesbicidio en un momento de envalentonamiento ultraderechista
La llegada del gobierno ultraderechista de Milei, con su discurso de odio y su “batalla cultural”, cobran nuevas dimensiones con un triple lesbicidio ocurrido en Buenos Aires. Por si fuera poco, la reciente relativización por parte de su vocero, Manuel Adorni, quien rechaza que haya sido un crimen de odio homófobo, evidencia que lo que se cree que piensa este gobierno es exactamente lo que es.
La tragedia que sacudió el hotel en Barracas el pasado domingo 5 de mayo dejó un rastro de dolor y conmoción en la comunidad. El hogar de Pamela Cobbas y Mercedes Roxana Figueroa, junto con las vidas de Sofía Castro Riglos y Andrea Amarante, se vio envuelto en llamas debido a un acto de odio y violencia que ha dejado secuelas irreparables.
A plena luz del día, la puerta de la habitación donde residían las dos parejas de lesbianas muestra los estragos del ataque. Cristales rotos y paredes oscurecidas por el hollín son testigos mudos de la brutalidad que se desató en ese lugar.
El hombre del cuarto contiguo, Justo Fernando Barrientos, se convirtió en el verdugo de esta historia al arrojar un explosivo casero, desencadenando un incendio que cobró vidas y dejó a otras en estado crítico.
Pamela Cobbas, de 52 años, era una mujer trabajadora y comprometida con su identidad lesbiana. Su vida se apagó poco después del ataque, dejando un vacío irreparable en su entorno. Mercedes Roxana Figueroa, también de 52 años y compañera de Pamela, sucumbió a las heridas días después. Su historia de esfuerzo y lucha ahora se convierte en un doloroso recuerdo para quienes la conocieron.
Andrea Amarante, la más joven de las sobrevivientes con 43 años, enfrenta una batalla por su vida en terapia intensiva. Su trayectoria como sobreviviente de la tragedia de Cromañón añade una capa más de tragedia a este relato de dolor. Sofía Castro Riglos, de 50 años, es la única con un pronóstico favorable, aunque las cicatrices emocionales serán profundas y duraderas.
Contexto de odios y prejuicios: La Argentina ultra en la era Milei
El gobierno del ultraderechista y libertario, Javier Milei, ha llegado con un baúl lleno de discursos de odio dentro de su llamada “batalla cultural”, que no es otra cosa que un eufemismo para traer viejos dogmas ultraconservadores de vuelta de aquellos años oscuros.
El proyecto de Milei ha sido exitoso: instaló una narrativa en donde “nosotros los libertarios” somos los únicos buenos, y “nuestros valores” son los verdaderos y los únicos. En paralelo, “ellos”, los otros (o les otres, como prohibieron decir desde el gobierno), representan la maldad, la subversión, la corrupción y la perversión.
Sus conceptualizaciones se entrecruza, por supuesto, con un ideario cargado de misticismo que involucra desde pitonisas y videntes que le comunican con sus perros muertos, hasta el tarot de su hermana, Karina Milei, y el pensamiento de su líder esritual, el rabino Lubavitch, a quien ve como un líder con características mesiánicas.
Las denuncias de vecinos como Diego Hernán Britez revelan un contexto de odio y discriminación previo al ataque. Insultos homofóbicos y amenazas de muerte dirigidas hacia las víctimas son un triste recordatorio de los desafíos que enfrenta la comunidad LGBT+ en su lucha por la igualdad y el respeto.
La detención de Barrientos por homicidio y lesiones graves ha generado un debate sobre la intolerancia y los crímenes de odio en la sociedad actual. La investigación en curso busca arrojar luz sobre este acto de violencia incomprensible y sus motivaciones profundamente arraigadas en prejuicios y discriminación.
La indignación y el dolor se han transformado en movilización y solidaridad. Diversas organizaciones activistas exigen que se investigue este crimen como un acto de odio hacia lesbianas, destacando la necesidad urgente de justicia y reconocimiento de estos crímenes motivados por la discriminación.
La colecta lanzada para apoyar a Sofía y Andrea en su proceso de recuperación es un ejemplo concreto de la solidaridad que surge en medio de la adversidad. La comunidad se une para brindar apoyo y acompañamiento a las víctimas, demostrando que el amor y la empatía son las respuestas más poderosas ante la violencia y el odio.
En medio de esta tragedia, surge la esperanza de un cambio profundo en la sociedad, donde el respeto por la diversidad y la inclusión sean los pilares fundamentales. La memoria de las vidas perdidas y la lucha por la recuperación de las sobrevivientes nos desafían a todos a construir un mundo donde la violencia y el prejuicio no tengan cabida, donde cada persona sea valorada y respetada por quienes son.
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