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La inmensidad de Frida Kahlo lo abarca todo, lo ilumina todo

Su arte no solo es una lucha constante contra la adversidad, pero es la expresión de un alma a la que ninguna cárcel de inmovilidad logró abatir, es por eso que su pintura es tan valiosa, porque cada pincelada es la prueba de la resistencia al declive.

Foto: Pixabay / Jills
Foto: Pixabay / Jills

Considerada por muchos críticos de arte como una pintora naif, como menosprecio por su técnica, Frida venció el paso del tiempo y su arte recorrió el mundo y lo hizo tan pequeño que cabe en las palmas de sus manos. Así de ilimitada es la mujer que se atrevió a resistir, a cuestionar, a revelarse, a decir yo no me pudro aquí inerte, la que dijo este dolor no me va a arrebatar la expresión de mi alma y pintó, pintó, pintó contra todo pronóstico. La que hizo del arte naif la belleza de las almas simples.

 

Porque se trata del menosprecio, de colocar en último lugar a la persona que pinta sin técnica de escuela y porque han sido los pueblos originarios los monumentales en plasmar en colores la vida simple de lo cotidiano; el rechazo va hacia ellos en primera instancia y hacia los que se atreven desde la clase obrera, nacidos para sirvientes a salirse del lugar a donde los ha relegado la sociedad racista, clasista y de mente colonizada. Porque se cree tontamente que el arte pertenece solamente a un sector de la sociedad: a la clase media y burguesía. Y que el obrero no puede ni crear ni disfrutar. Como si el arte no estuviera en todo lo que somos y hacemos como humanidad, sin importar credo, clase social, nacionalidad, idioma, ni etnia. El arte está hasta en la forma que agarramos la taza con la que tomamos café.

Tendríamos que desaprender y volver a aprender y cuando se vea a un artista naif, valorar su trabajo porque lo ha hecho con el mayor de los esfuerzos, porque no tuvo la oportunidad de una escuela, porque en la mayoría de los casos lo ha hecho contra viento y marea, porque no ha tenido los recursos, porque los ha rebuscado y porque se ha salido del lugar donde la sociedad lo ha enterrado. El caso de Frida Kahlo no tiene que ver con recursos económicos en su edad adulta pero sí con su limitación física debido a sus circunstancias de vida. Frida pudo darse por vencida antes de empezar e hizo todo lo contrario.

Su arte no solo es una lucha constante contra la adversidad, pero es la expresión de un alma a la que ninguna cárcel de inmovilidad logró abatir, es por eso que su pintura es tan valiosa, porque cada pincelada es la prueba de la resistencia al declive. Cualquier otra persona en su lugar se hubiera dado por vencida, en la depresión, en la inmovilidad, en el dolor físico y emocional y ella los combatió con los pinceles. Su arte es tan original como ella misma. En un mundo plagado de farsantes y manipuladores Frida se atrevió a ser ella misma. Y esta sociedad nos ha enseñado a menospreciar lo original y a aplaudir el plagio, así sea este con técnica de escuela.

El arte de Frida Kahlo es un universo en sí mismo y no necesita compresión, ni que el más sabiondo de las técnicas de arte lo abale, su arte se siente en el alma, como la resistencia de los pueblos originarios, como la voluntad de las mujeres que se atreven a enfrentar los cánones patriarcales para derrumbarlos con sus intentos constantes. Porque la vida es eso, un intento cada segundo. Y Frida vivió cada segundo de la suya, mucho más de lo que lo ha hecho cualquier crítico de arte o cualquier otro pintor con técnica de escuela. Su legado es monumental y tenemos que tomarlo y llevarlo como bandera con humildad.

El arte es político, dicen muchos, pero se olvidan de que el ser humano es político por naturaleza desde su nacimiento, por esa razón a lo largo de la historia se ha visto a catizumbadas de artistas colgarse del dolor y de las tragedias de los pueblos para beneficio propio. Frida se pintó a sí misma porque era lo que tenía, lo que veía todos los días, con quien más pasaba tiempo, pero hablaba con obreros como quien lo hiciera con sus amigos de toda la vida, algo que no se ve en el sector artístico cultural porque quieren en sus tertulias a gente importante que les sirva de escalón para beneficio personal. De ahí lo de tirarse flores los unos a los otros. Y Frida tuvo a esa gente en sus tertulias, claro que sí, pero no menospreció a quienes con las manos llenas de cal y cemento levantaron los cimientos de las grandes ciudades.

Su ser político como gente común y mortal, sin creerse el último vaso de agua del desierto la llevó a manifestar por el golpe de Estado en Guatemala a Jacobo Árbenz en 1954. ¿Qué artista haría algo así hoy en día? Pocos, muy pocos. Pero lo impresionante es que lo hizo cuando estaba muy mal físicamente, Frida fue a manifestar un 2 de julio y falleció un 13 de julio de 1954.  Su última foto en vida es en esa manifestación.  Eso nos dice todo de su compromiso como artista y como ser humano con los pueblos marginados. Es eso lo que debemos aprenderle, pero se le critica por sus agallas, porque es mejor criticarla que imitarla. Es mejor señalarla y menospreciarla que tomar su ejemplo, que valorar su lucha y su inmensidad.

Por su atrevimiento, por su osadía, por su ser integral Frida Kahlo es una de Las Insurrectas de América Latina.

Tuve la maravillosa oportunidad de asistir a la exposición Timeless que se realiza en Estados Unidos, en la que se exponen alrededor de 25 obras de la pintora, traídas desde México, desde el museo Olmedo.  Fui a rendirle honores como obrera que soy a la mujer que sacó la cara por el pueblo guatemalteco, cuando las papas quemaban.

Este texto pertenece a la serie Las Insurrectas

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