Gobierno de Trump aplicó la pena de muerte a una mujer mentalmente enferma. Es la primera ejecución a una mujer en 70 años

La administración del presidente Donald Trump acaba de llevar a cabo la ejecución de Lisa Montgomery, una mujer de 52 años que sufrió abuso sexual infantil y tráfico sexual durante muchos años.

El gobierno federal estadounidense le aplicó a Montgomery una inyección letal de pentobarbital, a pesar de las objeciones de sus abogados que aseguraban que no podía aplicársele la ejecución porque su estado mental era severo y no era imputable.

Montgomery, que fue diagnosticada por expertos con trastorno bipolar con características psicóticas y trastorno de estrés postraumático complejo; no tenía noción de la realidad y no podía siquiera concebir o entender qué estaba sucediendo a su alrededor. Sus abogados dijeron que en los días previos a su ejecución escuchaba alucinaciones con la voz de su madre, que fue una de las personas que más abusó de ella durante su infancia, según publicó Huffpost.

También tenía repetidos delirios místicos y asegurada escuchar «la voz de Dios» a través de rompecabezas de conectar puntos.

“Un insulto final”

Uno de los abogados de la atormentada mujer denunció en un comunicado que «la fallida administración (de Trump)» tiene una «cobarde sed de sangre» y que «todos los que participaron en la ejecución de Lisa Montgomery deberían sentir vergüenza».

Amy Harwell, que también era defensora de la mujer, calificó como un «insulto final» a Lisa el hecho de que el gobierno no permitió que el pastor evangélico de la iglesia Asambleas de Dios, John Francisco, estuviera con ella en la cámara de ejecución. «Fue una indignidad innecesaria y una privación de su humanidad básica (…) Él podría haberle brindado consuelo y oración en el momento».

Montgomery había terminado en esta situación psiquiátrica severa porque sufrió golpes de su madre durante toda su infancia al tiempo que esta le privó de todo afecto y cariño tanto de ella como de los demás. Su padrastro comenzó a abusar sexualmente de ella a los 11 años y terminó construyendo un maltrecho e insalubre cuarto al lado de su trailer (una casa en la que viven personas de muy bajos ingresos en EE.UU.) para lucrar mientras otros hombres abusaban violetamente de ella.

Los distintos médicos que llegaron a evaluarla creen que comenzó a disociarse de la realidad para sobrevivir al trauma extremo de su infancia.

«La infancia de Lisa, en la que fue brutalmente golpeada, humillada y finalmente violada durante varios años por un padrastro, creó las condiciones para que ella desarrollara percepciones profundamente distorsionadas de las relaciones interpersonales, las emociones humanas e incluso su propio cuerpo», escribió Katherine Porterfield, una psicóloga clínica del Programa para Supervivientes de Tortura de la Universidad de Bellevue / Nueva York que examinó a Montgomery en prisión. «Estos impedimentos del desarrollo tuvieron trágicas consecuencias en la vida de esta mujer y en la vida de quienes la rodeaban».

Un crimen consecuencia de todo

Lisa Montgomery fue condenada a la pena de muerte por haber asesinado en 2004 a Bobbie Jo Stinnett, una joven de 23 años que estaba embarazada de ocho meses. Montgomery le provocó a muerte con asfixia mecánica y le extrajo el feto. Durante días, fingió por casi un día que el bebé era suyo ante familiares y amigos.

La neonata fue rescatada al día siguiente y entregada a su padre. La defensa adujo desde el inicio que el asesinato tuvo lugar durante un episodio psicótico extremo.

Hasta el último día de su vida vivió totalmente medicada encerrada casi en total aislamiento en una celda de una prisión de Texas especial para mujeres con necesidades especiales de salud mental.