La mala alimentación durante la adolescencia puede generar cáncer de mama a temprana edad
Un estudio en Estados Unidos sostiene que las mujeres que mantuvieron una dieta de baja calidad nutricional durante la adolescencia, tienden a desarrollar cáncer de mama a una edad más temprana.
Los investigadores encontraron que quienes mantenían las dietas más inflamatorias como él exceso de carnes rojas, gaseosas, alimentos ricos en azúcar y carbohidratos, presentaban tres veces más probabilidades de desarrollar cáncer de mamas en sus 20, 30 o 40 años, comparado con aquellas que optaron por una dieta más equilibrada y rica en verduras, frutas y granos integrales.
Esto no significa que el cáncer de mama sea causado exclusivamente por una mala alimentación, pero si demuestra que lo que uno come durante esos años que el cuerpo aún se encuentra en formación, tiene repercusiones en la salud décadas después. Así lo explicó la Doctora Karin Michels de la Universidad de California en Los Angeles, quién lidero el estudio.
La alimentación es algo que podemos controlar para prevenir
“Es en verdad bastante serio”, dijo a la NBC. “Deberíamos advertir a nuestras hijas que comer sano es más importante de lo que ellas pueden entender, ya que el cáncer de mama en edades tempranas demuestra estar fuertemente relacionado a la alimentación durante esos años. El cáncer puede llevar años, incluso décadas en desarrollarse”, explicó Michels.
El estudio comenzó en 1997 a partir de hacer un seguimiento a 45 mil mujeres. “En general, no exitió una relación entre una dieta inflamatoria durante la adolescencia y las probabilidades generales de padecer cáncer”, ya que en dicha enfermedad, el papel genético también juega un rol importante. “Lo que detectamos es que sí existe un 35% de mayor probabilidad de sufrir cáncer premenopáusico si la mujer mantuvo una dieta inflamatoria durante la adolescencia y las probabilidades aumentan cuanto peor sea la dieta ingerida”, dijo Michels. Claro está que a la inversa, disminuyen dichas probabilidades en mujeres que tuvieron una alimentación menos inflamatoria y acidificante.
Para evitar aumentar el riesgo de cáncer, Michels sostiene que no puede decir que dejar de comer carne roja ayude a prevenirlo, si de todas maneras continuaran consumiendo gaseosas o demasiadas harinas. Pero mejorar la alimentación y la salud en la adultez o luego de la menopausia no parecería ayudar tanto como empezar a hacerlo a temprana edad.
“Cada paso ayuda. Es igual que cuando se recomienda hacer actividad física, la gente se pregunta cuanta actividad deberían realizar y la respuesta es que siempre es mejor hacer algo que no hacer nada”, expresó Michels.
La genética es un factor de mayor determinación en cuanto este tipo de enfermedades, pero la alimentación también cuenta y a diferencia de la genética, es algo que podemos controlar directamente.
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