Día de Lucha Contra la Lesbofobia
La existencia lesbiana ya era, desde la antigüedad, descrita y representada por la poetisa griega Safo de Lesbos, cuyos poemas describían amor apasionado hacia sus compañeras -aceptado en este periodo histórico-, y que dio origen al moderno término lesbianismo, el cual hace referencia a la homosexualidad femenina.
Sin embargo, como afirmase Gayle Rubin en su libro Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad “la conducta homosexual ha estado siempre presente entre los humanos, pero en las diferentes sociedades y épocas ha sido recompensada o castigada, buscada o prohibida”.
En la sociedad contemporánea, ser mujer y desobedecer el mandato social de la heterosexualidad, la feminidad obligatoria o la reproducción, ha sido y continúa siendo considerada una de las transgresiones a la patriarcalidad, el androcentrismo y el falocentrismo, más sancionadas moral, mítica y socialmente.
En este contexto, la existencia lésbica es concebida como “anormal” y “antinatural”, motivo por el cual con frecuencia es rechazada, excluida, silenciada, invisibilizada y rigurosamente sancionada. Como afirma Adriane Rich “El supuesto de que <<la mayoría de las mujeres son heterosexuales por naturaleza>> sigue siendo sostenible en parte porque la existencia lesbiana ha sido borrada de la historia o catalogada como enfermedad”.
Así también lo pone de manifiesto Foucault quien considera que lo homosexual en esta dinámica organizativa de lo social, se encuentra a la vez expulsado, negado y reducido al silencio. No sólo no existe sino que no debe existir y se hará desaparecer a la menor manifestación, ya sean actos o palabras. En el caso de la mujer la no heterosexualidad, es decir el lesbianismo o la bisexualidad funciona según este autor como una condena de desaparición, pero también como orden de silencio, afirmación de inexistencia, y por consiguiente, comprobación de que de todo eso nada hay que decir, ni ver, ni saber.
Es sobre la base de estos criterios que se fundamentan formas de discriminación dirigidas a la población LGBTI y entre los que destaca: la lesbofobia, entendida como el odio o desprecio a las mujeres lesbianas, y que puede considerarse como la expresión de la violencia de género por la preferencia sexo-afectiva. No obstante, estos prejuicios contra las mujeres lesbianas con frecuencia trascienden la dimensión conceptual para desarrollarse en el contexto de las distintas interacciones cotidianas a través de la violencia por prejuicio, la cual se define como la violencia verbal, psicológica, física o sexual.
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) en el informe Violencia contra personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex en América presentado en el mes de noviembre de 2015, visibilizan como las principales motivaciones de esa violencia:
El deseo de los agresores de “castigar” o “corregir” dichas identidades.
O como bien lo afirma María Gómez en su ensayo Violencia por prejuicio, el interés que tiene el agresor de enviar un mensaje de terror e intimidación no solo contra la víctima sino contra todo aquel que se identifique con las características –reales o imaginarias- que generaron el ataque.
Además de ello, de acuerdo a este informe de la CIDH, otra de las formas que pueden ser categorizadas como violencia por prejuicio será la criminalización y estigmatización de las mujeres lesbianas por parte de la jurisdicción, las instituciones formales y los funcionarios del Estado, manifiesta en:
La existencia de leyes que penalizan la actividad sexual privada y consensual entre personas adultas del mismo sexo.
El mantenimiento de leyes en las que se tipifican como delitos la “indecencia” y la “inmoralidad”, que buscan proteger la “moral pública” o las “buenas costumbres”.
La presencia de leyes que criminalizan las identidades y expresiones de género no normativas.
La ausencia de instrumentos jurídicos que tipifiquen la violencia por prejuicio y los crímenes de odio, así como, la existencia de una legislación que no condena, o -en el peor de los casos- condona la discriminación, la estigmatización y la violencia contra personas LGBTI -amparada principalmente en criterios de carácter religioso-.
Es ante estas situaciones, y como conmemoración del asesinato por lesbofobia de Natalia Gaitán, la joven cordobesa de 27 años que fuera asesinada de un escopetazo por el padrastro de su novia en 2010, que desde esta fecha se conmemora todos los años el 7 de marzo el Día de Lucha Contra la Lesbofobia, también conocido como Día por la Visibilidad Lésbica.
Este día tiene como propósito sensibilizar a la población sobre el impacto negativo de los prejuicios y las formas de discriminación, invisibilización y violencia experimentada por las mujeres lesbianas. Además de ello, esta fecha pretende instar a los Estados a tomar en consideración las recomendaciones expuestas por el Comité de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) entre las que se encuentra la inclusión de las lesbianas en las políticas públicas con perspectiva de género; pues esta instancia señala que “la invisibilidad lésbica es una de las manifestaciones del problema de discriminación que las mujeres lesbianas enfrentan cotidianamente en todos los ámbitos en que se desarrolla sus vidas”.
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