Teología de la Liberación

Las comunidades eclesiales de base y su recorrido en Guadalajara

Ignacio Virgen Buenrostro, conocido en Jalisco como “El padre Nacho” y Óscar González Garí, fundador de la Red Jalisciense de Derechos Humanos, promotor de la Teología de Liberación en México y Nicaragua, donde vivió siete años, durante la primera etapa de la Revolución Popular Sandinista, hicieron un recorrido histórico de lo que ha significado en el occidente de México el movimiento de las comunidades eclesiales de base.

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José de Jesús Sánchez Moreno fue el moderador durante la presentación del libro “Historias de las comunidades eclesiales de base en Guadalajara, a 50 años de Medellín” que editó La Casa del Mago, dirigida por el economista y periodista Hermenegildo Olguín Reza.

El padre Nacho fue acusado de comunista por los gobiernos estatales y federales en la década de 1960. Fue párroco en el tradicional y popular barrio de Polanco. Está orgulloso de escoger para su vida pastoral la opción por los pobres que fue un camino para muchos religiosos, sacerdotes, monjas y también laicos en diferentes países de nuestra América.

Los nombres de Samuel Ruiz, ex obispo de Chiapas, México; Helder Camara y Leonardo Boff, de Brasil; Camilo Torres Restrepo, el sacerdote insurgente de Colombia; Gustavo Gutiérrez, ideólogo de la teología liberadora en Perú fueron recordados junto al intenso trabajo que los laicos comprometidos con el cambio realizaron en las décadas recientes, siguiendo el ejemplo del Profeta Jesús.

Oscar González Garí, quien también fue diácono, lamentó que la dirigencia de la Iglesia Católica en Jalisco fue casi siempre conservadora, reaccionaria y aliada de los poderosos. Afortunadamente la lucha de los pobres persistió y durante su apostolado en Estelí, Nicaragua en la década de 1980, cuando recién había triunfado la Revolución Popular Sandinista, el jalisciense fue testigo y protagonista de la construcción de paz y justicia social en medio de una guerra que el imperio a través de la llamada Contra impuso al pueblo nicaragüense, que afectó también a los hermanos de Honduras y El Salvador.

Una monja de la congregación del Sagrado Corazón recordó emocionada como los integrantes de muchas familias jaliscienses se integraron al trabajo pastoral comunitario en apoyo a las colonias y barrios marginados de Guadalajara en aquellos años cuando a los y las seguidoras de la Teología de la Liberación se les acusaba de comunistas y subversivos.

Desde Ciudad Guzmán y entre las participantes en la presentación del libro una señora que ha participado del movimiento en más de cuatro décadas confirmó que la lucha por la paz, la justicia social y el sueño de construir un México para todos sigue en pie. “Las comunidades eclesiales de base están vivas hoy en diciembre del 2019”.

La sede de la edición 33 de la FIL-GDL, Expo-Guadalajara, recibió nuevamente la visita del sacerdote Alejandro Solalinde, quien desde hace varios años apoya a los migrantes de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua  y lógicamente a sus paisanos mexicanos en el difícil camino hacia Estados Unidos.

Desde Jalisco, Solalinde y sus compañeras y compañeros expresaron públicamente su respaldo a las políticas humanitarias del presidente Andrés Manuel López Obrador.

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