Revolución Educativa (Tercera Parte): Corea del Sur, cosas a imitar y cosas a evitar
Tanto Finlandia como Corea del Sur han convocado la atención mundial por su revolución educativa. En el segundo caso, debemos tener cuidado a la hora de tomarlo como modelo absoluto, pese a que según el informe PISA, tiene uno de los mejores sistemas educativos del mundo. Por Edgardo Martínez Zimarioff (PC) y Enrique Ortega Salinas (FA).
El desarrollo del sistema educativo ha sido vertiginoso desde que en 1948 Corea se partió en dos, Norte y Sur, y la parte sureña (con cerca de 48 millones y medio de habitantes) asumió que el desarrollo nacional no podría concebirse sin el desarrollo individual. La educación fue tomada como bandera y, actualmente, no sólo alcanza a los jóvenes, sino que hay programas de capacitación permanente para todas las edades. Más del 20 % del presupuesto nacional está destinado a la enseñanza, pero la clave de su éxito no está en cuánto, sino en cómo se utiliza el dinero.
El ingreso a las universidades no es irrestricto, sino por concurso. Uruguay debe debatir nuevamente si mantendrá el libre ingreso a facultades superpobladas como la de Derecho y aquellas con escasísima inserción laboral como Relaciones Internacionales, que está generando una dolorosa frustración en miles de egresados.
Las materias prioritarias para el modelo surcoreano son Matemáticas, ciencias e idiomas coreano e inglés. Las prioridades no tienen por qué ser las mismas en todos los países. Por ejemplo, en Uruguay, con la irrupción de la minería, hay ramas de la Ingeniería que ofrecen nuevas oportunidades laborales a los egresados. De ahí la importancia de tener un sistema educativo flexible y no rígido, donde las nuevas asignaturas y programas puedan asimilarse sin grandes trabas burocráticas.
Mientras que en nuestro país la mitad de los trabajadores no ha finalizado la secundaria, en Corea del Sur el 98 % de las personas menores de 34 años ha logrado completarla y el 58 % accedió en alguna medida a la formación superior. Cabe esperar que con las estrategias y estímulos implementados por este gobierno para reducir la deserción estudiantil lleguemos a similares guarismos en pocos años; pero quizá lo que debemos tratar de emular de los surcoreanos es su sentido de urgencia. En 1945 sólo el 22 % de las personas sabía leer. Pocas décadas después, los estudiantes dan el ejemplo en las pruebas PISA y asombran al mundo.
Por otra parte, la diferencia de calidad entre la educación pública y la privada (que goza de subsidios y exenciones tributarias) es prácticamente inexistente. Lo que consideramos negativo es la excesiva carga horaria que padecen los estudiantes. En el caso de los escolares, no sólo asisten a clase hasta 11 horas diarias, sino que deben continuar estudiando en sus hogares, mientras que los estudiantes de secundaria asisten a academias privadas para recibir apoyo y mantenerse a la altura exigida. En pocas palabras, salen de mañana, regresan a altas horas de la noche, duermen poco, juegan menos, el contacto con la familia es mínimo y el agotamiento es el máximo tolerable. Lo opuesto a Finlandia.
La presión por alcanzar altos niveles de competitividad se ha vuelto inhumana y los resultados, a modo de efectos colaterales del sistema, son espeluznantes. De acuerdo a lo publicado por la OCDE, Corea del Sur tiene los niños más estresados y menos felices entre los 34 países testeados. La soledad y la presión han logrado que la mitad de los niños se sienta infeliz. Los suicidios son comunes en los tres niveles de la enseñanza. Sí, incluso en Primaria. La presión por alcanzar la excelencia en los exámenes ha sido la causa constatada oficialmente en varios casos.
El modelo educativo surcoreano podría compararse con el modelo chino en la capacitación de niños en deportes, donde la exigencia extrema ha arrebatado a aquellos de una infancia feliz. No buscamos un modelo autoritario, sino uno que provoque entusiasmo en niños, adolescentes y profesores. El entusiasmo es la más grave de nuestras carencias.
Corea del Sur y las tres vías
La revolución educativa de este país asiático se realizó por tres caminos:
Flexibilización del modelo. Se otorgó más libertad de acción a los docentes e instituciones. En Uruguay, pocos directores se atreven a ofrecer un seminario o conferencia extracurricular si no consultan con el inspector regional. Hemos constatado más iniciativas en liceos de Colombia y Venezuela que en nuestro país. Por algún motivo, los directivos de las instituciones educativas se encuentran impedidos de dar un paso sin autorización superior. Las iniciativas y proyectos mueren antes de nacer, desestimulando a quienes los presentan.
Corea del Sur convocó a los padres a participar en la elaboración del programa y en actividades extracurriculares. Hay miles de padres que están dispuestos a dar conferencias en forma honoraria sobre diversas especialidades. ¿Por qué desaprovechar la posibilidad de aprovechar sus conocimientos para enriquecer la calidad académica?
2. Diversificación de la enseñanza. Se amplió la oferta de ramas y materias aunque, sin embargo, se redujo la carga de aprendizaje considerado innecesario. La idea fue que cada estudiante desarrollara sus propias habilidades y talentos. El plan común daba prioridad al dominio de lengua extranjera, habilidades interpersonales y tecnologías informáticas.
3. Incorporación de las tecnologías de la información al sistema educativo. No sólo hizo su propio Plan Ceibal en el sentido de que hasta el niño más pobre accedió a una computadora, sino que se modificó la infraestructura de los locales de Primaria y Secundaria para mejor aprovechamiento de las TICs. Obviamente, también se dotó a cada docente con un computador personal.
El pulmón del modelo es el KERIS, centro de intercambio de informaciones o KERIS, sigla de Korea Education and Research Information System, a la vez que el KEDI (Korean Education Development Institute) se hizo cargo del aporte tecnológico a las aulas.
De acuerdo a lo expuesto, sopesando las necesidades e idiosincrasia de cada país (lo cual nos lleva a pretender asimilar algunas medidas y rechazar otras) vemos factible considerar las siguientes SUGERENCIAS:
Elaborar planes para reducir la necesidad de apoyo de profesores particulares, ya que esto somete a los padres a una presión económica que no corresponde y desbalancea el presupuesto familiar. Corea del Sur logró reducir las tutorías a poco de tomar conciencia del problema. Miles de alumnos de Secundaria en Uruguay asisten a clases particulares de Matemáticas, Química, Física e Inglés para aprobar los exámenes liceales. Esto, que es normal, debería ser lo excepcional, a menos que aceptemos el fracaso del modelo.
Promover el desarrollo personal integral, uno de los grandes pilares del modelo surcoreano, y crear un nuevo modelo cuyo objetivo fundamental no sea sólo la aprobación de exámenes. Promover el aprendizaje con especial consideración a las aptitudes individuales. Esto es difícil de implementar si no hablamos de revolución educativa.
Establecer un plan de educación a distancia, solicitando asesoramiento técnico a universidades reconocidas internacionalmente por la prestación de este servicio.
Iniciar un programa de eliminación de prácticas sociales indeseadas. Este fue otro de los objetivos de la reforma surcoreana a partir de 1955. En Uruguay tenemos: degradación del lenguaje, violencia escolar, adicciones y embarazo adolescente entre muchos otros problemas de los cuales el sistema educativo no puede evadirse. La educación, sin un sentido social, no tiene sentido alguno.
Promover una mayor experiencia práctica de los estudiantes de nivel secundario y terciario. Sabemos que actualmente se intenta algo en algunas facultades; pero hablamos de generalizar los proyectos y aumentar el vínculo entre liceos, universidades, institutos técnicos y empresas.
Acelerar y profundizar la revolución tecnológica
PASOS:
Desarrollo de contenidos e integración de los EBS (Educational Broadcasting System) que posibilitan la transmisión de clases por Internet.
Implementar un programa similar al “Life Long Learning Society”, que va más allá de la universidad y capacita a los ciudadanos durante toda su vida. Esto elevaría el nivel de conocimientos de la población en general, utilizando todos los medios tecnológicos a disposición, incluyendo, en parte, a los medios de comunicación (radio y TV) que deben comprometerse con el modelo, ya que usufructúan las ondas que les provee el Estado y nos deben la contrapartida. Los surcoreanos utilizan el Educational Broadcasting System, que permite transmitir clases por TV satelital, cable e Internet.
Educar por este medio en idiomas, Relaciones Humanas y Públicas y habilidades de la comunicación, entre otros temas, tendría un efecto histórico en la población al mediano plazo. El programa contempla evaluaciones y certificaciones para los voluntarios que accedan al proyecto. En Colombia, por ejemplo, hemos visto interesantes programas de enseñanza del idioma Inglés por televisión, a la vez que se complementa con internet y las respectivas evaluaciones.
El mundo ha cambiado. Las herramientas han cambiado. El modelo educativo debe hacerlo también y Uruguay puede y debe estar entre los primeros países dispuestos a una revolución educativa.
Lo más difícil no será incorporar nuevas tecnologías y programas, sino combatir los paradigmas de muchos que querrán aferrarse al antiguo modelo. Corea del Sur no titubeó en adoptar, por ejemplo, los libros digitales, ejecutados por medio de Tablet PC con pantalla táctil y que, además de texto, proveen de audio e imagen y vienen con herramientas para escribir sobre ellos y realizar ejercicios. El tradicional cuaderno de papel y el lápiz de grafo son ahora acompañados por sus símiles tecnológicos. Los antiguos cursos por correspondencia, cuyos fascículos nos llegaban cada mes por Correo, ahora son superados por programas que utilizando la red informática, dan la información en cualquier momento que la requiera el usuario, al cual se le controlan las asistencias, se le permite participar en foros, consultar a los especialistas con respuestas en tiempo real y ser evaluado aun cuando no asista físicamente a las clases. Esto implica una gran solución para estudiantes de áreas rurales, muy alejadas de los centros educativos o para cuando deban faltar a clase por enfermedad, trabajo o dificultades justificadas. También sería importante analizar el traslado de este modelo a los penales, para los reclusos que deseen estudiar pero no reciben permiso para salir del centro de reclusión.
El aplaudido plan Ceibal, la electrificación de todas las escuelas rurales y el acceso gratuito a internet en hogares de escasos recursos, son una base genial para implementar este proyecto. Se han hecho muchas cosas importantes; pero soñemos más.
Sugerimos al lector buscar en la web de LARED21 la primera y segunda parte de esta serie de notas sobre Revolución Educativa: 1. Creatividad, razonamiento y memoria y 2. Cambio en los programas educativos.
En una próxima entrega analizaremos el mítico caso de Finlandia.
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