9 de noviembre de 1983, resistencia popular y represión

Me causa un poco de incomodidad escuchar hablar de la generación del 83 y sobre todo ponerle apellidos. Pero si de lo que se trata es de hacer memoria y conocer las virtudes de nuestra gente y de sus organizaciones políticas, sindicales, sociales, bienvenidas todas las referencias. Fueron muchas las manifestaciones de nuestro pueblo de resistencia y de enfrentamiento, durante todo el proceso de la dictadura, desde su mismo inicio.

En particular es importante rendir homenaje a una movilización realizada hace exactamente 25 años, un 9 de noviembre de 1983, de las que fuimos protagonistas entre otros, muchos jóvenes de aquella época. La queremos recordar para que no se muera, para ser justos con la historia, no por ser más importante que otras realizadas incluso ese mismo año. Pero existe una omisión incluso de los historiadores, que es necesario salvar, porque cuando se habla justamente de 1983, las que son nombradas son, por cierto, la del 1º de mayo, que fue extraordinario desde todo punto de vista, o «el río de libertad» del 27 de noviembre con la excelente alocución de Candeau. Y esta movilización del 9 de noviembre, que se produjo a escasos meses de la detención de varios jóvenes estudiantes, de alguna manera a pesar del clima adverso, se plantó, para dar continuidad a la lucha contra la dictadura.

Organizada por las organizaciones sociales, miles de estudiantes, trabajadores, cooperativistas, familiares de presos políticos, con la consigna de libertad, amnistía para los presos políticos, concentramos en la terminal de Arenal Grande y desde ahí marchamos por la calle Colonia. En la previa, el clima estaba bastante espeso, casualmente en las primeras horas de la tarde estuvimos en la zona y ya se notaba que el movimiento callejero no era el de todos los días, las fuerzas de represión estaban ya organizándose para «el combate».

Al principio todo transcurrió con «normalidad», concentramos puntualmente, marchamos todos juntos por la calle Colonia, intentamos en un par de cruces subir hacia 18 de julio, lo cual nos fue impedido por la caballería que se nos plantó enfrente mismo de nuestras narices.

Cuando llegamos a la altura de la Plaza de los «33», la misma se encontraba bastante oscura y allí, con esa complicidad y sin la «caballería» presente, nos sentimos con la fortaleza suficiente como para querer irrumpir en 18 de Julio. Ahí sí, aún con periodistas extranjeros que filmaron para una buena parte del mundo, se desató una feroz represión contra los manifestantes. Salieron las fuerzas represivas como moscas de adentro de la Plaza, y los que alcanzamos a llegar a «18», teníamos a la caballería que, sable en mano arremetió con furia sobre todo lo que se moviera. El resultado fue decenas de heridos, varios detenidos, 2 bares destrozados y un sabor a impotencia y miedo realmente impresionante. Pero fue un hecho de resistencia popular que no sólo tuvo enorme significación para los protagonistas directos, sino que consideramos que contribuyó a seguir limándole los candados a una dictadura que también se resistía a dejar de serlo.

Consideramos necesario continuar con conciencia por este camino de construir la memoria colectiva, por los que dieron su vida, por nosotros, por los que están teniendo sus primeras «agarradas» en la lucha contra el capital, pero también por los distraídos y por los que aún permanecen impunes. Hoy la tarea fundamental para ese objetivo es redoblar el esfuerzo para cosechar las firmas que está demostrado están para anular la ley infame y continuar profundizando la democracia.

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