La Unión, cuando Oribe y Flores suscribieron un pacto
11 de noviembre de 1855
Después de cuatro años de finalizada la llamada Guerra Grande, el intento de eliminar los bandos y el poder de los caudillos mediante lo que se conoce como «política de fusión» parece haber fracasado.
Víctima de una revolución conservadora liderada por los prohombres de la Defensa, Juan F. Giró no pudo concluir su mandato y el general Venancio Flores –caudillo colorado– ocupó el gobierno hasta completar el período de Giró, es decir hasta el 1 de marzo del año próximo. Pero poco duró el apoyo que Flores recogía de los doctores colorados. Estos, unidos al elemento culto del bando adversario, promovieron un nuevo levantamiento contra el titular del Ejecutivo. El 28 de agosto pasado, los rebeldes capitaneados por José María Muñoz y Lorenzo Batlle ocuparon el Fuerte (sede del gobierno) y obligaron a Flores a huir a Las Piedras. Los doctores blancos Luis de Herrera, Ambrosio Velazco, Francisco Solano Antuña y Antonio de las Carreras hicieron causa común con los doctores colorados y formaron un gobierno provisorio presidido por Andrés Lamas. El mes pasado llegó a conformarse un nuevo partido, la Unión Liberal, que recoge la ideología política y económica en boga en Europa y a la que adhieren los elementos cultos de los bandos otrora antagónicos, en franco enfrentamiento con el caudillismo.
En la Villa de la Unión (ex Villa de la Restauración), Manuel Oribe –recién llegado de su viaje a Europa y líder del Partido Blanco– y Venancio Flores –caudillo indiscutible del Partido Colorado– han firmado hoy un pacto por el cual se comprometen a no ser candidatos a la presidencia y a apoyar en las futuras elecciones a Gabriel Antonio Pereira.
Este pacto significa el triunfo del caudillismo sobre los doctores. Según palabras de un analista, éstos son como «un estado mayor sin ejército» pues no tienen ni votos ni prestigio popular. No obstante, no es de descartar una posible reacción conservadora. Nuestro corresponsal pudo saber que no bien enterado del pacto firmado hoy, José María Muñoz está reorganizando sus huestes para impedir que «la barbarie caudillesca» vuelva a entronizarse en el país y destruya la obra «civilizadora» de los elementos cultos. *
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