Marzaroli: «Profundizar lo que se está haciendo e impulsar con fuerza un financiamiento para el desarrollo»

Jorge Marzaroli es ingeniero agrónomo, hijo de familia de productores lecheros. Oriundo de San José. Desde 2012 es Gerente Ejecutivo de la Unidad de Gestión de Proyectos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).

Uruguay es un país que tiene unas ventajas comparativas por sus recursos naturales y por la estabilidad macro económica, que ha permitido impulsar una inserción productiva internacional de sus productos.

¿Qué modelo agropecuario necesita el país para el periodo 2020 – 2025?

El Uruguay ha venido en una senda de desarrollo muy fuerte de la producción agropecuaria. En los últimos 15 años, las exportaciones se multiplicaron por tres, pasaron de 3000 mil a 9000 mil millones de dólares, con el desarrollo que ha generado para el conjunto de la sociedad. Uruguay es un país que tiene unas ventajas comparativas por sus recursos naturales y por la estabilidad macro económica, que ha permitido impulsar una inserción productiva internacional de sus productos. Los productos uruguayos son de calidad, con baja “huella ambiental”. Son aspectos que queremos profundizar en un próximo período, más inserción internacional, productos de mayor calidad y con mayor calidad ambiental para asegurar inocuidad de los mismos y  confianza en los consumidores más exigentes. Eso con el desafío del cuidado de los recursos naturales. Este es un imperativo que ha puesto el FA sobre la mesa. Seguiremos dando pasos para que este imperativo sea cada vez más fuerte y nos diferencie de otros vecinos de la región y de otros coproductores que existen en el mundo. Uruguay es un productor de alimentos y de materias primas y para seguir siéndolo, tiene que cuidar sus recursos naturales y su gente. El FA es el que ha puesto sobre la mesa, que el desarrollo es con la gente y es con los productores, por tanto, se ha apostado a políticas diferenciadas para la producción familiar pero permitiendo que todos los productores puedan desarrollarse con determinado contexto.

Se promueve una agropecuaria más integrada con una huella ambiental cada vez más baja.

¿En el país se ofrecen reglas de juego claras y estables?

Uruguay es de los países que ha tenido reglas de juego claras. Ejemplo, la agricultura de secano, la soja tuvo una fuerte oportunidad de desarrollo, pero había un tema ambiental, se generó una normativa que fue acordada con los productores, se reguló y se sigue trabajando en esa línea. Hoy se puede producir agricultura, pero vamos hacia un modelo de agricultura en mayor rotación con ganadería. En el Ministerio (MGAP) un compañero llamado Fernando García Prechac (Director Recursos Naturales MGAP) ha planteado “el futuro de la agricultura pasa por bajar las cantidades de agro químicos”, esto implica un cambio en los principios activos que se usan, en realidad se  promueve una agropecuaria más integrada con una “huella ambiental” cada vez más baja”.

Uno de los ejes de campaña de Daniel (Martínez) ha sido la necesidad de innovar, adoptar tecnologías y vamos a generar un programa de mejora de las capacidades.

¿El país tiene una baja productividad actualmente? ¿Por qué ocurre y cuánto pierde?

El Uruguay tiene diferentes sectores, con diferentes brechas de productividad. Hay rubros con alta productividad, como es el arroz. Es un sector que ha logrado, con investigación nacional de INIA y la UDELAR, tener una alta productividad y un buen manejo de los ecosistemas, en una rotación agrícola ganadera. Se rota 2 años de arroz y 4 años de ganadería. Esto ha generado un equilibrio y altos niveles de producción. En la lechería y en la ganadería, hay más oportunidades de desarrollo. Si queremos competir “en las grandes ligas” tenemos que ser más eficientes en el uso de nuestros recursos y más productivos ¿Cómo se logra? Con innovación y tecnología y eso requiere mejora de las capacidades. Uno de los ejes de campaña de Daniel (Martínez) ha sido la necesidad de innovar, adoptar tecnologías y vamos a generar un programa de mejora de las capacidades. El agro es parte de esta realidad. Ahí el trabajo es con el trabajador, con los proveedores, con los productores, pero también con los profesionales que estamos involucrados. Todos tenemos que mejorar nuestra capacidad como gestores, como generadores de riqueza y de valor agregado y también como gestores de los recursos naturales, porque también implica mejorar las capacidades para utilizarlos mejor y con menor “huella ambiental”.

(Daniel) Martínez ha planteado con mucha contundencia una reorganización del trabajo, poniendo reglas y paramétricas claras para la definición de los costos de los principales insumos de la energía, los combustibles y regulando la gestión de la empresas públicas.

El déficit fiscal es alto, en el entorno del 5%, las gremiales agropecuarias reclaman reducir el costo del Estado ¿Cómo se ve esta definición desde el equipo del candidato del FA Daniel Martínez?

Se reconoce que existen algunos costos elevados y (Daniel) Martínez ha planteado con mucha contundencia una reorganización del trabajo, poniendo reglas y paramétricas claras para la definición de los costos de los principales insumos de la energía, los combustibles y regulando la gestión de las empresas públicas, modernizándolas hacia una gestión más enfocada en resultados. Hay acciones que se definieron y que lo que buscan es mejorar la eficiencia general del Estado. Todo el Estado será analizado y debemos bajar el costo del Estado y para ello tenemos que invertir en tecnología. Con tecnología hay que simplificar trámites y simplificar la burocracia del Estado. Hay que bajar los costos del Estado sí, hay que mejorar la eficiencia de las empresas públicas también. Hay que bajar los costos generales de la economía, pero solo con eso no mejorará la competitividad de la producción agropecuaria, la competitividad mejora con el aumento de la productividad. Para un productor lechero y ganadero, el costo de energía y combustibles representan menos del 10%. Cuando miramos el conjunto tenemos que mejorar las capacidades, mejorar la adopción de tecnología, mejorar las eficiencias para ser más competitivos. En muchos sectores pesa la mano de obra, podemos bajar ese costo, no, pero lo que podemos hacer es especializar esa mano de obra y hacerla más eficiente. Este concepto vale para el campo, la ciudad y los servicios. Tenemos que ser más productivos por persona, porque en realidad en la medida que generemos más capacidades vamos a poder producir más y ocupar a toda nuestra gente.

Entre el 70 y el 80% de los productores familiares, tienen la menor carga impositiva si comparamos con otros sectores de actividad

¿Los sectores agropecuarios han recibido más transferencias, más apoyos que lo que han recibido las políticas sociales que dependen del MIDES? ¿Se puede hacer este comparativo?

No soy la persona que pueda decir si el agro recibió más transferencias que el MIDES. A mí me consta que el agro ha recibido importantes transferencias. Hoy día, la oposición sostiene que el 60% de los impuestos al agro son “impuestos ciegos”, cuando se habla de “impuestos ciegos” refieren al impuesto al patrimonio que afecta a productores que tienen más de 2.000 hectáreas o cuando hablamos de los aportes patronales son más bajos que el sector servicios e industria. Cuando miramos entre el 70 y el 80% de los productores familiares, tienen la menor carga impositiva si comparamos con otros sectores de actividad. Como Estado tenemos el desafío de orientar y reorientar recursos para la investigación, como ya lo ha hecho, cuando creo la ANII, creo la UTEC, fortaleció al INIA, la UDELAR se fortaleció. Hoy se ven muchos más investigadores y más investigación en el interior en contacto con esa convergencia que se tiene que lograr entre las tecnologías de agro con las de la información y la comunicación, que son necesarias para que se genere innovación en procesos, y en productos. Ahí hay que generar un marco de mayores oportunidades. Con el equipo de Daniel (Martínez) le estamos poniendo un fuerte énfasis a un Uruguay que produzca en forma diferente, que aproveche la madera no solo para la celulosa sino también para la industria mecánica de la madera, que permita generar otro tipo de productos. Llegar a las casas con la producción de muebles, que se produzcan otras cosas. Un sector lechero más sólido y productivo y más insertado y con productos con más valor agregado. Lo mismo para la ganadería, donde tenemos una gran oportunidad no solo de producir más sino de hacerlo en forma más natural y captando emisiones de carbono, que es una forma de aprovechar la sinergia que es producir y cuidar el ambiente. Es un desafío para nosotros.

A toda la producción de granja que vende en el mercado interno, el atraso cambiario lo beneficia y le complica que suba el dólar.

Las gremiales agropecuarias plantean el problema del atraso cambiario, insisten que el valor del dólar debería ser otro ¿Cómo ve este tema?

Es un tema central y complejo. Como consumidores el “atraso cambiario” nos beneficia. Aquel productor que no tiene deudas, no intensificó, no compra insumos en dólares a ese sí le afecta el atraso cambiario, pero los productores en el país tienen diversidad de características. Los productores que más invirtieron en tecnología o en infraestructura casi todos tienen deudas en dólares. Si esto ocurre, los complica por su endeudamiento. Un productor hortícola o frutícola donde el costo principal es la mano de obra, un aumento del dólar le complica porque venden en el mercado interno. A toda la producción de granja, que vende en el mercado interno, el atraso cambiario lo beneficia y le complica que suba el dólar, a todos los productores que se han endeudado los complica enormemente, a todas las producciones intensivas que compran sus insumos en dólares también los complica. Por tanto, hay que tener cuidado. Atrás del discurso del atraso cambiario, hay un discurso de intereses, a quienes les interesa que haya o no atraso cambiario. Esa es una decisión que tiene que tomar la sociedad toda, que tiene que estar pautado. Al respecto, el Ministerio de Economía ha sido muy claro, hay que dejarlo libre, también hay que reconocer a quienes beneficia y a quienes no.

Asegurar un entorno y un contexto donde el productor pueda avanzar, producir e intensificarse y pueda tener derechos, una mejor calidad de vida.

Argentina y Brasil tienen una situación compleja desde el punto de vista económico, están peor que Uruguay. Sin embargo, sus productores tienen costos más bajos que los productores uruguayos, principalmente la energía ¿Cómo ve este reclamo?

Seguramente los productores uruguayos prefieran la estabilidad macroeconómica, prefieran una política con reglas de juego claras y a largo plazo, también es cierto que los “derrumbes” de Argentina y Brasil a algunos productores podrá beneficiarlos, seguramente las políticas de transferencias de tecnología no existan, tampoco las líneas de financiamiento. Entonces ¿quiénes son los que se están beneficiando? Los productores familiares o los grandes empresarios que aprovechan estas crisis como oportunidad porque tienen los recursos. Uruguay apuesta al desarrollo de la producción, tanto de los chicos, los medianos y también de los grandes, pero con condiciones y reglas de juego claras. Para eso, lo central es trabajar en dos ejes: por un lado, adopción de tecnologías y mejora de las capacidades y por otro lado, el financiamiento adecuado para las necesidades de los productores. No con un Banco República que preste de forma indiscriminada sino con un entorno de financiamiento que aparte de las líneas de crédito el BROU, se van a generar fondos de garantía y sistemas de seguros universales para los productores. Asegurar un entorno y un contexto donde el productor pueda avanzar, producir e intensificarse y pueda tener derechos y una mejor calidad de vida.

La idea es profundizar cosas que se están haciendo e impulsar con fuerza un financiamiento que le permita a emprendedores e innovadores desarrollarse con fuerza.

En caso de ganar las elecciones ¿Cuáles son las medidas a asumir que de entrada los productores puedan notar? Se señala también que el FA no da señales de confianza y de respaldo a los productores ¿Lo ve así?

Pienso que eso es relativo. Las señales de confianza y de respaldo se dan con muchos instrumentos desde hace muchos años. Que hay que redoblar la apuesta sí, hay que profundizar fuertemente las relaciones con las organizaciones nacionales y departamentales. Tenemos que comprender mejor las situaciones complejas que se están viviendo y continuar con el diálogo. Además, profundizar fuertemente la política de adopción de tecnología y de mejora de las capacidades. También implementar el fondo de financiamiento que son 120 millones de dólares para respaldar emprendimientos. Poner una serie de sectores que hemos identificado como los sectores que pueden “apalancar” el desarrollo, poner en marcha estrategias para trabajar con los actores en territorio y generar la sinergia para trabajar con ellos. La idea es profundizar lo que se está haciendo e impulsar con fuerza un financiamiento que le permita a los emprendedores e innovadores un mayor desarrollo.

Tenemos que profundizar en la mejora de las relaciones laborales entre trabajadores y empresarios.

¿Le ha faltado ecuanimidad al gobierno y eso hizo que las gremiales agropecuarias se retiraran de los Consejos de salarios?

Nosotros tenemos que profundizar en la mejora de las relaciones laborales entre trabajadores y empresarios en general. El gobierno tendrá que invertir mucho esfuerzo en mejorar las capacidades y capacitar a distintos actores. No podemos dar el salto cualitativo que queremos dar en calidad, si no mejoramos las capacidades. Capacidades no es solo sembrar o arar sino cómo gestionar una empresa, cómo mejorar las relaciones entre trabajadores y empresarios, es cómo generar relaciones de “ganar – ganar”. También hay que ir hacia formas de pago del trabajo vinculadas a las ganancias. Así como cada vez más los impuestos tienen que estar vinculados a la renta, también el ingreso esté asociado. Ahí hay un esfuerzo de todas las partes. Las negociaciones tienen que ser entre las partes y ahí el gobierno tiene que asegurar las condiciones del desarrollo para que las partes se sienten en una mesa y se generen voluntades y acuerdos.