Familia tradicional representa 25,8% contra el 23,3 de hogares unipersonales
En Uruguay la familia biparental con hijos de ambos integrantes de la pareja continúa siendo la más frecuente con un 25,8%, de la población, sin embargo se detectó una “importante” proporción de hogares unipersonales que representa el 23,35%.
El Instituto Nacional de las Mujeres, del Ministerio de Desarrollo Social, presentó las últimas estadísticas sobre desigualdades entre hombres y mujeres en Uruguay, con datos correspondientes al año 2012.
Según el estudio, las mujeres representan el 52 % de la población uruguaya. Asimismo, se reveló que, en el país, el tipo de hogar correspondiente a la categoría “biparental con hijos de ambos” continúa siendo el más frecuente, con un 25,8 %. Sin embargo, se detectó que una proporción cercana de 23,35 % conformada por hogares unipersonales”.
“Entre quienes poseen mayores ingresos, la frecuencia de hogares unipersonales y de parejas sin hijos es mayor, mientras que los hogares biparentales con hijos de ambos y hogares extendidos representan en mayor medida el tipo de hogar con menos ingresos”, se expresa en el estudio estadístico.
En relación a la participación de varones y mujeres en el mercado de trabajo remunerado, “se observa un incremento en las mujeres respecto a años anteriores”.
Asimismo, determinados grupos de mujeres “continúan presentando importantes desventajas; la tasa de desempleo de las mujeres de hogares pobres es más alta que la de las mujeres no pobres, 21,3 % vs 6,6 %”, según el informe.
La investigación
El estudio tiene el objetivo de “investigar la situación de varones y mujeres uruguayas en variados aspectos de la vida social, destacando aquellos espacios de desigualdad que pueden superarse desde la formulación de políticas públicas adecuadas y orientadas a la equidad de género, generacional y étnico-racial”.
Para desarrollar la investigación se estudió la generación de ingresos propios como un importante activo para la autonomía económica y el empoderamiento personal.
Asimismo se analizaron las “composiciones de los hogares según la situación de pobreza, las dificultades de mujeres jóvenes, rurales, afrodescendientes para acceder al mercado laboral, y el máximo nivel educativo alcanzado según ascendencia étnico-racial”.
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