Uruguay se corta solo y lanzó licitación internacional para instalar regasificadora sin Argentina
El proyecto de la planta fue lanzado en junio de 2010 junto con Argentina, pero ante las sucesivas postergaciones por parte de Casa Rosada, el presidente uruguayo, José Mujica, decidió en febrero seguir adelante en solitario con el plan, considerado estratégico para el desarrollo de la economía del país.
El «llamado, en este caso de calificación» para empresas, adjudicará la construcción, «operación y mantenimiento durante 15 años de una planta» regasificadora, que «tendrá una dimensión de 10 millones de metros cúbicos diarios», señaló el ministro uruguayo de Industria y Energía, Roberto Kreimerman, en conferencia de prensa.
La planta flotante estará ubicada a dos kilómetros de la costa de Montevideo en la zona de Puntas de Sayago, al oeste de la bahía capitalina, adonde llegará el gas natural licuado por barco y se regasificará para ser consumido.
Uruguay prevé que la regasificadora esté operativa a fin del 2014, mientras que el sistema previsto para su financiación es el «pago de un canon por quince años (del gobierno a quien emprenda la obra); dentro de ese sistema las empresas construyen, operan y luego transfieren la planta», agregó Kreimerman.
Potencial de sobra
Actualmente Uruguay consume 300.000 metros cúbicos de gas natural al día, ya que depende exclusivamente de la importación del producto, pero a partir de la puesta en marcha de la regasificadora prevé implementar cambios en centrales termoeléctricas que funcionan a petróleo, pasándolas a gas, que es más barato y menos contaminante.
También se prevé a mediano plazo la utilización de dicho combustible en el transporte, mientras que el excedente se colocará en el mercado argentino, informaron las autoridades.
Más temprano, el director nacional de Energía, Ramón Méndez, señaló a un medio local que la regasificadora «permite una fuerte reducción de costos» en la generación de energía eléctrica y que, en un año en el que se presente sequía, «puede llegar a 500 millones de dólares», el ahorro.
Con la puesta en marcha de la planta, Uruguay ganará «soberanía energética en el hecho de que compra (gas) y que (así) tiene sus propias fuentes de energía», señaló Kreimerman.
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