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Llovió en el desierto de Atacama por primera vez en siglos. Los efectos fueron devastadores

Cuando las lluvias cayeron en el desierto de Atacama por primera vez en siglos, los científicos esperaban ver florecer la vida. En cambio, los efectos fueron catastróficos para algunas especies endémicas de microbios.

Un poso de agua residual de lluvia en el desierto de Atacama. Foto: Carlos González Silva
Un poso de agua residual de lluvia en el desierto de Atacama. Foto: Carlos González Silva

Hace unos días cayó lluvia en el desierto de Atacama, algo que no sucedía hace siglos en esta zona que es la más árida y seca del planeta. Aunque los científicos esperaban que eso tuviera efectos positivos al promover el florecimiento de vida, sucedió todo lo contrario.

Un reporte publicado en la revista Scientific Reports sostiene que en Atacama no se han datado precipitaciones en los últimos 500 años. Pero hace tres años, la lluvia comenzó a caer una vez más en la región.

Un cambio en el clima en el Océano Pacífico provocó que el árido núcleo del desierto experimentara lluvia el 25 de marzo y el 9 de agosto de 2015, y nuevamente el 7 de junio de 2017. Aunque los modelos climáticos concluyen que debería llover al menos una vez por siglo, durante cinco siglos no cayó una sola gota.

Efectos devastadores

El equipo internacional de científicos que estudiaron la región estaba «esperando majestuosas floraciones y brotes de vida», dijo en un comunicado el coautor del estudio, Alberto Fairén, de la Universidad de Cornell, EE.UU. «En cambio, notamos lo contrario, ya que descubrimos que la lluvia en el núcleo hiperárido del desierto de Atacama causó una extinción masiva de la mayoría de las especies microbianas originarias de allí».

Antes de que cayera la lluvia, esta región de Atacama había sido el hogar de 16 especies diferentes de microbios bastante antiguos. Pero después de que cayó la lluvia, solo se encontraron de dos a cuatro especies que sobrevivían en las lagunas resultantes.

Cerca del 85% de las especies extintas murieron por estrés osmósico causado por la llegada de exceso de agua, dijo Fairén. Estos microbios en particular se habían adaptado durante siglos a vivir en absoluta sequía, por lo que las lluvias no son compatibles con sus requerimientos para sobrevivir.

Pero no todas son malas noticias. El equipo también encontró que los grandes depósitos de nitratos en el desierto de Atacama eran indicativos de un largo período seco, al tiempo que actuaban como alimento para los microbios. Y recientemente se han encontrado nitratos en Marte, lo que podría estar sugiriendo un proceso similar allí.

 

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